“La otra cara de la Luna”, entre la mentira y el romance

Llega una comedia con Scarlett Johansson y Channing Tatum para el deleite de los defensores de las grandes conspiraciones globales.

DÚO ESTELAR. Scarlett Johansson y Channing Tatum despliegan toda su química en “La otra cara de la Luna”. DÚO ESTELAR. Scarlett Johansson y Channing Tatum despliegan toda su química en “La otra cara de la Luna”.

Faltan 10 días para que se cumplan 55 años de la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969. Las chances de lograrlo y de que la tripulación vuelva sana y salva a la Tierra eran del 50%, según se supo luego según los cálculos de la NASA. Muchas cosas podían salir mal, y aún así todos los inconvenientes fueron superados y se marcó un hito para la humanidad. ¿O no?

Los defensores de las teorías de las grandes conspiraciones se han deleitado especialmente con el alunizaje para intentar poner en duda todo lo ocurrido, más allá de las evidencias en contra de sus argumentos. El movimiento de la bandera plantada en la superficie de Selene, la calidad de la grabación, las inclinaciones de las sombras, los movimientos extraños y un sinfin de observaciones que buscan demostrar que el alunizaje nunca pasó.  

Es cierto que, analizando las circunstancias y la precariedad de los equipos con los que se contaba en ese momento, cuesta creer que este logro haya sido alcanzado. Cuando se ve la réplica del módulo lunar en el museo Smithsoniano de Washington, la fragilidad abruma. En 1967, el Apollo 1 se incendió y murieron sus tres ocupantes en un precedente trágico.

Y aún así, se lo hizo. Pero en medio de la carrera espacial durante la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, no se podía dejar nada al azar. Y allí es donde se sitúa la comedia (con toques románticos) “La otra cara de la Luna”, el estreno más atractivo de hoy en las salas locales.

Protagonizada por Scarlett Johansson, Channing Tatum, Woody Harrelson y Jim Rash, la producción dirigida por Greg Berlanti juega con el conocido mito de que las imágenes del alunizaje del Apollo 11 -supuestamente transmitidas en directo mientras ocurría- y la presunta caminata de Neil Amstrong y Buzz Aldrin fueron, en realidad, una filmación realizada en la Tierra por Stanley Kubrick para estar a salvo de cualquier desperfecto técnico o falla que hubiese tenido lugar e impedido la televisación global. O, según algunos, peor: nunca se llegó y todo fue una gran invención.

“La otra cara...” juega con la primera de esas hipótesis. La bella y prodigiosa Kelly Jones es una especialista en marketing que es contratada por la NASA para que se encargue de las relaciones públicas en caída. Corren los años en que la disputa con la URSS está pareja y una victoria en los cielos redituaría aún más que un triunfo militar en las guerras de descolonización en lejanos países.

Cuando se hace cargo del trabajo, Jones comienza a desplegar su estrategia poco convencional pero altamente redituable en términos de imagen: operaciones de prensa con entrevistas, fotografías amenas y publicidades de grandes marcas que buscan tanto seducir al público como lograr que el Congreso apruebe aumentos presupuestarios. Sin embargo, no todos están de acuerdo y su principal rival interno es Cole Davis, el serio y eficiente director de lanzamientos del programa, muy distante de la aparición pública.

Los choques entre ambos están cargados de ironía y dobles mensajes, en medio de una atmósfera que crece de tensión a medida en que se acerca el día del hecho histórico. La orden presidencial es contundente: hay que tener una película de respaldo por si algo sale mal, en medio de las pujas internacionales y ante la mirada atenta del mundo entero sobre lo que pasaba a 385.000 kilómetros de distancia.

La filmación en sí es una colección de fracasos y burdas imitaciones que se van perfeccionando, aunque parece encaminada a una frustración más grande que la misión en sí. Una forma de decir que los problemas que están en la Tierra son más grandes que los desafíos del espacio. El guión está firmado por Rose Gilroy, hija de René Russo y el cineasta Dan Gilroy.

La parodia funciona perfectamente con la química de la pareja central (y con sólidos segundos en un elenco que completan Ray Romano, Anna Garcia, Donald Elise Watkins y Noah Robbins) en una película que puede ser entendida también como una crítica a la industria de la publicidad engañosa, al terreno de la mentira para vender algo (en este caso, un éxito de proporciones bíblicas y alcance político) y a la sociedad ansiosa por consumir de todo sin ponerse a pensar en lo que le están ofreciendo. El romance sirve en la pantalla para aliviar los discursos subyacentes, todo con una gran dosis de humor y de no tomarse en serio lo que está pasando.

La evidencia científica de que el hombre fue y volvió de la Luna es contundente. Ahora, como se preguntan algunos, ¿qué daño hubiese hecho si Kubrick -o cualquier otro- tenía un as en la manga por las dudas? ¿La ética tiene un lugar reservado cuando la política es un “todo vale”?

En diciembre de 1972 tuvo lugar la última misión tripulada a la Luna; desde entonces, muchas naves que quisieron llegar fracasaron y otras lo consiguieron. Para que el hombre regrese al satélite, habría que esperar hasta fines de 2026. Una vida mirándola desde lejos y soñando con ella, como siempre...


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