A un día de la asunción de Milei: “Hay una oportunidad para que el liberalismo se consolide como identidad política”

Un historiador analiza la coyuntura política, social y económica y lo que puede suceder con el libertario en el poder.

PRIMER DISCURSO. Una foto de Milei cuando inició su campaña para ser diputado en agosto de 2021. PRIMER DISCURSO. Una foto de Milei cuando inició su campaña para ser diputado en agosto de 2021.

Si antes de las PASO alguien hubiera leído la afirmación: “El 10 de diciembre, Javier Milei se convertirá en el Presidente de la Nación”, probablemente hubiera desconfiado de la veracidad de la información. Pero en dos días el libertario se colocará la banda presidencial en el Congreso. ¿Cómo hará para gobernar sin una estructura partidaria clásica como la del peronismo o la del radicalismo? Esta es una de las preguntas que pueden surgir al tratar de reflexionar sobre este presente colmado de incertidumbre a 40 años del retorno de la democracia al país.

Muchas veces, la historia puede resultar fuente de certezas o, al menos, ofrecer categorías para pensar el presente y el futuro. El tucumano Carlos Segura, historiador egresado de la Universidad Nacional de Tucumán y docente en la Universidad Torcuato Di Tella en Buenos Aires, no duda que estamos ante un momento “histórico” y considera que se está abriendo “una oportunidad para consolidar la identidad liberal en Argentina”.

En diálogo con LA GACETA, este investigador del Conicet que indaga temas vinculados a la historia política piensa y reflexiona cuál es la dimensión del fenómeno que transitamos y cuáles son los escenarios que se podrían abrir a partir del lunes.

¿Por qué considerás que estamos ante un “momento histórico”?

Primero, va a ser presidente alguien que es economista, algo que no se había visto nunca en la historia de nuestro país. Es un outsider que llega después de una carrera meteórica de dos años sin una estructura partidaria previa consolidada ni con una tradición política fuerte. Uno podría decir que Mauricio Macri en cierto sentido también fue un outsider, pero él construyó un partido, estableció una alianza, construyó una gran coalición en la cual se conjugaron distintos partidos políticos con distintos objetivos y tradiciones para derrotar al kirchnerismo del 2015 y lo logró. También estamos ante una acontecimiento histórico porque la victoria de Milei representa una transformación del sistema político argentino: esta elección demostró que el peronismo ya no es más visto como el recurso de última instancia para asegurar la gobernabilidad y la estabilidad. En mi opinión, las peleas internas del justicialismo y su misma miopía ideológica no le permitieron observar o percibir las nuevas demandas que hay sobre un nuevo contexto histórico en el cual el Estado es más visto como un problema que una solución. Este último gobierno profundizó la crisis sobre el sentido del Estado que tenía la sociedad argentina.

El domingo, Milei no hablaría ante la Asamblea Legislativa, sino que lo haría frente a quienes asistan a los alrededores del Congreso. ¿Hay antecedentes en nuestra historia de un gesto así? ¿Qué está diciendo?

Ejemplos específicos no hay, pero sí hay muchos casos en los cuales los presidentes elegían distintas formas de comunicarse con el pueblo, las masas, sus seguidores. Por ejemplo: (Hipólito) Yrigoyen faltó varias veces a la apertura de las sesiones del Congreso. Ni hablar de cómo se comunicaba (Juan Domingo) Perón desde el balcón de la Casa Rosada. (Ricardo) Alfonsín también habló en distintos contextos a la multitud, (Leopoldo) Galtieri en el momento de la guerra de Malvinas. Hay ejemplos. Argentina es una democracia representativa y dar el discurso inaugural en la apertura de sesiones es una forma en la cual el Presidente le habla a los representantes del pueblo. En ese sentido es una suerte de reflejo de respeto hacia esa democracia liberal representativa. Que Milei elija hablarle directamente a la gente en cierto sentido muestra que piensa la democracia de una manera mucho más directa, lo cual me genera ciertas dudas sobre cómo concibe el vínculo que tiene que haber entre el Poder Ejecutivo y el resto de las instituciones. Al mismo tiempo me parece razonable porque construyó su capital político y simbólico hablándole directamente la gente, ya sea en la televisión, en las redes sociales o donde sea. En ese sentido no me parece descabellado que a la hora de asumir el poder político siga planteando la misma dinámica porque es lo que lo mantiene cerca de la gente que efectivamente lo apoyó y de la lógica política sobre la cual lo apoyaron. De todas formas tengo esa duda sobre la tensión entre democracia representativa y directa que Milei empieza a mostrar en este primer gesto.

¿Qué es lo bueno y lo malo de que asuma el gobierno -en este contexto- una fuerza que nació formalmente hace dos años?

Yo creo que Milei se ve favorecido por el contexto histórico de estar mucho más legitimado socialmente para tomar decisiones muy complicadas que en otro momento no hubieran estado tan legitimadas. Macri tomó medidas de ajuste y de reordenamiento de la economía mucho más leves que las que tomará Milei, fue muy criticado por eso y de hecho por eso perdió las elecciones. Ahora la gente percibe que son necesarias más allá de los costos sociales que se van a pagar y eso a Milei le da cierto margen de maniobra, pero al mismo tiempo la situación es muy muy compleja y tiene que haber una pericia técnica y una construcción política y un robustecimiento político que le dé estabilidad. En ese sentido el panorama es bastante gris y dudoso: las medidas pueden generar inestabilidad política y poner en duda su gobernabilidad.

¿Se puede gobernar sin maquinaria partidaria?

Es una gran duda. Por eso está tratando de construir gobernabilidad con ciertos acuerdos con algunos sectores del peronismo y con algún sector de Juntos por el Cambio. Me parece que todavía no hay respuesta para eso. El mismo devenir lo demostrará.

Si bien la fuerza que encabeza de Milei es nueva en términos formales, algunas de sus ideas ya se han visto aplicadas en el pasado. ¿Qué debería tener en cuenta el presidente electo al revisar la historia para no cometer errores?

Milei va a aprender bastantes cosas del gobierno de Macri. Una es comunicar la catastrófica situación que él recibe. Uno de los grandes errores de Macri de los cuales él se arrepiente es no haber comunicado con claridad y sinceridad y pedagogía el estado de la situación de la economía que recibió. En el caso de Milei es mucho peor la herencia. Creo que aprendió y va a comunicar las razones por las cuales tiene que tomar decisiones tan complejas y tan costosas. Segundo: el voluntarismo no alcanza. Decir que los grandes problemas de Argentina se solucionan con soluciones mágicas como prender fuego el Banco Central o dolarizar de un día para otro no son reales. Las grandes transformaciones no se hacen por la voluntad misma de una persona, no dependen de eso, sino de la transformación de grandes estructuras y coordinación de intereses e incentivos y decisiones que son muy complejas de llevar a cabo. Milei podría aprender de la historia argentina que hay que ser pragmático y prudente, aunque las grandes transformaciones también necesitan audacia y un poco de inconsciencia. Por otro lado, Milei reivindica los 90, el menemismo y sus políticas, que considero en cierto sentido fueron exitosas para reordenar y transformar el Estado y que el país ordene su macroeconomía y crezca en un contexto que era favorable. Pero esas transformaciones también tuvieron muchos costos sociales para personas que nunca pudieron recuperarse de la crisis. La pregunta que me hago es: ¿Milei aprenderá de eso y buscará encontrar la forma de que los ‘caídos’ -cómo él dice- no se caigan y puedan reinsertarse en una economía que demanda otras habilidades y herramientas? Esto es algo que (Carlos) Menem no pudo resolver.

¿Cómo creés que se recordará a Alberto Fernández?

Si uno analiza su performance en términos económicos sociales y políticos, claramente Alberto Fernández será recordado como uno de los peores presidentes de la Argentina. Si no, el peor. Básicamente fue el presidente que no presidió. En distintos momentos tuvo la chance de construir un capital político propio para tensionar con ese capital político prestado que tiene Cristina (Fernández de Kirchner)y no lo hizo. Además, hace un año y medio directamente renunció a gobernar. Y cuando presidió lo hizo para utilizar las prerrogativas y los beneficios que le daba el poder para beneficio personal, como por ejemplo el tema de la reunión en la cuarentena.

¿Qué escenarios se pueden esperar a partir del lunes?

Hay una oportunidad muy interesante para que el liberalismo se consolide como identidad política en Argentina. Si uno analiza ahora, tanto en La Libertad Avanza (que si bien tiene componentes conservadores, reaccionarios y autoritarios que no tienen nada que ver con el liberalismo), hay gente que sí se puede considerar y se percibe liberal. En Juntos por el Cambio y en el radicalismo también. Las nuevas generaciones van en el mismo camino a percibirse e identificarse con el liberalismo. Si bien hay distintas formas de ser liberal y de entender al liberalismo político económico y cultural y social, creo que hay una oportunidad interesante de consolidarlo como una de las identidades posibles en Argentina sobre las cuales se puede pensar el futuro y se puede encontrar políticas públicas. La construcción de esa identidad va a depender mucho del éxito o del fracaso que tenga Milei o de cómo sea su gobierno. También de cómo el resto del espacio que se percibe liberal construya políticas y una narrativa.

Carlos Segura. Carlos Segura.

¿Cómo analizás el fenómeno que implica la irrupción de Milei a 40 años de la democracia?

Hay que pensar el fenómeno Milei en clave de las decepciones y percepciones de lo que fue el recorrido de los 40 años de la democracia en Argentina. En 1983 en cierto sentido se inaugura esa promesa que plantea Alfonsín de que con la democracia se come, se educa y se cura. Y pasados 40 años, con grandes altibajos de subidas y bajadas en términos de bienestar económico y social, la percepción es que esa promesa no se cumplió o como mínimo se cumplió mucho menos de las expectativas que la sociedad tenía. Pero lo interesante es que a pesar de eso, la democracia está bastante consolidada y sólida. Hay bastantes acuerdos sobre qué democracia tenemos. Aún somos capaces de resolver nuestras diferencias, conflictos de interés y nuestras desavenencias en el juego democrático y eso no está en duda a pesar de la decepción y la percepción que tiene la sociedad sobre el fracaso de este sistema para comer, educar y curar. Creo que haberlo votado a Milei es como una nueva apuesta por ver si la democracia puede darnos algo más de lo que ya conocemos.

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