Gianotti, una familia del rugby: el padre fue figura de Lawn Tennis; el hijo, un baluarte en el último título

Papá José y su hijo, que lleva el mismo nombre, comparten el amor por la "ovalada" y la pasión por los colores.

Gianotti, una familia del rugby: el padre fue figura de Lawn Tennis; el hijo, un baluarte en el último título LA GACETA / Foto de José Nuno

“Ahí lo llamo a José que está por ahí pelotudeando”, dice José Gianotti padre en la entrada de Lawn Tennis, antes de sacar su celular del bolsillo y de llamar a su hijo (del mismo nombre) para acudir al lugar estipulado y comenzar la nota.

“Ni pudimos festejar”, dice José (h) mientras camina junto a su papá a “La Caldera del Parque” para posar para algunas fotos. “Sí festejaron”, le retruca su papá en tono jocoso, dejando en evidencia la relación de compinches entre ambos. Y también que la personalidad “jodona” del padre fue heredada por su hijo. Además, claro, de la pasión por el rugby.

José, para aquellos que son ajenos al mundo del rugby, fue centro del histórico seleccionado provincial que, entre otros logros, obtuvo varios títulos nacionales entre 1985 y 1992; y que le ganó a Francia en el Monumental José Fierro. En tanto, José (h), también centro, fue uno de los jugadores destacados en la reciente consagración de Lawn Tennis en el Regional del NOA; 32 años después de que su padre consiguiera el título provincial con los “Benjamines”.

“No tiene nada que ver con mi juego. Él es un jugador integral; sabe patear, tiene cambio de paso, visión de juego. Además tiene otro tipo de habilidades. Antes éramos mucho más rústicos”, asegura papá Gianotti, elogiando las habilidades de su hijo. “Me gusta la visión que tiene, su buena patada y el muy buen duelo. Lo que por ahí no me gusta es que después del duelo podemos regalar la pelota; entonces eso no funciona. Hay que ver cómo le damos continuidad sin desperdiciar la pelotita”, agrega, cambiando a un tono más de reproche en la última frase. Su hijo, mientras escucha, admite esta “falla” y asegura que es algo que tiene que corregir.

Por supuesto, el joven José no llegó a ver a su padre jugar en vivo. Sólo pudo hacerlo a través de videos (“de bastante mala calidad”, aclara entre risas). “También me contaron muchas cosas. Sé que tenía un gran tackle. Siempre escucho los consejos que me da en cuanto a ese tema y trato de sumarlo a mi juego. También me dijeron que tenía un juego muy apasionado”, relata. “Uno estaba medio loco en esa época”, consigna papá al escuchar la mención de “pasión”. “Él también ha mostrado la pasión. Creo que le ha salido este último año”, agrega.

La consagración de la semana pasada fue un desahogo grande para Lawn Tennis. Y los Gianotti, cada uno desde su lugar, lo vivieron así. “Desde que tengo memoria quería salir campeón. Cuando sonó el silbato me desarmé por dentro de la alegría. Es un sueño cumplido”, expresa José (h). “Fue hermoso. La vez pasada se nos escapó contra Natación por poquito. Ahora la felicidad fue total”, señala su padre.

Gianotti, una familia del rugby: el padre fue figura de Lawn Tennis; el hijo, un baluarte en el último título LA GACETA / Foto de José Nuno

Así como la relación de los Gianotti es de complicidad y de confianza, se torna seria cuando al rugby se refiere. Además de compartir en ocasiones los entrenamientos de la M16 del club (José padre da una mano y a veces lo suma a su hijo), en su casa comparten charlas sobre el juego, siempre pensando en evolucionar. “Cuando tenemos la oportunidad vemos los partidos y los analizamos juntos”, confirma Gianotti mayor, que aclara que durante los partidos la interacción va por otro lado. “Trato de decirle algunos detalles”, dice. “Cuando hace un try, le hago un chiflido y levanto la mano”, revela.

“Desde adentro de la cancha sí lo siento al señor. Me chifla y yo ya sé que es él, me levanta la mano y seguimos jugando. Es un saludo”, complementa José (h).

Pese a la buena relación, ambos aclaran que prefieren mantener el vínculo padre-hijo en cuanto al rugby y no les gustaría tanto una relación de entrenador-jugador. “Él es libre. Hablarlo en la casa es más que suficiente. Tiene que hacer su vida, ir descubriendo su camino. Este año ha madurado bastante”, apunta papá. “Entreno con el señor la M16 y putea de lo lindo, así que prefiero tenerlo de padre consejero”, sonríe.

Los orígenes

Aunque José (h) juega en Lawn Tennis desde que se inició en el rugby, para José padre el camino fue otro. “Empecé jugando en Cardenales cuando era muy chico. De ahí pasé a jugar al tenis, vine a jugar acá en el club y me rescataron de vuelta para el rugby. De ahí, no paré más”, recuerda.

Ya más identificado con los “Benjamines”, José (h) sí hizo todo el proceso en el club del Parque 9 de Julio. Con la figura de su padre siempre presente, pero no como una carga, según asegura el joven de 23 años. “La verdad es que no me pasó de que me comparen con él. Sí cada vez que me cruzo a los viejos del club, me dicen ‘tu papá está loco’, ‘no sabés lo que era tu papá’, ‘tenés que seguirle los pasos’”, cuenta José (h).

Y pese a que, como se menciono, no tuvieron el vínculo entrenador-jugador, el padre cuenta que siempre acompañó a sus hijos, tanto a Santiago (hijo mayor) como a José (h). “No me perdí ningún entrenamiento ni ningún partido de los chicos”, asegura. Además, compartieron (y siguen haciéndolo todavía) partidos de tocata.

“Juega desde los 12 años con los viejos que tenemos. De ahí ha sacado un par de mañas; tanto él como otros amigos”, cuenta José padre. “Yo aprendí a jugar al rugby jugando a la tocata. Él también tiene esa habilidad que viene de ahí”, agrega. “Hacer trampa, más que nada”, bromea José (h), en cuanto a las mañas obtenidas.

El sueño cumplido

Después de un 2023 complicado, 2024 está siendo muy positivo para Lawn Tennis. Tras perder la final del Anual sobre el final, se tomó revancha en el Regional, cuando se consagró ganando casi todos los partidos. Los Gianotti coinciden en que todo fue fruto del trabajo a largo plazo.

“Sabíamos a donde apuntaba el staff, qué impronta eran capaces de darle al equipo y la calidad que tenían. A mí ya me había tocado tenerlos en inferiores. Por ahí los resultados no se daban, pero sabíamos que íbamos por buen camino. Pagó el esfuerzo, porque hicimos un gran esfuerzo los jugadores y el staff”, analiza José (h). “Confiábamos totalmente en el staff y este año hemos hecho un cambio de calidad. Modificamos la cabeza, la actitud, y salió esto”, agrega.

Y ya con un primer objetivo cumplido, Lawn Tennis va por el Torneo del Interior algo que ilusiona a todo el club. “Creo que vamos a hacer un buen papel”, anticipa el jefe de la familia. José (h), por su parte, es contundente: “Ayer estábamos hablando eso con los chicos. Ya se terminaron los festejos y ahora tenemos la cabeza puesta en el Interior. Nos juntamos y dijimos que lo queremos ganar”, remata.

Pero además de los objetivos del club, padre e hijo se ilusionan con la posibilidad de que Tucumán tenga una franquicia en el Súper Rugby Américas; sobre todo porque José (h) forma parte de la Academia de la Unión de Rugby de Tucumán, un grupo de jugadores que se está preparando para ese escenario. “Estaría muy lindo poder jugar el Súper Rugby”, reconoce José (h), que admite que, si bien analizaría la posibilidad en caso de darse, asegura que no tiene como un objetivo fijo tener la experiencia de jugar en el exterior, al menos en el corto plazo.

“Creo que es una buena posibilidad para todo el rugby del norte. Está muy bueno, sobre todo para retener a los chicos en Argentina”, analiza, por su parte, José padre, remarcando lo importante que sería para él que su hijo continúe en la provincia. “A mí me gusta tenerlo en la casa, disfrutar de su compañía, de su alegría y todo”, admite. Y pese al irónico aporte de José (h) (”a veces”), sus palabras plasman con claridad la relación que tienen padre e hijo: una de complicidad, de respeto y de cariño mutuo, que paga dentro y fuera de la cancha.

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