El siglo XX fue la época en que el acero comenzó a utilizarse para hacer las construcciones más altas conocidas hasta el momento. Entre los edificios emblemáticos realizados con este material figuran la torre Eiffel en París y el Empire State Building en Nueva York, entre otros. El método por el cual fueron realizadas estas obras varía, pero todos coinciden en un material esencial para el soporte eficiente; el acero.
El proceso de la fabricación del acero tiene su punto inicial en el mineral de hierro, recurso natural que se encuentra en gran abundancia en la tierra. En el proceso de producción se llevan a cabo varias transformaciones químicas que convierten al mineral de hierro en acero. A su vez, se suelen agregar elementos de aleación para lograr distintos tipos de acero. Todo tipo de estructuras que usamos a diario lleva acero, pero en el área de la construcción este recurso es esencial.
Dentro de las distintas propiedades mecánicas con las que cuenta el acero en el sector figura su límite de fluencia y la resistencia a la tracción. Es un producto que destaca por su gran ductilidad y una ventaja natural que evita las posibles fracturas frente a otros materiales. La composición química, metalúrgica y soldabilidad lo convierten en un recurso indispensable para edificaciones de más de 300 metros de altura. Sin que su forma se modifique, el acero estructural garantiza un buen soporte en los grandes pesos.
Pero no sólo eso. Últimamente, y gracias a los sistemas industrializados, el acero se reconoce como engranaje clave para la sustentabilidad del medio ambiente. “Es un aporte fundamental a la economía circular y demuestra que es posible combinar desarrollo económico con prácticas ambientales responsables”, explicó Carlos Vaccaro, Director Ejecutivo de la Cámara Argentina del Acero (CAA).
Según la entidad, de esta manera, hoy en día, a través de la utilización del acero no sólo se logra disminuir los costos, también se consiguen tiempos de ejecución 40% más bajos que la construcción tradicional.
Pero en el caso de los grandes edificios, el soporte del hierro y su ductilidad permiten realizar deformaciones sin presentar fallas cuando se someten a grandes esfuerzos de tensión. Por ello el acero estructural puede sufrir grandes presiones, que pueden influir en su forma original, sin que la estructura se colapse y rompa. Estos métodos dieron origen a varias megaobras de infraestructura que deslumbran a cualquier ojo humano. Entre muchas otras, a continuación, las 10 edificaciones más épicas levantadas en base a este modelo.
Torre Eiffel, París
La popularidad del acero como ingrediente clave para obras icónicas comenzó a verse en la mente de muchos arquitectos de fines del siglo XIX. Es por eso que en 1889 se terminó de ensamblar la emblemática Torre Eiffel en París, en Francia, en plena época de desarrollo industrial y artístico, conocida como la Belle Époce.
La Torre es una estructura de 300 metros de altura realizada completamente en acero. El esqueleto fue creado por los ingenieros Maurice Koechlin y Émile Nouguier y el diseño final corrió por cuenta del arquitecto Stephen Sauvestre. La construcción fue realizada por el ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel para la Exposición Universal en París de dicho año significó el puntapié inicial para una representación hasta cultural del país galo.
Empire State Building, Nueva York
Ya en el siglo XX comenzaron a realizarse edificios en base al acero, pero ya con innovadores sistemas que permitieron constituir ciertas reglas básicas para el sector. En ese sentido, uno de los más famosos a nivel mundial, y también de los pioneros en la cuestión de la altura, es el Empire State Building, que supo ser la construcción más alta del mundo durante 40 años. Finalizado en 1931, este ícono del estilo art decó es una de las siete maravillas del mundo moderno según la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles y continúa siendo una estructura de gran prestigio en la gran manzana.
Torre Willis, Chicago
Otra de las construcciones que ostentó el récord de ser la más alta del mundo durante 20 años fue la Torre Willis, también en Estados Unidos. Este rascacielos de 442 metros es una de las atracciones turísticas más importantes de la ciudad y fue levantado en 1973. Originalmente se llamó Torre Sears que era el nombre de la empresa que construyó el edificio para albergar, en un solo lugar, a sus 350.000 empleados.
Torre Taipei 101, Taiwán
El mundo asiático, a partir del último cuarto del siglo XX, fue adquiriendo cada vez más cosas de la cultura occidental. Así fue que el modelo llegó a Taiwán, donde se encuentra el undécimo rascacielos más alto del mundo, la Torre Taipei 101. El edificio de 106 pisos mide 508 metros de altura y fue construido de acuerdo a las enseñanzas del Feng Shui. Se terminó de construir en 2004 y tuvo un costo total de 1.760 millones de dólares.
Burj Khalifa, Dubai
Ese mismo año, en 2004, se comenzó a construir el Burj Khalifa en Dubai, el actual edificio más alto del mundo que mide casi un kilómetro, 828 metros de altitud, un fenómeno único en el mundo árabe que ya forma parte de las grandes obras del siglo XXI. En su construcción trabajaron unos 12.000 obreros y se requirieron 39.000 toneladas métricas de armazones de acero y 15.500 metros cuadrados de acero inoxidable. Los cimientos de este gigante tienen una profundidad de 50 metros.
30 Saint Mary Axe, Londres
Otra mega obra construida en acero es el 30 Saint Mary Axe en Inglaterra, conocido como “el pepinillo” por la forma de su cúpula que recuerda a la popular verdura. Se terminó de construir en 2004 y se distingue por sus sistemas de ahorro de energía y el aprovechamiento de la ventilación natural. Fue uno de los primeros edificios pensados con conciencia ambiental. Se lo considera un rascacielos neofuturista. Actualmente es de uso comercial, y está ubicado en la City, el corazón financiero de la capital británica. Con 180 metros de altura y 40 plantas, es el cuarto edificio más alto de Londres y el noveno más alto de todo el Reino Unido.
Torre Mapfre, Barcelona
En el mundo hispano destaca uno de los edificios emblemáticos de Barcelona, la Torre Mapfre, una construcción hecha a base de acero, pero también su estructura portante utilizó hormigón armado, aluminio y cristal. En su interior funcionan oficinas, auditorios, zonas comerciales y hasta un helipuerto que se utiliza solo en casos de emergencia. Con sus 157 metros de altura, es uno de los rascacielos más altos de España y el primero en Cataluña. Se encuentra junto a la playa y el puerto olímpico de la ciudad, construido con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Torre Unicredit, Milán
En el norte de Italia, el edificio más alto del país se encuentra en la elegante e histórica ciudad de Milán. La Torre Unicredit mide 231 metros de altura y es un ejemplo de arquitectura posmoderna. Fue construido en acero y vidrio, y su cúpula está recubierta de luces led que se iluminan de diferentes colores para homenajear fechas especiales. El rascacielos fue diseñado por el arquitecto César Pelli y finalizó en 2011 con la terminación peculiar del pináculo.
Torres Petronas, Malasia
Uno de los edificios más conocidos realizados en acero son las Torres Petronas en Kuala Lumpur. Es una de las edificaciones más altas del mundo y tiene una altitud de 452 metros. Cada torre tiene 88 pisos y están unidas por un puente de 59 metros de largo. Para su construcción se utilizaron 37.000 toneladas de acero y es uno de los grandes atractivos turísticos del Sudeste Asiático por brindar una vista aérea única en la región.
Centro Cultural Kirchner
Por último, Argentina también tiene su representación en el universo de las construcciones hechas en acero. No es la única, pero probablemente sí la más importante. Se trata del Centro Cultural Kirchner, ex Palacio de Correos y Telégrafos, que cuenta con una estructura de vigas de acero sin apoyos intermedios. Solo para la Gran Sala de Conciertos hicieron falta 5.000 m3 de hormigón y 1.050 toneladas de acero. Su construcción data de principios del siglo pasado pero su remodelación se concretó en 2015.