Lamento no poder aliviar la preocupación manifestada por el lector Segulja según el título de su nota, porque desde mucho antes de las elecciones padezco una constante incertidumbre. Debo disentir en cuanto al optimismo que manifiesta al final de su nota, apoyándose en una supuesta capacidad del actual Presidente para sacarnos del tremendo escenario en que estamos sumergidos porque no se avizora una salida de la crisis. Creo oportuno recordarle al lector, que he fatigado esta sección manifestando mis preocupaciones con varias notas, enviadas antes y después de las elecciones. Sus contenidos estuvieron impregnados del temor que siento desde que empezaron los azarosos discursos del libertario en los cuales se declaró adherido totalmente al poder financiero internacional y a la ideología que los caracteriza. Con mi notas trataba de descargar mi ansiedad y advertir a quien las leyera, que votar a cualquiera de los dos candidatos, significaba salir de las brasas para caer en las llamas, lo cual es lo que ocurrió. Cumplidas las elecciones, y conocido el resultado, escribí otras notas al conocer los apresurados DNU y observar el inmediato aumento de la inflación. En realidad, ya no tenía dudas de lo que había supuesto que pasaría. Hay algunos acertados como los que apuntan a terminar con la corrupción y el nepotismo, pero hay muchos otros, cuya urgencia no se justifica, y solapadamente significan una entrega incondicional al poder financiero internacional. En sus discursos, el Presidente se justifica y trata de cobrar brillo manifestando que todo responde a la economía preconizada por la Escuela Austriaca. Un argumento que fue puesto en duda por muchos economistas. Lo cierto es que el paquete de medidas preocupa porque incluye un incremento desmedido de tarifas de servicios, como también las cuotas de las Obras Sociales, la liberación de los intereses aplicables por los bancos a las tarjetas de crédito, las privatizaciones de las empresas del estado y de los clubes de fútbol, los cuales con toda seguridad caerán en manos de inversores extranjeros. Por todo esto, es imposible suponer donde iremos a parar y es esta una incertidumbre que se acrecienta cada vez que en internet puedo acceder a videos internacionales de Geopolítica, muchos de los cuales están a cargo de periodistas especializados, y pueden informar con libertad lo que ocurre en nuestro país y en el mundo. Es obvio que La situación por la que atravesamos tiene un futuro muy incierto. Es consecuencia directa de nuestra particular idiosincrasia caracterizada por la predisposición a la comodidad, el poco apego al trabajo, la inclinación al vedetismo, la fanfarronería y la molicie. La indiferencia nos hace un blanco vulnerable para países poderosos, teniendo en cuenta que ya no quedan muchos lugares en el mundo para ser colonizados. Para terminar, debo decir que no confío que el Congreso y la Corte Suprema puedan tener un comportamiento responsable para frenar este atropello a la soberanía por parte del Gobierno. Esta pasividad, puede llevar a nuestra Patria a un peligroso estado de Nación disgregada, y a una pobreza de la clase media que será muy difícil de revertir.
Humberto Hugo D'Andrea
hdandrea95@gmail.com

















