San Cosme y San Damián, hermanos y médicos de origen árabe, son célebres por ejercer su profesión sin cobrar a los enfermos. Según la tradición, uno de sus milagros más conocidos fue el trasplante de una pierna a un hombre, utilizando la extremidad de un criado fallecido. Su vida estuvo marcada por una profunda vocación de servicio y generosidad hacia los necesitados.
Vivían en Égea, en la costa de la bahía de Alejandreta, Cilicia, donde sufrieron persecución bajo el mandato del gobernador Lisias, respaldado por el emperador Diocleciano alrededor del año 300 d.C. A pesar de los martirios a los que fueron sometidos, según la leyenda, sobrevivieron gracias a la intervención divina hasta que finalmente fueron decapitados. Este brutal final los consagró como mártires de la fe cristiana.
Sus cuerpos fueron sepultados en Cirrhus, Siria, lugar que se convirtió en el centro de su culto y donde se erigió una basílica en su honor. Con el tiempo, la devoción hacia los hermanos santos se extendió desde Siria a Roma, y luego a toda la Iglesia cristiana. Muchos fieles les atribuyeron milagros, incluidas curaciones extraordinarias, entre ellas la del emperador Justiniano I. Hoy, numerosas iglesias y capillas están dedicadas a los santos Cosme y Damián, patrones de los médicos y cirujanos.
Este y otros santos son celebrados durante el 26 de septiembre:
San Calistrato mártir
San Esteban de Rossano
San Eusebio de Bolonia
San Gedeón juez
San Nilo el Joven
San Sebastián Nam I-gwan y compañeros
San Senador de Albano
Santa Teresa Couderc
Beato León Legua Mart
Beata Lucía de Caltagirone
Beato Luis Tezza
Beato Buenaventura Esteve Flors
Beata Crescencia Valls Espí
Beato Gaspar Stanggassinger