Cartas de lectores: ¿Qué pensar?

21 Febrero 2024

¿Qué pensar, qué decir ante lo que está sucediendo y nos está pasando a nosotros las y los argentinos? Yo voy a tratar de describir mis sentimientos, ya de una persona mayor que desde lo mental me siento por los menos actualizado: soy cristiano, peronista y arquitecto; trabajé desde mis 18 años en lo privado y en lo público; principalmente elegí el Estado, creo que es donde más aprendí mi oficio técnico y pude muchas veces aplicar tanto en lo concreto de obras ejecutadas, como en la gestión, mi formación política. Me ayudó mucho sentirme un trabajador público, tratando de no caer en empleado público, calificación para el trabajador estatal muy estigmatizada por pensamientos actuales. Los que trabajan y dependen del Estado (judiciales, legislativos y los del Poder Ejecutivo, abarcando al 100%, incluidos los jubilados) para los reformadores, este conjunto de “agentes” “que sólo gastan” son los causantes de provocar las peores crisis económicas por las que ha pasado y pasa la República Argentina. La verdad, tener una postura desde donde analizar los hechos políticos nacionales y provinciales no es para nada fácil; más bien es complejo porque no se puede ser imparcial; menos analizar situaciones con nombre y apellido, si éste sirve y el otro no. Se trata de ver cómo está funcionando un sistema político que entró a las elecciones diciendo “que va a acabar con la casta política”. ¿Él entró acaso en un plato volador? Él usó la política, porque aunque creamos que la odiamos la política siempre está, para hacer el bien o para hacer el mal, pero todas las acciones están regidas por políticas, monetarias, ambientalistas, productivas, financieras, agropecuarias, concentradas, dispersas por actividad, individuales, etcétera. ¿Por qué digo todo esto? Por lo que veo al otro día de tener un nuevo presidente, la Argentina no cambió, como se decía en campaña, sino que la pusieron patas para arriba y se comenzó con un plan que seguro no estuvo pensado para aquí o por lo menos el o los que lo hicieron, no les importó la gente, haya votado como haya votado. Todos estamos mal, unos mucho más que otros, seguramente; algunos hasta están persuadidos de que había que hacer esto para que después de no sé cuánto tiempo se llegaba al cambio bueno. Ahora bien, no se puede levantar y hacer crecer un país sin trabajo, sin educación, sin salud y sin obra pública. ¿Qué les pasa a los constructores? Les dijeron de todo y se callaron. En Tucumán conozco a varios que no están cartelizados, no son corruptos, prefieren la licitación pública a las contrataciones directas. Ahora justificar la no ejecución de obras públicas “porque todos son corruptos” es demencial. Es importante el azúcar, sí; es importante el limón, sí; es importante el bioetanol, sí; pero eso no es todo ni con eso vive una provincia . La obra pública no sólo es necesaria por la falta mucha infraestructura en Tucumán; es por eso y cómo será de importante para que LA GACETA señale este tema todos los días. Aunque el Gobierno informe que sí está haciendo rutas y que tiene en carpeta la obra de la ruta el Siambón /Tafí del Valle, no conforme con eso al otro día desde la Nación le dicen que de las 200 obras que se están ejecutando (paralizadas desde diciembre) sólo se harán unas 10 que tengan el 80% de avance. La obra pública como política no existe en el Gobierno nacional, así le demos en un estuche con moño y todo tres diputados nacionales. Tampoco hay incentivo docente ni fondo compensador del transporte, así seamos los mejores alumnos haciendo todos los “deberes” que nos pidan.

Ángel Logusso 

alogusso@hotmail.com

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