El Maradona que no quiso ser

El desconocido más legendario del fútbol argentino.

ENIGMA. “Trinche” fue defendido por estrellas del deporte, y minimizado por los detractores de historia. ENIGMA. “Trinche” fue defendido por estrellas del deporte, y minimizado por los detractores de historia.
28 Abril 2024

BIOGRAFÍA

TRINCHE

ALEJANDRO CARAVARIO

(Planeta - Buenos Aires)

Maradona dijo que jugaba mejor que él. Pekerman asegura que fue el mejor que vio. Menotti solía contar que lo convocó a la selección pero que no se presentó porque se había ido de pesca. Hay unos pocos segundos de archivo fílmico de su época de plenitud y cinco minutos de un partido que jugó cuando tenía 42 años. Nada más. Las estadísticas tampoco revelan mucho. Jugó cuatro partidos discretos en Primera. El resto de su carrera, en Segunda y Tercera división. Pero quienes fueron testigos de su juego coinciden en que era un superdotado con habilidades únicas. Se llamaba Tomás Felipe Carlovich, le decían “Trinche”. Un nombre y un apodo que no dicen nada a la mayoría. Para algunos, identifican al mejor futbolista de todos los tiempos.

Alejando Caravario se dedicó durante un año a contrastar la leyenda con fuentes documentales y testimonios de compañeros, adversarios, técnicos, periodistas, aficionados y con la versión del protagonista de la historia. La trama es apasionante. Es el propio Carlovich quien intenta desinflar su mito. Relativiza las hazañas, siembra la duda en los relatos, empuja al olvido los pasajes centrales de su biografía. Pero quienes sostienen la leyenda son grandes referentes del deporte, quienes vieron la explosión del fenómeno. Bielsa, Griguol, Valdano, Sampaoli, Brindisi y Kempes, entre otros.

Sus compañeros de Central Córdoba dicen que se caracterizaba por hacer caños de ida y vuelta a sus rivales, por transportar la pelota con el taco, por hacer jueguitos con monedas, por jugar con “ojos en la espalda”. También hay detractores del mito. Quique Wolff, quien lo enfrentó en 1974, plantea que si hubiese sido tan grande tendría que haberse destacado en los grandes escenarios futbolísticos. Ese es el gran enigma que rodea al personaje. Sus admiradores narran sus diferencias con los entrenadores, su mala suerte con las lesiones, su fobia a los entrenamientos, sus faltazos a los partidos clave, su apego al barrio y a los amigos, su aversión, en definitiva, al profesionalismo.

Las anécdotas siempre tienen ribetes literarios. Dicen que cuando se aburría en los partidos se hacía expulsar para irse a jugar con sus amigos, que desaparecía durante días, que en las finales había que ir a buscarlo a su casa porque se quedaba dormido.

La vida deportiva de Carlovich tiene un episodio sobresaliente, rescatado recientemente en una nota en este diario por Guillermo Monti. Se produjo hace 50 años, el 17 de abril de 1974, en el estadio de Newell´s. Los locales junto a jugadores de Rosario Central reciben a la selección argentina para disputar un partido preparatorio para el Mundial. El único jugador del combinado rosarino que no pertenece a ninguno de los dos equipos de Primera de la ciudad es Carlovich. En el seleccionado argentino juegan Tarantini, Wolff, Bertoni, Poy, Houseman. Los testigos recuerdan el partido como un baile. El primer tiempo termina 3-0 a favor de los locales con un Carlovich iluminado, que se destaca entre los 22. Circula la versión de que el técnico de la selección, angustiado por el papelón, se acerca en el entretiempo al técnico local y pide que saque a Carlovich. Lo cierto es que el jugador no sale a jugar el segundo tiempo y ahí se termina, para siempre, su actuación en el primer nivel de su deporte.

“Trinche” Carlovich murió 46 años después de ese partido, en un hospital de Rosario, a causa de los golpes provocados por un delincuente que le robó su bicicleta.

© LA GACETA

DANIEL DESSEIN.

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