Varias puntas del ovillo ajustado con nudo gordiano que tiene la Universidad Nacional de Tucumán con su vinculación con la minería han aparecido desde que comenzó el juicio por las presuntas irregularidades con las utilidades de mineras. Varias han sido expuestas en la extensa declaración del ex rector Juan Alberto Cerisola en la audiencia del martes. Otras forman parte de causas vinculadas, como el proceso a empresarios acusados de participación en sobreprecios en las obras realizadas entre 2006 y 2009. Y una punta sustancial es la “carta de intención” que acaban de firmar el rector de la UNT, Sergio Pagani, y el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, para superar el conflicto por Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD). Acaso sea esta la punta del ovillo.
La prehistoria
Hubo un explorador de la UNT, Abel Peirano, que descubrió en los años 30 en Catamarca el yacimiento minero de Farallón Negro y legó los derechos de explotación a la Universidad. La gran historia de la UNT minera fue descripta por Cerisola en su larga exposición de seis horas. En tiempos de Horacio Descole –primero interventor y luego designado rector por Juan Domingo Perón- se gestó el gran proyecto de la Ciudad Universitaria en San Javier y Horco Molle, que quedó trunco cuando se acabó la financiación nacional en 1951. Luego vino la idea de continuarlo con las utilidades mineras (Cerisola aclaró que está mal decir “regalías” en vez de “utilidades”) y la UNT pensó hasta en hacer una empresa enteramente universitaria de explotación, lo que generó fuertes conflictos con Catamarca y terminó en el acuerdo de Farallón negro, que dio lugar en 1958 a la Ley 14.771, de creación de YMAD. La Ley dice que las utilidades mineras deben repartirse un 60% para Catamarca y un 40% para la UNT para que esta concluya la Ciudad Universitaria, “conforme a los planos aprobados”, y que una vez que se haya concluido, se debe repartir el 20% para las otras universidades y el otro 20% para la UNT, de libre disponibilidad.
El frenesí de la llegada de fondos
Las utilidades mineras en serio comenzaron a llegar en 2003 y cuando Cerisola asumió como rector en 2006 (administró la UNT hasta 2014), según dijo, los “tomó por sorpresa la llegada de fondos”. En esos tres años, fueron 353 millones de pesos en 14 cheques, describió. Ante una pregunta de su abogada sobre el estado edilicio de la UNT, dijo que era “desastroso” y que los decanos “exigían, exigían y exigían” obras. Ese año hizo hacer un plan, el expediente 713. Describió su tarea como las 93 obras para la “Ciudad Universitaria del Siglo XXI”. Dijo que el proyecto de la Ciudad Universitaria del que habla la ley, en el cerro, ya había sido descartado en los años 60 por el ex rector Eugenio Flavio Virla -con quien se inició el proyecto del Centro Herrera en la ex Quinta Agronómica- y también por el actual rector, Sergio Pagani. Cerisola dio una definición amplia de la Ciudad Universitaria, al decir que San Miguel de Tucumán, con cuatro casas de altos estudios, es una ciudad universitaria.
Las acusaciones
Pero el ex rector está acusado en este juicio por administración fraudulenta de ese dinero y por incumplimiento de los deberes de funcionario público. La investigación, del fiscal Carlos Brito y elevada a juicio por el ex juez federal Fernando Poviña, surgió por una denuncia en 2010 del arquitecto Ramón Eudal. Se acusa al ex funcionario por presuntos sobreprecios en 13 obras; por haber creado un régimen para hacer los trabajos por fuera de la Ley nacional de Obras Públicas; por haber puesto para ello bajo la órbita del Rectorado el área Construcciones Universitarias; por haber cambiado con el acta del 2 de enero de 2008 la distribución de las utilidades del 40% (dando por concluida la Ciudad Universitaria) y haber determinado que vaya el 20% para otras universidades y sólo quede el 20 para la UNT; y, finalmente, por no haber controlado que el porcentaje de utilidades no llegaba al 40% ni al 20%.
La Fiscalía lo acusó de haber montado un sistema paralelo e ilegal para el tratamiento de los recursos de YMAD, incluido un subsistema de contratación de obras públicas; y la querella lo acusó de corrupción estructural, de malversar la autonomía universitaria y de interpretar la ley a gusto personal.
Cerisola habló de todas las acusaciones. Negó haber autorizado precios o sobreprecios; dijo que todo el dinero que llegaba se usaba un sistema contable financiero con un mecanismo llamado Comechingones, que las pericias de la Procelac dan cuenta de que había diferencias mínimas en las colocaciones financieras; que el dinero que provenía de YMAD era privado y por ello se podía tener un régimen distinto a la ley de obras públicas que -no obstante- dijo, apenas se diferenciaba en cuando a los topes para las licitaciones. Dijo que hay un dictamen de Asuntos Jurídicos que autorizaba a sacar de la norma nacional el uso de los dineros de las utilidades mineras y que incluso en 2018 la misma Universidad “dictó una resolución que dice que no hace falta pedirle a nadie autorización para hacer colocaciones financieras, no sólo por dineros de YMAD sino del Tesoro de la Nación”.
Explicó que las diferencias en cuanto a los porcentajes de las utilidades, dijo que se vinculan con las reservas de para futuras explotaciones. “Si a las utilidades finales les restamos las reservas quedan perfectamente establecidos el 40% y el 20%”, describió.
Señaló que la acusación en su contra tuvo que ver con la oposición para los comicios universitarios de 2010, en las que -dijo- él resultó reelecto por “paliza”.
“Cargosear con el tema de los planos”
En cuanto a los planos de la Ciudad Universitaria, dijo: “no entiendo por qué la ley ha hablado de planos aprobados. La provincia de Catamarca cedía durante 10 año el 10% de sus ingresos (para construor a la ciudad universitaria) Nunca apareció ningún tipo de planos aprobados. Pero viejos profesores como el señor (Juan Carlos) Reimundín (ya fallecido) comentaban que cuando en la Universidad se había hecho una obra se hacían los planos”. “Pido disculpas por cargosear con el tema de los planos. No existía ningún plano ya aprobado... y aparecen unos en unas cajas... Yo no los escondí... eran bosquejos, croquis. Esos no son los planos de los que habla la ley”.
“Ante la imputación de que no controlé YMAD, digo que el rector de la UNT no tiene el poder o la obligación de controlar YMAD”. Describió a la empresa interestadual -que conforman la UNT y Catamarca, con un presidente puesto por la Nación- como independiente de la Universidad y dijo que “los directores que designa la UNT una vez nombrados tienen autonomía, independencia de trabajo. Ellos no dependen de la UNT. Ellos obedecen a la empresa de la que forman parte y sus decisiones son irrecurribles para las partes integrantes, la UNT, la provincia de Catamarca y la Nación, excepto en sede judicial”.
“No lo recuerdo”
Cuando el fiscal Agustín Chit le leyó una declaración suya ante el Consejo Superior del 14/05/10 que dice que “los consejeros son los jefes naturales de los directores de YMAD y no al revés”, contestó “No lo recuerdo. Si dije eso estuve equivocado”.
También dijo que en YMAD -con los dos directores de la UNT de entonces, Rodolfo Campero y Mario Marigliano (ya fallecido)- fue donde se decidió cambiar el porcentaje de las utilidades, en un acta del 27 de diciembre de 2007, y que a él le informaron que debía acatar eso. “Yo no consentí haber aceptado tal reducción. Es tapar el sol con el dedo. Yo lo que hice fue firmar el instrumento, el recibo formal del dinero que se recibía”. Dijo que ese 2 de enero de 2008 entregaron 36 millones de pesos, que la entrega fue en Tucumán y negó que hubiese firmado un acta sino -insistió- un recibo. Chit le preguntó si había leído lo que había firmado, porque en el papel -leyó el fiscal- decía “convenio”. La respuesta se diluyó. “Así venía, así la firmaba”, dijo él.
Nuevos horizontes
Mientras Cerisola hacía esta larga declaración en el juicio, en Catamarca se reunían el rector Pagani y el gobernador Jalil. La Universidad y la provincia tienen trabado el desarrollo minero a causa de que el acta de 2008 fue declarada nula en 2018 por el Consejo Superior. Pero YMAD ha seguido repartiendo desde 2008 las utilidades de acuerdo a la modificación: 60% para Catamarca, 20% para la UNT y 20% para las otras universidades. Por ello se entabló una demanda en la Justicia federal de Catamarca para que YMAD también considere nula el acta de 2008 y vuelva a repartir el 40% con destino a la conclusión de la Ciudad Universitaria. Por ello, hay millonarias sumas de dinero de utilidades que están siendo depositadas en la Justicia de Catamarca, en espera de la resolució n del conflicto.
El rector y el gobernador catamarqueño acordaron una carta intención para lograr un convenio. El Consejo Superior, que ya había aprobado en términos generales que se dé por finalizado el juicio contra YMAD, sería informado el martes próximo del acuerdo. ¿Tendrá influencia esto en el juicio que se lleva a cabo contra Cerisola y sus tres ex subalternos?
Mientras la pregunta queda flotando, parece claro que ha sido encontrada la punta del ovillo del conflicto básico de la UNT minera -el destino y el uso de las utilidades que han venido de YMAD-, que las cosas van a cambiar sustancialmente y que se abrirán nuevos horizontes.