Una gran ola atraviesa relatos, sentimientos y divierte

“Yo también me llamo Hokusai” es un unipersonal de Iván Hochman, que encarnó a Fito Páez en la exitosa serie biográfica de Netflix.

Una gran ola atraviesa relatos, sentimientos y divierte

“Este es mi primer unipersonal. En 2016 hice una obra que se llamaba ‘La Mansa’, junto a una compañera, Abril, en el otro personaje. Era un dúo tremendo, donde la mayor parte del texto la tenía yo. Ese fue mi primer enfrentamiento a un proyecto con mucho texto a cargo”.

Hace un tiempo ya que Iván Hochman se ha bajado del intenso set de grabación de “El amor después del amor” (la serie sobre Fito Páez, disponible en Netflix) nada menos que como protagonista. Ha vuelto a su espacio natural, el escenario teatral, y llega hoy a las 21 al Auditorio del Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265) con el “Yo también me llamo Hokusai”, dirigido por Tomy Masariche. El actor le da detalles a LA GACETA.

- Es un texto de José Emilio Hernández Martín, adaptado, y vos intervenís en la adaptación con Masariche.

- Sí, es un texto del autor mexicano. Cuando lo leímos con Tomy nos dimos cuenta de que estaba muy cerca de nuestra poética, de las obras de veníamos haciendo juntos en estos últimos años, así como a mi libro (la novela “Por qué te vas”) y a las obras que hace Tomy por su cuenta. Nos gustó mucho, nos entusiasmó y nos divertimos. Es un texto que además tiene muchos recursos escénicos. La adaptamos los dos, pero lo que pasó fue que empezamos a ensayar y a montarla, y nos dimos cuenta de que no podíamos hacer sólo ese texto porque había algo que no terminaba de hablar de nosotros en ese momento. Entonces empezamos a escribir algunas partes, para que la obra estuviera un poco más cerca de lo que necesitábamos decir.

- ¿Cómo es el argumento?

- Intentaré no spoilear. Es una obra muy divertida y tiene momentos muy emocionantes (mi hermana siempre que viene a verla, llora). Entrelaza diferentes líneas narrativas: por un lado está la historia de un escritor al que lo deja la novia; él está muy triste y para recuperarla decide escribir una obra de teatro en su honor. De ahí que hay una rememoración de su vínculo, un intento de recuperar los recuerdos y de mantenerlos vivos a través de la escritura. Y escribe una obra sobre Katsushika Hokusai, el pintor grabador japonés autor del famoso cuadro La Gran Ola de Kanagaua. Empieza a investigar sobre él, porque lo único que le quedó de María es una remera que tiene impreso ese grabado. Entonces aparece entrelazada en el relato la historia de Hokusai. En tercer lugar también es la historia de Tomás y yo haciendo esta obra; por ello se van exponiendo partes de ensayos, momentos del detrás de escena, de la cocina del asunto. En ese exponer se hace cargo de sus errores o fallas y de sus virtudes.

- En definitiva estamos reflexionando acerca de los grandes temas humanos...

- Sí, atraviesan la obra varios temas grandes, como el amor y las pérdidas. También esta cosa muy personal del pensamiento escénico que estamos desarrollando en los últimos años. Hubo obras de teatro que nos gustaron muchísimo y que nos marcaron, así como hay muchas otras que no nos gustan. Queríamos no atarnos a las convenciones preestablecidas. Queríamos nombrar todo; ser honestos con la obra; no engañar ni engañarnos a nosotros mismos, por eso es una obra que se expone.

- Atravesás una gran exposición con tu protagónico en la exitosa biopic dirigida por Gonzalo Tobal y Felipe Gómez. ¿Cómo te llevás con eso, cuánto celebrás ese personaje y cuánto tratás de no quedar pegado a él?

- Es todo celebración porque “El amor...” fue un proyecto muy hermoso; se dio una alquimia muy linda entre todos los equipos que trabajamos, se armó una familia. Yo estoy muy agradecido porque además fue el primer proyecto audiovisual en el que actué. Además y ante todo, contar la historia de Fito Páez, un prócer del rock nacional, es increíble; para mí un honor y una fiesta. El proyecto salió rebien, hicimos un montón de amigos y ¡aprendí muchísimo! En principio es todo celebración. Al público le gusta la serie, la celebra; hubo mucha gente emocionada. Muchísimos nos escribieron, nos agradecieron y nos siguen felicitando en la calle. Respecto de la otra parte, no sería tanto cuestión de separarme del personaje. Obviamente la exposición y la masividad hace que uno sea más visible, y ese reconocimiento me sirve cuando voy por la calle y estoy triste. Pero despegarme del personaje no me cuesta: siempre fui muy autogestivo, muy de crear mi propio material, de escribir y dirigir mis obras, así que en ese sentido nada se va a transformar en mi manera de trabajar. Además hubo un trabajo muy fuerte de preparación para caracterizar el personaje  (y yo no me veo igual a él).

- ¿En la obra hay algún guiño a ese tema?

- La obra que llevamos parte de la premisa de qué pasa cuando uno actúa en algo tan masivo como la serie, y el actor tiene miedo de quedar pegado al personaje. Ese es otro de los temas de Hokusai, de cómo es querer separarse de algo que tal vez sin querer uno queda ligado.

- Además de actor, sos músico, escritor, dramaturgo, director ¿y qué más?

- Toco el piano, un poquito la guitarra, y canto, pero no me declaro músico porque no leo partituras, no compongo. Toco todos los días en casa y me divierto. Sí soy escritor y docente. Me gratifica mucho todo lo que hago  (antes daba clases de teatro y era para mí el trabajo más lindo del mundo).

- ¿Cómo invitás a los tucumanos y cómo les va en gira?

- Estamos entusiasmados por subir al escenario en Tucumán. Es una obra que siente mucho al público con ganas de ver teatro. Sobre todo se siente mucho el público con energía característica de cada lugar. Nos recibieron muy bien en Rosario, en Mendoza, en Uruguay y en Bolivia. Y ahora nos vamos a Chile.

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