¿Cómo meterse al agua responsablemente?

Golpes, calambres, caídas, otitis y otras situaciones pueden ocurrir cuando nos sumergimos a la pileta. ¿Cómo podemos evitarlo?

BAJO CUIDADOS ESPECÍFICOS. Profesores de natación y guardavidas acercan consejos para poder disfrutar sin riesgos de una zambullida refrescante. la gaceta / foto de INÉS QUINTEROS ORIO BAJO CUIDADOS ESPECÍFICOS. Profesores de natación y guardavidas acercan consejos para poder disfrutar sin riesgos de una zambullida refrescante. la gaceta / foto de INÉS QUINTEROS ORIO
13 Enero 2024

El verano en Tucumán es una habitual promesa de bastante calor y humedad; esto trae consigo el regreso de viejos hábitos que estuvieron guardados durante un año entero: las visitas a piletas, balnearios, ríos y todo espacio donde haya agua para poder aliviarnos del sofoco.

Las piletas o piscinas que podemos encontrar en casas o en natatorios aparecen como “heroínas” que se enfrentarán al cálido clima de la provincia (hoy se habilita la temporada en el Complejo Ledesma). Pero, para poder aprovechar correctamente estas albercas y su frescura, es necesario conocer ciertas medidas brindadas por los especialistas para refrescarse de manera responsable y cuidadosa.

Antes de zambullirse

Los especialistas coinciden en que lo mejor es verificar las condiciones del espacio en el que nos vamos a sumergir antes de hacerlo.

“El primer paso es reconocer el natatorio y hacerle caso a todas las señales de seguridad del lugar. Hay que recorrer los espacios más y menos profundos de la pileta y asegurarnos cuál será el lugar al que podemos llegar”, recomendó José Ramírez, profesor de natación en el Club Azucena de Yerba Buena.

“Siempre se debe hablar con el guardavidas -es de presencia obligatoria en el lugar-, que será el que te indique cuáles son los mejores lugares para meterse” indicó Luis Arancibia, quien cumple esa función fundamental en el club del Colegio Médico. Además, mencionó la importancia de no correr en los bordes de las piletas, ni “tirarse clavados” en ningún lugar, ya sea pileta, balneario o río, por más que se crea conocerlos.

Aprender a nadar

Los profesionales coincidieron en la importancia de aprender a nadar para este verano. “Saber hacerlo es un seguro de vida. Al agua hay que tenerle respeto. La flotabilidad puede ayudarnos, pero en caso de que haya un accidente o un calambre” indicó Ramírez.

Respecto a los flotadores para los más pequeños, los expertos enfatizaron en la idea de que son los padres quienes deben supervisar a los niños y enseñarles a adaptarse al agua de forma responsable y nunca dejarlos librados a su suerte ni perderlos de vista.

Nadar después de comer

“Esperá una hora para meterte a la pileta, recién terminamos de comer”, es lo que escuchamos que los padres les dicen a sus hijos o lo que muchas veces escuchamos de pequeños. El mito de no meterse a la pileta inmediatamente después de comer se sostiene en que puede dar dolores de panza y calambres, y esto podría hacer que, al no poder nadar, la persona se ahogue. Pero, ¿es realmente así?

A nivel fisiológico, cuando comemos el cuerpo concentra la sangre en la zona del abdomen para realizar la digestión, pero cuando de repente hacemos actividad física, ya sea nadar o cualquier otro tipo de acción, la sangre empieza a redistribuirse porque necesita lograr la oxigenación. Este cambio en la circulación en el cuerpo es la causa de los calambres.

“Eso es más bien un mito antiguo; es cierto que el cambio brusco de temperatura y la redistribución de la sangre pueden causar calambres pero, por lo general, el motivo principal de ello es el sedentarismo. Si no estamos acostumbrados a realizar actividad física, nos volvemos más propensos a este tipo de consecuencias”, aclaró Ramírez.

Otitis: enemiga habitual

Es normal que cada vez que llega el calor y las personas empiezan a migrar hacia las piletas o los ríos, aparezca una vieja conocida de las afecciones atendidas por los otorrinolaringólogos: la otitis, una inflamación del oído causada generalmente, por una infección. Existen tres tipos de afecciones: interna, media y externa.

El que a interesa en el contexto de esta nota es la otitis externa, mejor conocida como “oído de nadador” u “otitis de pileta”. Ocurre cuando restos de agua permanecen en el oído, lo cual reblandece la piel y aumenta las probabilidades de contraer una infección.

De todas formas, todos nos podemos ver expuestos de una forma u otra a esta afección al mantener hábitos que quizás creemos que no son tan dañinos pero que en realidad pueden lastimar nuestros oídos. “El uso de cotonetes, sacaceras, trabas, auriculares, etcétera hace que las personas sean más propensas a tener otitis”, advirtió el otorrinolaringólogo Juan Pablo Mesurado. Por eso, para eliminar el exceso de cera (normal en todo oído) se debe concurrir a un profesional quien lo realizará con un simple procedimiento indoloro y expeditivo.

Recomendaciones

Hay pasos sencillos para evitar la otitis, como recurrir a los especialistas antes de empezar a frecuentar el agua. “Si uno tiene antecedentes de otitis debe averiguar su condición antes de meterse a la pileta. Previo a la temporada, hay que recurrir al médico a ver cómo está la salud de nuestro oído, reconocer si la piel está seca o no, si el tímpano se encuentra bien o no”, advirtió Mesurado.

También es importante no manipular el oído con elementos no adecuados, “No hay que tocarse el oído con elementos extraños. Lo mejor es secarse bien el oído no solo con toallas limpias sino también con aire, de ser posible, como un secador de pelo a larga distancia”, agregó Pablo Haustein, médico especialista en otorrinolaringología, en diálogo con LA GACETA.

Consejos:

- Las escaleras de acceso y de salida de una pileta deben estar firmemente fijadas y los escalones deben ser antideslizantes para evitar caídas y resbalones.   

- Evitar el ingreso al agua en horas de sol intenso, entre las 11 y 16.   

- Evitar la ingestión de comidas copiosas antes de entrar al agua.   

- Recoger todo tipo de juguetes que puedan haber quedado en el agua.   

- El uso de antiparras sirve para evitar la irritación de la conjuntiva ocular, así como también se recomienda no abrir los ojos debajo del agua. 

- Se debe tener cuidado de no correr por el borde de la piscina, para evitar golpes y traumatismos.   

- Hay que beber mucha agua aunque se esté en una pileta o en un río.   

- Tratar de entrar y salir seguido del agua, para evitar permanencias prolongadas dentro de la piscina que afectan la piel.

(Producción periodística: Leandro Díaz)

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