Jaldo, el peronista de la foto

La movida le rindió sus frutos ya que desde el poder central le vienen tendiendo una mano con recursos para que la crisis no golpee con fuerza a la provincia.

Guillermo Francos y Osvaldo Jaldo. Guillermo Francos y Osvaldo Jaldo.

En su condición de peronista, Jaldo arriesgó su capital partidario al apostar por una relación política e institucional de buenos términos con el mileísmo. Fue a contramano de la mayoría de las estructuras de poder dispersas del justicialismo al priorizar su gestión gubernamental y no las cuestiones ideológicas; fue pragmático al quebrar Unión por la Patria y armar su propio equipo de tres diputados (bloque Independencia). Lo hizo antes que los expulsaran por votar diferente, según habría deslizado.

La movida le rindió sus frutos ya que desde el poder central le vienen tendiendo una mano con recursos para que la crisis no golpee con fuerza a la provincia. Esa buena relación quedó expuesta el viernes cuando se convirtió en uno de los voceros de la reunión de los mandatarios provinciales con las autoridades del gabinete nacional. Una foto con tremendo valor político. Además del suceso, el titular del Ejecutivo valora que con sus tres congresistas (Agustín Fernández, Gladys Medina y Elia Fernández de Mansilla) tiene representación en la comisión de Labor Parlamentaria pero, más que nada, que eso lo acerca a la mesa de las decisiones nacionales.

En ese marco de referencia, con el Gobierno nacional todo va viento en popa pero, con el peronismo nacional y provincial: ¿cómo está parado, en qué situación se encuentra? Pagó y está pagando costos políticos en el PJ por alinearse con el libertario, aunque haya calculado que son mayores los beneficios institucionales a partir de su acercamiento a la Nación que los padecimientos políticos a sufrir en el justicialismo por pactar con Milei. ¿Primero la provincia, después el movimiento y por último los hombres? Es posible que haya resignificado el apotegma partidario.

Jaldo ve facilitado su accionar por la ausencia de líderes en el justicialismo nacional a quienes responder o acatar; consecuencia de la desorganización en la que cayó el peronismo tras la derrota electoral. A nivel local, el tranqueño alambró al PJ tucumano, por más que no lo presida -el titular es Manzur-, ya que hábilmente alineó tras de sí a los peronistas con espacios de poder en Tucumán. Sucedió cuando en la última semana de enero logró que todos los legisladores, intendentes, concejales y comisionados rurales oficialistas respaldaran públicamente su decisión de conformar el bloque Independencia en la Cámara Baja. ¿Hito clave en el nacimiento del jaldismo como única fuerza interna del PJ? Mientras Manzur se mantenga en silencio y no se pronuncie como un referente alternativo y fije diferencias con su ex vicegobernador respecto del acercamiento al liberal libertario, Jaldo seguirá alambrando y conduciendo al peronismo local.

El senador es el único que podría enfrentarlo. Hoy por hoy no puede pactar nada con el gobernador ya que básicamente discrepa respecto del Presidente. Colisionan sus posturas. En 12 días más podrían emerger esas diferencias y hacerse públicas cuando se reúna el congreso nacional del Partido Justicialista, acontecimiento político que habrá que seguir con atención, no sólo por las posturas que pueda fijar el plenario, sino por cómo se puede llegar a tratar a Jaldo. Los compañeros, que no son tibios a la hora de acusar a quien los desafía, llegaron a hablar de traición cuando fracturó a Unión por la Patria.

El PJ tucumano tiene 35 congresales nacionales en condiciones de participar de la asamblea partidaria; entre ellos Miguel Acevedo, José Orellana, Marcelo Caponio, Aldo Salomón, Mario Leito, Javier Pucharras, Carlos Najar, Guillermo Vargas Aignasse, Raúl Ferrazano, Sandra Tirado, Carla Martín, Alejandro Martínez y Luis Romano. Jaldo está dispuesto a enviarlos para que participen y voten y, eventualmente, soporten los posibles cuestionamientos a la postura del mandatario respecto del libertario. Corre un riesgo, máxime si se considera que entre esos 35 delegados hay manzuritas del tiempo del choque interno. Se debe a que estos representantes vienen desde el mandato anterior, ya que no se quiso seguir ahondando la fractura interna y se los reeligió en sus puestos. La pregunta a hacer es si el mazurismo tomará aire en esa ocasión para medrar a Jaldo o si los manzuristas se animarán a cuestionar al gobernador en el congreso partidario; o bien si sólo estarán de oyentes.

Cabe resaltar que en esa reunión es posible que Manzur asista en su condición de vicepresidente del consejo nacional del PJ. ¿El senador aprovechará la situación para debilitar a Jaldo? De todas formas, hay una frase en la citación al congreso que le facilita al jefe provincial la decisión de mandar a los congresales: es una convocatoria lo más amplia posible a sectores gremiales, feministas, juventudes, productivos, sociales y todos aquellos y aquellas que se sienten parte del movimiento nacional y popular, a los fines de tratar su reorganización.

Jaldo es un peronista ortodoxo que en el movimiento nacional justicialista está más ubicado del centro a la derecha y, por lo tanto, distanciado de los “K”. Por eso, básicamente, mantiene una buena relación con el Gobierno nacional, aunque el mileísmo se presenta como una expresión ideológica casi extremista, dogmática y con un conductor que sólo admite sus propias verdades. En esa línea, con Milei tienen un referente en común: Carlos Menem, el riojano convertido en prócer por el Gobierno nacional. Para el tucumano, el ex presidente (1989-1999) fue un gran compañero, un referente del peronismo y un impulsor de grandes cambios en el país.

¿Aspirará Jaldo a que en el peronismo se consolide una línea interna más afín a su concepción en el plano nacional? De hecho, el PJ debe atravesar un proceso de reorganización y de renovación dirigencial para que emerjan nuevos líderes, que conduzcan a la expresión opositora y la consoliden de nuevo como una opción de poder. He ahí una grieta movimientista en el PJ que puede deteriorar al partido o bien que derive en un proceso electoral interno como en 1988, cuando la dupla Menem-Duhalde se impuso al binomio Cafiero-De la Sota. Como sea, los compañeros deberán atravesar un proceso de reconstrucción nacional.

En Tucumán, Jaldo inició un camino de reorganización del peronismo en modos y discursos para tratar reconciliarse con una gran mayoría de tucumanos que reniega del oficialismo, a partir de su acercamiento a Milei y de realizar propuestas que hasta hoy eran consideradas inconcebibles por parte del peronismo: avanzar en una ley de acceso a la información pública y en una reforma electoral para 2027. ¿Facilitará la investigación de su propia gestión y le sacará al PJ la mejor invención electoral para asegurarse la continuidad en el poder? Dos aspectos que la oposición viene exigiendo a gritos desde hace años para mejorar la calidad institucional. ¿Se las dará? La promesa fue hecha, habrá que ver si la concreta.

Aquí cabe hacer una consideración y subrayar una situación especial: los funcionarios políticos de Jaldo deberían preocuparse y estar en alerta, porque si sale una ley de acceso a la información pública cualquier tucumano podrá pedir informes sobre cómo se manejaron los recursos públicos en cualquier institución del Estado durante la actual gestión jaldista. Indirectamente el tranqueño advierte: tienen que hacer las cosas bien desde ya.

Por de pronto, en el Ejecutivo están satisfechos con las repercusiones de los anuncios de Jaldo, ya que si bien lo dicen en broma, la siguiente frase no está exenta de contenido político: les quitamos el discurso a la oposición y nos quedamos con su jefe (Milei). Al margen de la ironía o de la picardía de la frase, hay satisfacción en el Gobierno a partir de los datos que les habría proporcionado un muestreo local de hace unos cuantos días: el 77% de los encuestados aprueba la relación que entabló Jaldo con el Gobierno nacional y un 68% estaría de acuerdo con la concreción del bloque Independencia. Estamos muy bien; reseñan.

Las decisiones y propuestas surgen del pragmatismo político de Jaldo, que decodificó el mensaje de las urnas, cuando la mayoría de los tucumanos votó por Milei antes que por Massa, así se puso a tono con las nuevas demandas de la sociedad. Como refieren por lo bajo algunos jaldistas; mientras el libertario no la choque, acompañarán. Jaldo ha resuelto su relación con el poder central con pragmatismo, pero debe redefinir su rol en el PJ nacional; mientras tanto, es el peronista de la foto.

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