Murió Fernando Botero: nos dejó el pintor de las figuras voluminosas

El arte está de luto por la muerte uno de los artistas colombianos más importantes de su país, que falleció ayer a los 91 años.

HASTA LOS ÚLTIMOS DÍAS. Botero siguió pintando en su estudio hasta que una neumonía lo llevó al hospital. HASTA LOS ÚLTIMOS DÍAS. Botero siguió pintando en su estudio hasta que una neumonía lo llevó al hospital.

Sus figuras voluminosas y regordetas eran inconfundibles, tanto en pinturas como en esculturas. Su estilo era tan característico que en el mundo del arte se habla del “boterismo”. Aunque siempre negó, de forma categórica, que pintara gordos.

“Lo he dicho muchas veces: no he pintado una gorda en mi vida. He expresado el volumen, he buscado darle protagonismo al volumen, hacerlo más plástico, más monumental, como si fuera casi comida, arte comestible. El arte debe ser sensual: en ese sentido lo digo”, afirmó una vez a la prensa.

Ayer, Fernando Botero dejó este mundo de volúmenes y sensualidades. Tenía 91 años y había seguido pintando hasta hace unos días cuando una neumonía obligó a sus familiares a internarlo. Pero falleció en su hogar –residía en Mónaco- y según dijo su hija, Lina Botero, “tuvo una vida extraordinaria y se fue en el momento indicado”. Conmocionada, agregó: “dedicó su vida a su país, que fue el tema de su obra artística”.

La noticia del fallecimiento impactó en el mundo del arte y también en Colombia. Su ciudad natal, Medellín, decretó siete días de luto. A su vez, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, escribió en X (ex Twitter): “Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz. De la paloma mil veces desechada y mil veces puesta en su trono”. Esta última frase alude a la paloma que se exhibe en la Casa Nariño (sede presidencial) y que el artista regaló para conmemorar el acuerdo con las FARC de 2016.

Sus obras están presentes en más de una treintena de exposiciones permanentes alrededor del mundo.

De acuerdo con los comentarios de Lina Botero, la salud del artista y su estado de ánimo habían empezado a deteriorarse hace cuatro meses, cuando falleció su tercera esposa, Sophia Vari, también pintora escultora, joyera y collagista griega. Lina informó que los restos de su padre descansarán junto a los de su esposa Sophia, que reposan en Pietrasanta, una localidad ubicada en la costa norte de Toscana, en Italia.

Trayectoria

Botero nació el 19 de abril de 1932 en Medellín, la segunda ciudad en importancia de Colombia. Cuando tenía apenas cuatro años perdió a su padre, David Botero, y madre, Flora Angulo, se hizo cargo de la familia. Siendo muy joven sintió que su vocación era la pintura. Su primer trabajo fue como ilustrador del periódico El Colombiano, de Medellín. A los 17 años se trasladó a Bogotá, donde logró concretar su primera exposición individual. Tres años después se fue a España para estudiar en la Academia de San Fernando, de Madrid. También viajó por Italia y por Francia para perfeccionar su técnica. Así descubrió su amor por el volumen.

Vida personal

Después de casarse con Gloria Zea, de la clase alta bogotana, el pintor se instaló con ella en México. Allí conoció varios de los contactos que lo ayudaron a ser reconocido a nivel internacional.

“Siempre he vivido de la pintura, a veces muy pobremente, pero siempre ha sido producto de la pintura y de mis obras”, recordó el artista en una entrevista. Con Zea tuvo tres hijos, pero se divorció en 1960. Luego se casó con Cecilia Zambrano, con quien tuvo un hijo más, pero la relación terminó en 1975 como consecuencia de la trágica muerte de su hijo Pedro, de cuatro años, en un accidente de tránsito en España.

En 1978 contrajo nupcias con Sophia, con quien durante mucho tiempo vivió entre París y Pietrasanta, hasta que se instalaron en Mónaco.

Armonía y vitalidad

Seguramente, el pintor será recordado por sus características formas que -de acuerdo con sus propias palabras- nunca pretendieron ser una crítica negativa a la obesidad ni tampoco una representación realista de las personas. Los estudiosos del arte coinciden en que, más bien, buscaba crear una sensación de armonía y vitalidad. Lo concreto es que su estilo se convirtió en su firma personal y lo distinguió como uno de los artistas más reconocidos y apreciados de América Latina y del mundo.

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