Alimentación saludable: ¿es realmente más sano comer huevo cocido?

Los especialistas explican cuál es la diferencia que hace la cocción.

Alimentación saludable: ¿es realmente más sano comer huevo cocido?
01 Julio 2024

Existen muchas ideas en torno a las formas de comer huevo, pero la mayoría de los consumidores desconoce los fundamentos médicos que respaldan cada una de ellas. Para cuidar nuestra salud es importante saber cuáles son los beneficios y perjuicios que puede acarrear cada forma en que preparamos el huevo.

En el mundo de la gastronomía y la coctelería hay muchas variantes que requieren del huevo crudo. En el mundo más fit del cuidado muscular también existen ideas invitan a consumir el huevo sin cocer para recibir mayores beneficios. 

¿Huevo crudo o huevo cocido?

El Insitituto de Estudios del Huevo lo indica claramente: cuando cocinamos el huevo mejoramos su valor nutricional porque el calor transforma sus proteínas haciendo que sean más digeribles y las aprovechemos mejor. Por otra parte, la cocción aumenta la biodisponibilidad de otros nutrientes y desactiva algunas proteínas con efecto antinutricional como la avidina.

"Cocinar el huevo desnaturaliza a la avidina, y así podemos absorber la biotina y utilizarla correctamente. Por otro lado, siempre es conveniente manipular correctamente los huevos y cocinarlos a temperatura  adecuada para evitar posibles contaminaciones", explican desde el organismo de investigación.

Los peligros de comer huevo crudo

Los especialistas recomiendan que la mejor alternativa es cocer bien el huevo, a altas temperaturas para eliminar cualquier tipo de microbio que pudiera causar infecciones gastrointestinales. El principal peligro del huevo crudo es la Salmonella, una enfermedad bacteriana que afecta el tubo intestinal. Puede encontrarse en otros alimentos como carne de pollo, vaca, cerdo, frutas, vegetales y procesados.

La enfermedad que causa la Salmonella puede llegar a ser grave y produce diarrea y fiebre en su estadío más común. También puede producir otra sintomatología como diarrea con sangre, vómitos prolongados y deshidratación consecuente. Esta última, a su vez, produce resequedad bucal y de garganta, escasa orina y mareos al pararse.

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