El cambio climático es una realidad a la que ya no podemos huirle. Está en todos lados y la vemos en nuestro día a día. Hablar sobre ella, debatir y capacitarse es clave para enfrentar la lucha colectiva, esa que tantos ambientalistas alrededor del mundo piden. O las sociedades trabajan en pos de revertir el daño hecho al planeta, o pronto será demasiado tarde.
Y con esa premisa se reunieron en Tucumán cerca de 400 jóvenes la semana pasada. La provincia fue sede de la Cumbre Climática de las Juventudes (L-COY, por sus siglas en inglés). Los militantes llegaron con lápiz y papel para aprender, conocer y debatir, para generar lazos y para unificar las demandas climáticas de la juventud. Los chicos asistieron a diversas charlas; una de esas fue sobre el Acuerdo de Escazú, el primer acuerdo regional ambiental del continente. Inicialmente, la disertación iba a estar a cargo de María Eugenia Di Paola, coordinadora del Programa de Ambiente y Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En síntesis, es miembro de la oficina responsable de aportar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la ONU.
Y aunque las dificultades para viajar a la provincia (por huelgas del personal aeronáutico) hicieron que la funcionaria no llegase a la L-COY, igualmente dialogó con LA GACETA, sobre la situación climática actual, sobre el acuerdo que empodera a la juventud y sobre cómo Argentina se prepara para lograr la Agenda 2030.
- Su visita a Tucumán iba a ser en marco de la Cumbre Climática de las Juventudes, que reúne a jóvenes ambientalistas de toda Argentina. ¿Cómo ve el movimiento joven en el país?
- Es cierto que últimamente el movimiento joven ha irrumpido muy fuerte en el mundo y ha puesto en agenda, por ejemplo, el documento del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) que alerta no superar el límite de un grado y medio. Para lograr eso, la labor de Greta (Thunberg) fue fundamental. Argentina tuvo su ebullición en 2019; aparecieron muchas asociaciones y organizaciones de jóvenes, y había una marcada tensión con las autoridades. Por eso nosotros desde PNUD coordinamos una mesa de diálogo [...] más adelante, la presión de los jóvenes, de la sociedad, fue fundamental para la aprobación del Acuerdo de Escazú en el país. Una vez firmado, la participación de los jóvenes también fue clave para que se empujara su tratamiento en el congreso y su implementación.
- Nombró el Acuerdo de Escazú. Sobre eso venía a disertar en la provincia. ¿Por qué es tan importante su implementación en el país?
- El acuerdo es fundamental por lo que plantea. Hace referencia al vínculo que los seres humanos tenemos con el ambiente, y se pide que sea uno dinámico, para poder generar más herramientas de protección y de desarrollo, con una perspectiva ambiental y social. Es necesario que ya no consideremos el ambiente como algo estático, con sus dogmas de aire, agua y demás... Sí, son importantes, pero también es importante cómo los humanos conocemos más del ambiente y tomamos medidas al respecto. Por eso el Acuerdo plantea el acceso a la información ambiental, como también la participación en las decisiones que afectan al ambiente. El derecho al ambiente es un derecho humano y no hay un derecho si no hay una vía para garantizarlo. Por eso Escazú habla del acceso a la justicia, para poder denunciar si se vulnera el derecho; y también se habla del rol de los defensores del ambiente. Las cifras de violencia contra defensores en América Latina y el Caribe son enormes. Por eso el acuerdo incluye una cláusula para protegerlos.
- Se hace hincapié en la participación ciudadana. ¿Es fundamental para frenar el cambio climático?
- Lo importante es saber que estamos en crisis. Es innegable que vivimos en una crisis planetaria, una que hemos provocado los seres humanos; estamos en la época del antropoceno (la era geológica actual, que se distingue por el papel que desempeña la humanidad para lograr cambios geológicos). Tanto influimos negativamente en el planeta que somos titulares de esta nueva etapa ambiental, pero también tenemos la capacidad de cambiar la realidad [...] la participación ciudanana y lo que plantea Escazú es fundamental, para la sociedad, para las autoridades, para el sector privado... Esto es un engranaje, que sigue un plan, que es la Agenda 2030. Y es clave también que la tengamos en cuenta, porque con ella ya hemos logrado cosas positivas, como el tema de ozono [...] hay muchos ejemplos que muestran que, cuando se participa, se genera trabajo colectivo e intergeneracional, y se pueden lograr impactos positivos.
- ¿Cómo viene Argentina con los objetivos de la Agenda 2030?
- Estamos en el medio, en muchos aspectos. En materia de desarrollo humano, en emisiones... Lo positivo es que en el país aumentó la cantidad de informes sobre el tema; hay más institucionalidad. En Tucumán, por ejemplo, está muy avanzado lo que respecta a materia de información, de seguimiento y de indicadores. Hay algunos ODS que están más avanzados que otros. Quizá el mayor problema que tengamos sea con la erradicación de la pobreza, que es el primer ODS [...]. Incluso, notamos un retroceso, si lo comparamos con datos de 2015. Pero hay otros puntos, que si uno empieza a desgranar, ve que han mejorado, como el agua y saneamiento y los servicios cloacales. [...] No hay un porcentaje establecido a nivel nacional sobre los avances, pero sí a nivel mundial: un informe del Secretario General de Naciones Unidas, de julio 2023 dice que de las 140 metas sobre las que se dispone de datos, el 15% están encaminadas; 48% aunque presentan ciertos avances, están moderada o gravemente desencaminadas; y un 37 % no han avanzado o han involucionado con una fuerte incidencia de la pandemia de covid-19.
- ¿Cuáles son los mayores desafíos de Argentina para lograr la agenda?
- El gran desafío es cómo abordamos las transiciones. Esto es, cómo abordamos un cambio en la matriz energética que necesitamos, como ir hacia una agricultura sostenible y a crear áreas sostenibles. Tenemos que lograr que nuestras actividades productivas verdaderamente tiendan a esas transiciones, a un consumo sostenible. La agenda nos plantea un horizonte, y claramente hay un plan nacional y una estrategia para lograrlo. Pero necesitamos más, una transición justa, con empleos verdes, eso es fundamental. Que el cambio que necesitamos no se vincula sólo a lo ambiental, sino también a lo social y a lo económico.