Cartas de lectores: I. A. vs. humanidad

07 Febrero 2024

Quienes adhieren alegremente a la llamada Inteligencia Artificial y hacen apología de sus ventajas, son los que lucran con ella, particularmente las compañías multinacionales que disponen a su gusto de todos los avances tecnológicos que involucra, como son la impredecible manipulación de los códigos del genoma, la nanotecnología, o la robótica. Es obvio el arbitrario manejo de las redes, su creciente velocidad y contenidos con una diversidad de adictivos juegos infantiles. Sin exagerar podemos decir que muchas empresas se benefician enormemente reemplazando mano de obra humana con la cibernética y la robótica. De modo que resulta utópico pensar que gracias a la I.A., la humanidad se beneficiara con una mejor calidad de vida y dispondrá de más tiempo para el divertimiento y el contacto personal. Resulta difícil creer que todos aquellos que queden sin trabajo, porque han sido reemplazados por la cibernética y la robótica puedan encontrar un apropiado medio de vida. Es obvio que la gran mayoría de desocupados no tiene ni tendrá un mínimo de conocimientos de cómo funciona toda esta parafernalia de aparatos electrónicos. Por lo tanto, es imposible pensar que estas personas puedan disfrutar de más tiempo discrecional para compartir con su familia o con amigos. Sin embargo, hoy vemos abundante propaganda que promociona la I.A., difundiendo todo lo que podemos hacer con la ella. Podemos ver obras de arte que son burdas imitaciones de cuadros famosos o estrafalarios objetos perturbadores tridimensionales, concebidos con elementos y figuras que no existen en la naturaleza. También se habla de imitar la voz humana y del reconocimiento, reproducción y extrapolación de rostros. Obviamente que lo último podría ser útil en la investigación policial, pero se constituye en una peligrosa herramienta para cometer toda clase de delitos. Lo cierto es que la I.A. ha cruzado ciertos límites y nos lleva a una mayor deshumanización. La invención y el perfeccionamiento del chip permite a los laboratorios científicos intentar la reproducción de redes neuronales con las cuales se pueda imitar y superar la capacidad del cerebro humano. En este contexto se fantasea con la creación de seres híbridos mezcla de humanos y componentes electrónicos. Personalmente creo que por muchas ventajas que se quiera atribuir, la I.A. jamás podrá reemplazar a la mente humana en el campo de las emociones, los sentimientos, el afecto y mucho menos en el amor. Un robot jamás podrá experimentar autentica empatía y solidaridad con el prójimo, porque todo será una burda y fría imitación. No podrá crear ni componer música clásica como lo hicieron Beethoven, Mozart, Bach, Tchaikovsky, Rachmaninoff, Brahms, y muchos otros extraordinarios compositores. Mirando retrospectivamente, podemos decir que todo este creciente proceso de deshumanización comenzó con los primeros celulares, que si bien fueron muy útiles en su comienzo para hablar y escuchar, fueron el inicio de un proceso que siguió con modelos más sofisticados, hasta llegar a los llamados “inteligentes” que incluyen programas y acceso a una variedad de juegos y entretenimientos. Son celulares que fomentan una enfermiza adicción en padres e hijos, y permiten conectar con redes que inundan los medios de comunicación con programas destinados a manipular y deformar la información. Por lo tanto, si analizamos el derrotero que viene experimentando el conocimiento científico de la humanidad, podemos decir que el desarrollo de la cibernética como herramienta, ha pervertido la mente de las personas desde que se ha convertido en una “prótesis” que reemplaza al natural pensamiento creativo y anula el interés personal por el conocimiento científico. Esto ha significado un quiebre irreversible en el sano devenir que tenía la evolución de la inteligencia humana. Un ámbito internacional donde cada colaboración científica se apoyaba en los descubrimientos de otros científicos. Sucedía en astronomía, matemáticas, química o física. Simultáneamente se podía advertir la contribución de importantes Filósofos y la pléyade de los mejores compositores de música clásica. Lo cierto es que el conocimiento científico y tecnológico en su recorrido desde la Edad Media y el Renacimiento, no necesitó ninguna computadora para llegar a la llamada revolución industrial, un proceso durante el cual se inventaron motores, maquinarias y los primeros automóviles. Cuando hablo del quiebre que la cibernética produjo en el devenir del conocimiento, me refiero a que la misma ha logrado interrumpir y atrofiar la función de la mente, porque ha reemplazando la sana curiosidad que tuvo el ser humano por la investigación y el aprendizaje, hoy ha sido anestesiado por la comodidad de acceder al conocimiento buscando información embazada en la WEB. De todos modos la respuesta que da la I.A. nunca será infalible y puede ser intencionada o equivocada. Es de suponer que siempre estará contaminada con contenidos que responden a oscuros intereses con la intensión de provocar confusión y perturbación en una desprevenida audiencia que no dudará en aceptar cambios en el comportamiento social que convengan a la permanencia del sistema.

Humberto Hugo D’Andrea 

hdandrea95@gmail.com

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