La mujer y la Luna

En 1963 Valentina Tereshkova fue la primera mujer en viajar al espacio, dos años después de que Yuri Gagarin hiciera el primer vuelo espacial tripulado. Muchas mujeres fueron al espacio, con distintas responsabilidades, pero ninguna pisó la Luna.

Aunque hubo mujeres tuvieron participaciones importantes en proyectos de la NASA, en general, sus nombres no trascendieron. Una de ellas es Margaret Hamilton que fue programadora del Apolo 11, un rol fundamental para que el hombre pise la Luna. Estudió matemáticas, pero no le gustaban las matemáticas abstractas y se dedicó a la programación, cuando la informática se iniciaba. Comenzó trabajando en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), haciendo programación para el pronóstico del tiempo y luego para detectar aviones enemigos con un sistema de radar semiautomático. Recibió una propuesta para hacer su doctorado y prefirió seguir trabajando en MIT para el proyecto Apolo, siendo la primera persona contratada como programador para ese proyecto. Su participación fue fundamental cuando el módulo estuvo en riesgo de no poder alunizar por un error de los astronautas. Los que la conocieron dicen que tenía una forma de trabajar muy eficiente e innovadora para su época.

La situación está cambiando, hay muchas mujeres que fueron y son parte de las tripulaciones de la Estación Espacial Internacional (ISS) y la próxima misión a la Luna, Artemis II, que está prevista para setiembre de 2025, llevará una astronauta mujer: Christina Hammock Koch.

La NASA está desarrollando  una estación espacial para ponerla en órbita de la Luna, es la Plataforma Lunar Orbital Gateway. Será un apoyo logístico fundamental para el futuro de la Misión Artemis, especialmente para el manejo de los robots que se dejen en la Luna. Un proyecto muy complejo, porque nunca se puso una nave tan grande orbitando la Luna. Este proyecto es dirigido por Teresa Kinney. Por primera vez el ingeniero jefe de un proyecto de esta envergadura es una mujer. Su trabajo no es sólo dirigir el diseño, construcción y lanzamiento del mismo, sino también coordinar el trabajo de todas las empresas que participan construyendo partes la estación espacial.

Teresa Kinney tiene mucha experiencia en tecnología espacial. En este caso tiene que dirigir un equipo de gente muy numeroso. Ella dice que trata de detectar las fortalezas de cada una de las personas del equipo para las desarrollen. Eso hace que la gente tenga ideas muy diferentes, lo que parecería que dificulta el trabajo. Ella cree que cuando todos piensan de la misma manera, no se abordan los problemas de la forma correcta. Sin dudas un pensamiento disruptivo que le está dando buenos resultados.  

Poco a poco las mujeres van logrando llegar a lo más alto en todas las actividades, pero todavía falta mucho camino por recorrer.

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