Sava erró en el planteo inicial, y Atlético Tucumán lo pagó caro

El DT reacomodó el esquema, con los mismos nombres de la derrota ante Banfield, pero no obtuvo resultados positivos.

EL HOMBRE CLAVE. Ramón Sosa (24), que mira cómo Mateo Coronel se lleva la pelota, fue la figura de la cancha, y la llave del ataque de Talleres. EL HOMBRE CLAVE. Ramón Sosa (24), que mira cómo Mateo Coronel se lleva la pelota, fue la figura de la cancha, y la llave del ataque de Talleres. Foto: Ariel Carreras - Especial para LA GACETA

Pese a la derrota 0-3 Atlético no había jugado un mal partido ante Banfield, al menos durante el primer tiempo. Quizás, por eso, es que Facundo Sava decidió renovar la confianza en los mismos “11” aunque con una ligera modificación en el esquema; una modificación que terminó siendo mortal para Atlético.

Pese a que Justo Giani había jugado su mejor partido en el “decano” atacando por la banda derecha, el “Colorado” eligió moverlo de ese lugar y tirarlo hacia la izquierda. Joaquín Pereyra, con menos recorrido, fue quien se ubicó por la derecha. Justo por la zona donde ataca habitualmente el paraguayo Ramón Sosa, una de las figuras de Talleres, y uno de los jugadores más desequilibrantes del torneo.

Jugando casi siempre mano a mano con Agustín Lagos, y aprovechando también las excursiones del lateral santiagueño en ataque, Sosa se hizo un festín por su sector. Por allí llegó el primer gol: recibió sólo una pelota cruzada, y tras un remate suyo, y un rebote de José Devecchi, Federico Girotti la empujó con el arco vacío. El propio Sosa fue, también, quien generó el córner que derivó en el segundo tanto de Talleres.

Otra de las decisiones llamativas de Sava fue la de ubicar a Nicolás Castro casi en una posición de enlace, dejando a Guillermo Acosta sólo en la mitad de la cancha. Castro, pese a unos pocos destellos, no pudo aportar en la creación, y su ubicación generó que el medio campo “decano” careciera de contención.

La única forma en la que Atlético consiguió generar peligro fue con centros y pelotas cruzadas, que parecieron incomodar bastante a la defensa de Talleres. Por abajo, casi no encontró posibilidades, salvo alguna buena trepada de Lagos.

Para el segundo tiempo, Sava se dio cuenta de su error y lo corrigió: metió a Renzo Tesuri para tener más gente por la banda derecha, y reemplazó a Acosta por Adrián Sánchez que aportó mucha más despliegue. Esos primeros minutos de la segunda parte fueron de lo mejor de Atlético, con las combinaciones entre Sánchez, Pereyra y Giani, pero no lo pudo aprovechar. Y con una contra, nuevamente con participación vital de Sosa, Talleres puso el 3-1; un gol que pareció liquidar el partido. Más tarde llegaría el cuarto gol, también tras un desborde de Sosa.

A partir de allí, Atlético no pudo encontrar reacción, y empezó a repetir, cada vez con más frecuencia, lo que mostró todo el partido: un desorden total a la hora de defender.

En conclusión, Sava intentó una ligera innovación en el planteo táctico, pero no tuvo resultado, y terminó generando un equipo muy descompensado. En contraparte, Walter Ribonetto apostó a la fórmula que le viene dando resultados, y la explotó al máximo: mucha velocidad por las bandas (sobre todo por la izquierda) y el manejo letal de los contraataques, la llave para casi todos los goles.

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