Un tucumano estuvo seis horas en el aire y quebró por poco más de dos kilómetros el récord en vuelo libre

El protagonista de la historia se trazó la meta luego de haber leído en LA GACETA que Álvaro Lucero e Ignacio Ortiz habían recorrido 232,6 kilómetros en siete horas.

EN PLENA TRAVESÍA. Acosta disfruta del vuelo que iba a llevarlo a alcanzar el récord. EN PLENA TRAVESÍA. Acosta disfruta del vuelo que iba a llevarlo a alcanzar el récord.

El vuelo libre es impredecible; pero más aún lo es el espíritu de quienes lo practican. Cuando Adrián Acosta leyó la publicación de LA GACETA que relataba el récord que habían conseguido Álvaro Lucero e Ignacio Ortiz, la adrenalina le corrió por las venas y se decidió a ir por todo. “Tengo que romper esa marca”, pensó y apuntó todas sus energías en busca de ese objetivo.

El propio hombre récord da testimonio de lo que le había generado esa nota. “Desde la noche anterior varios pilotos comenzaron a organizarse para ir temprano a Loma Bola”, indica. El despegue ubicado en el cerro San Javier es considerado uno de los mejores del continente y cumple con los estándares internacionales; por lo que el nivel que desarrollan los parapentistas tucumanos es el adecuado para encarar travesías de largo aliento. Ya concretarlas es palabra mayor, claro; en una actividad en la que la naturaleza manda.

En la mañana de ese viernes 13 de octubre, Acosta estaba un poco indeciso, pero Ignacio Dazza lo terminó de convencer. “La idea era tratar de hacerlo en equipo, con otros pilotos; y ya en Loma Bola nos comenzamos a preparar. Juan Nadotti y Ariel Fara despegaron primeros. Unos minutos después lo hicieron Sebastián Núñez y Juan Manuel Oliver; más tarde Darío Taunus y Nacho, y después yo”, detalla Acosta.

LISTO, PREPARADO... Acosta se apresta a despegar en Loma Bola. Seis horas después, estableció el nuevo récord. LISTO, PREPARADO... Acosta se apresta a despegar en Loma Bola. Seis horas después, estableció el nuevo récord.

El múltiple ganador del premio LA GACETA en vuelo libre se demoró debido a unos enredos en las líneas del parapente. “En definitiva despegué 40 minutos después que los primeros. Ya, entre la zona de la Papelera de Tucumán y Famaillá, alcancé a Nacho Dazza, a Taunus y a Oliver quienes estaban con baja altura, por lo que decidí seguir adelante. En Famaillá, tomando dirección sureste hacia Río Colorado, me encontré con Núñez a quien también dejé atrás debido a la diferencia de planeo y a la velocidad de las velas. Ya en Río Colorado me monté sobre la Ruta 157 y continué hacia el sur”, explica el parapentista.

Acosta comenzó a pensar que quebrar el récord era posible

En ese punto empezó a sentir que lo que se había propuesto estaba aclarándose con la misma proyección que el cielo de aquella mañana. Las condiciones del día iban mejorando y, entonces, la ruptura del récord se tornaba posible. “Ya en Monteagudo elegí ir de la ruta hacia el oeste. Las condiciones seguían excelentes; con ascensos de cinco metros por segundo y alturas de 2.300 metros. Además, el viento me permitía viajar entre 80 y 90 kilómetros por hora”, comenta Acosta.

Taco Ralo, Lamadrid, Lavalle, Tapso y Frías fueron los puntos que identificó Acosta durante la aventura aérea. “Pude apreciar las faldas del cerro Ancasti lleno de pequeños pueblos y lagunas. En Frías, el GPS me marcaba 200 kilómetros. Me faltaba muy poco para romper el récord”, asegura mientras recuerda que en ese momento estaba ansioso. “Encontré una muy buena ascendente, la cual me permitió sobrepasar la distancia del récord sin problema. Llegando a San Antonio me encontré un poco bajo, con poca visibilidad por el polvo en suspensión y por el humo de la zona. Adelante tenía toda una zona verde sin aterrizajes a la vista. Por razones de seguridad, opté por devolverme y aterrizar a la par de la Ruta 2. Me quedó la convicción que resulta posible superar los 300 kilómetros. Llegar a la altura de Recreo es el nuevo desafío a cumplir”, sentencia el parapentista, quien recorrió 235,2 kilómetros en cinco horas y cuarenta minutos y que por muy poco logró superar los 232,6 kilómetros que habían conseguido ocho días antes Lucero y Ortiz.

Nadotti, un actor de reparto en las últimas dos marcas

En las historias de los últimos récords, Juan Pablo Nadotti tiene un lugar reservado, aunque secundario. 

SE QUEDÓ CON LAS GANAS. Nadotti estuvo a nada ser también hombre récord. Pero no pudo. SE QUEDÓ CON LAS GANAS. Nadotti estuvo a nada ser también hombre récord. Pero no pudo.

En la más reciente estuvo a nada de ser también el hombre récord junto a Acosta. Pero no pudo. Nadotti voló 234 kilómetros desde Loma Bola hasta San Antonio, Santiago del Estero; apenas 1,2 kilómetros menos que su colega. “Aterricé en el último terreno a la par de la ruta que une Icaño con San Antonio. Literal, me pegué un arrastrón hacia atrás de unos cinco metros hasta que la vela quedó sobre un arbusto seco repleto de espinas. Demoré una hora en sacar los espinillos del equipo para poder guardar la vela. Ahí mismo se comunicó Adrián y me contó que estaba aterrizado en el mismo campo”, relató.

Nadotti estuvo cerca, demasiado cerca de hacer historia. Quizás inspirado también por haber vivenciado el minuto a minuto de la gesta anterior establecida por sus amigos Ortiz y Lucero. En aquella ocasión, él había sido el encargado de ir a buscar a los parapentistas.

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