06 Agosto 2023
Mientras redactaba las palabras que comparto, recordé rompiendo las barreras del tiempo y del espacio mis primeros encuentros con los libros. Con esos libros que convertían el sueño en vida y la vida en sueño. No en vano gracias a ellos, a mi adhesión total hacia las palabras ensoñadas, he podido dedicar gran parte de mi vida a la maravilla que es leer, que es escribir y sin descuidar el rol de mediadora.
¿Cómo olvidar que fueron los libros quienes me permitieron explorar los abismos de la naturaleza humana, como así mismo poder ingresar al mundo de La Divina Comedia? En ellos descubrí que aun en las peores circunstancias hay esperanzas. Que los hombres seríamos peores de lo que muchas veces somos sin los buenos libros que nos acompañaron. Asumo que leer y escribir, es otear las columnas del cielo, interrogarnos, poder ver en el otro a un hermano. Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad.
“Escribir es una manera de vivir”, dijo Flaubert. Y así lo asume Magena Valentié en El Cura de los cañaverales. La intensa vida de Monseñor Gregorio Jesús Díaz, biografía centrada en la historia documentada del sacerdote tucumano que se entregó de lleno a su comunidad. En sus páginas nos encontramos con la gesta de un pueblo que nace con la industria azucarera, Banda del Río Salí, y que en la segunda mitad del siglo XX debe soportar los bemoles de un país en crisis, pero el destino de sus humildes pobladores en su mayoría obreros de ingenio cambia a partir de la llegada del nuevo párroco de El Santo Cristo.
Señala nuestra autora que este libro se debe a la comunidad. El trabajo de investigación comienza en 2019 y se interrumpe los dos años siguientes a causa de la pandemia. Entrevistas personales, viajes a los lugares donde nació y murió el padre Díaz, testimonios, recuerdos, fotos y manuscritos atesorados durante largos años por vecinos amigos y fieles de El Santo Cristo alimentan esta obra. Se suman páginas recuperadas del archivo de LA GACETA, cotejo de relatos con documentos históricos, lecturas de viejas cartas manuscritas, cuadernos y agendas personales del sacerdote. Es así -lo expresa la autora- como un grupo de 20 vecinos -desde el más sencillo hasta encumbrados empresarios como el doctor José María Paz, junto a su esposa y sus hijos- toman el compromiso de acompañar la publicación. Todos sintieron que algo tenían que dar y vaya si lo dieron.
Celebro su nacimiento.
Por Honoria Zelaya de Nader
© LA GACETA
Lo más popular
