PERFIL: DON JUAN
PILAR PADILLA Y FEDERICO VAN MAMEREN
(Retinta - Tucumán)
¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? Tales son los interrogantes esenciales que nos interpelan a lo largo de la vida según los griegos. La vida de Juan Padilla parece haber estado signada por la constante búsqueda de estas respuestas y este juego dialéctico puede ser una pista para explicar la abundancia de sus frutos. Don Juan es el relato delicioso de su itinerario vital escrito a dos manos por Federico Diego van Mameren, su yerno periodista, y Pilar Padilla, su hija.
Desde su infancia en un solar al lado de la Casa Histórica acompasada por vueltas a la Plaza Independencia, pasando por su fugaz paso por la facultad de Medicina, hasta desembarcar en la geografía central de su laboriosa arquitectura existencial: la Quebrada de Lules. En el trasiego de sus páginas nos son develadas una a una las claves de vida del fundador de Citric. Cada mojón de su camino es narrado con gracia y sin artificios, evidenciando las recurrencias y las originalidades de su recorrido: su iniciación a la vida de baqueano de la mano de su omnipresente abuela Lola, su lanzamiento como emprendedor de campo impulsado por su suegro Enrique García Hamilton y por las invaluables enseñanzas de Juan Herrero, el amor de Silvia, la llegada de los hijos, su paso por la intendencia de Lules. Así, poco a poco la historia desgrana los logros y los avatares de Juan, cuyo nombre fue sujeto a metamorfosis circulares, como si de un espejo móvil se tratase. Juancito, Juan, Don Juan, según la vida pasaba. ¿Qué vas a hacer, Juancito? La pregunta formulada a quemarropa por su padre Miguel Ángel en su primera juventud funcionando siempre como el hilo de Ariadna en su propio laberinto interior. Y él siempre encontró la respuesta en su amada tierra de Lules y en sus querencias.
Recorrer los surcos a la mañana, saludar a sus limones y sus naranjas, mirar a sus empleados a los ojos usando pocos vocablos pero llenos de sentido, entender el valor de su historia, aprender el secreto lenguaje de la naturaleza, cultivar la escucha, confiar y decir que no, se insinúan como bases en su sistema de decisiones que le permitieron tanto recuperar las tierras de sus gloriosos antepasados expandiendo los cítricos de la Finca El Carmen en geografías impensadas como más tarde fundar junto a su prole Citric, la marca de jugos naturales que ya es un clásico argentino. Al igual que los dos gomeros históricos que dan sombra a la Casa de Lules, Juan Padilla -el hijo, el hermano, el padre, el empleador, el intendente, el agricultor, el empresario, el abuelo- hundió sus raíces en su suelo pero sus ramas miran al cielo. Al final de las páginas descubrimos que las personas y sus enseñanzas, el trabajo y el campo son las partículas elementales con la que está hecho Don Juan.
Por Solana Colombres
© LA GACETA
Don Juan*
Por María Pilar Padilla y Federico van Mameren
No pasó mucho tiempo. Tal vez fueron horas, tal vez días. Pero fue lo suficientemente poco para que la preocupación no llegara a la garganta, pero fue lo suficientemente mucho para que Juan se diera cuenta que la palabra fracaso guardaba una oportunidad. Si se le sacaba las dos primeras letras quedaba un “acaso” que significa un quizás, una oportunidad.
*Fragmento.
PERFILES
Juan Padilla (Tucumán, 1940 – Buenos Aires, 2024) fue uno de los empresarios más destacados de Tucumán. Creó Citric, la fábrica de jugos exprimidos que hoy posee el 10% del mercado interno, y exporta a China, Uruguay, Chile y Ecuador. En 2016, cuando la familia vendió el 50% del paquete accionario de la firma El Carmen SA a la compañía de origen guatemalteco Livsmart, Citric tenía instalaciones en cuatro locaciones distintas (Lules, Chajarí -Entre Ríos-, Buenos Aires y Brasil) y empleaba a alrededor de 250 personas.
En su paso por la política, Padilla fue intendente Lules y luego concejal de esa ciudad. También fue miembro de la Estación Experimental, de la Junta de Regantes, de la Asociación Tucumana de Citrus y uno de los impulsores de la creación de la Fundación para Albergues Infantiles (FAI).
Federico Diego van Mameren nació en Tucumán en 1965. Ingresó en LA GACETA en 1986 donde actualmente es el secretario a cargo de la Redacción. Es además columnista político y conductor de “Panorama Tucumano”, de LA GACETA Play y jurado de los premios de Adepa. Ha sido productor del programa televisivo Ciudadanos y profesor de Redacción Periodística en la UNSTA.
María Pilar Padilla nació en Tucumán en 1970. Es licenciada en Psicología de la Universidad Nacional de Tucumán. Se desempeña como psicoterapeuta familiar, especialista en práctica colaborativa y dialógica y es miembro del consejo directivo del Colegio de Psicólogos de Tucumán. Ha organizado y participado en numerosos congresos. En el 2017 fundó, junto a una de sus hijas, “Tafí Terra”, un proyecto de kokedamas.