Enzo Aguilar sale de las redes sociales para contar en vivo su "Cosa de locos"

Llega al Teatro Alberdi con su segundo monólogo. Histrionismo, gracia e identificación.

NATURALIDAD. Sentado en el living de su monólogo, Aguilar maneja el vivo tanto como las redes sociales. prensa NATURALIDAD. Sentado en el living de su monólogo, Aguilar maneja el vivo tanto como las redes sociales. prensa

Había una vez un chico que un día agarró la mochila y partió de su Leales natal, como muchos comprovincianos, en busca del éxito en los escenarios porteños.

Las circunstancias no lo acompañaban: llegó a Buenos Aires en marzo de 2020, cinco días antes de que se decretara la cuarentena por la epidemia de covid.

Sin embargo, su paso por la Sala Ross, más tesón, trabajos de toda índole, carisma y talento desplegado en las redes sociales lo llevaron a los teatros y a la pantalla de la vieja TV, esa que mira todo el mundo, y también a la radio.

Enzo Aguilar está de vuelta en la provincia. Esta vez, en el teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Älvarez) donde hoy a las 21 presenta su show “Cosa de Locos”.

“El nombre le hace honor a toda esta situación que estamos viviendo. Es un monólogo donde describo cómo es mi vida, pero no desde un lugar de ego, sino de la vida de cualquier joven que se muda de la provincia, con todos los aspectos positivos y negativos que ya tenía. De verdad fue una cosa de locos”, le cuenta a LA GACETA.

“Lo distinto y lo divertido del show es que en un momento se torna medio ‘iglesia universal’: la platea me empieza a contar sus desgracias. Alguien dice: ‘a mí me acaba de dejar mi marido’. Y como para las desgracias somos competitivos, otra dice: ‘pero a mí me dejó por mi mejor amiga’, y así, en aumento. Se arma una guerra de desgracias que al fin es sanadora”, agrega.

- ¿Qué te aporta al show y a tu carrera la popularidad que te da la TV y qué público te sigue?

- Ser panelista de “Bendita TV” y estar en la Rock&Pop a la mañana me sirve un montón. Tengo 28 años, y los influencers de mi edad tienen un público coetáneo o más chico. Pero las estadísticas de Instagram tiran que mi público es gente de 30 para arriba. Ves la platea y es el PAMI; es rarísimo. Hay mayoría de señoras, con la hija, con la nieta, atribuible al tipo de humor que hago: cuento anécdotas de mi familia grande de Leales, del mate, de las reuniones en torno de la comida. Se ve que hay una identificación, y que le gusta más a la gente grande que a los jóvenes.

- ¿Cómo te reciben cuando volvés a Leales?

- Noto un gran cambio: gente que antes no te saludaba o que te criticaba ahora viene a la casa a sacarse una foto con vos. Mi familia me sigue tratando exactamente igual. O sea, llego y mi papá me pone a cortar el pasto. Eso me lo hace a propósito, creo.

- ¿Cómo ven tu carrera en tu casa?

- De muy chico jugaba mucho a hacer obras de teatro, radio y TV. O sea, con naturalidad; todo lo que estoy haciendo hoy.

- Tus histrionismo ha explotado. ¿Cómo te recibe el público en vivo?

- Todas las cosas buenas que recibo después de cada show se deben a que ven a alguien que dice lo que ellos piensan, que se identifican y que sienten como un par. Soy como el primo de la familia que les está diciendo cosas para que se rían. De hecho, las señoras grandes que van me dicen: “yo podría ser tu abuela”. Si yo en la semana en mis historias de Instagram cuento que estoy enojado porque se me rompió una olla, han llegado a regalarme ollas de nombre alemán a la puerta del teatro. Eso es típico de señora que se preocupa porque a su sobrino le falta una olla. Me traen tazas, vasos, de todo. De a poco me van equipando la casa.

- Es atractivo el cambio permanente de tu look. ¿Has sido siempre así?

- No siempre, pero a partir de Bendita, donde tenés a disposición el vestuario y las maquilladoras, que son divinas, me parece divertido jugar a ponerme todos los días algo distinto, y experimentar esa magia que tiene la tele, que dura un ratito porque termina el programa y tenés que devolver toda la ropa. Entonces volvés a ser un niño linyera, porque yo voy vestido con un buzo enorme (y no me podés sacar el jogging).

- ¿Qué hacés en el show además de hablar?

- Hay baile con cuatro bailarines. A mí me encanta que en cada lugar a donde voy me encanta darles una oportunidad de que se luzcan bailarines locales. Ahora, en Tucumán, convoqué a Damián Rodríguez, que hace años que tiene una escuela de baile. Estoy supercontento: este será mi primer Alberdi (antes sólo había hecho en salas chicas) y la cantidad de entradas vendidas es un montón.

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