Martinica se rebela contra su herencia colonial

Tensiones raciales atizan los disturbios por los precios y los privilegios de los blancos

ENOJO. Las protestas por el costo de vida derivaron en estallido social. ENOJO. Las protestas por el costo de vida derivaron en estallido social.
Hace 2 Hs

FORT-DE-FRANCE, Francia.- Los disturbios con incendios y saqueos de estos últimos días contra el encarecimiento de la vida en Martinica están atravesados por tensiones raciales y socioecómicas en esta isla caribeña colonizada hace casi cuatro siglos por Francia y marcada por su pasado esclavista.

“Les ‘bekés’ imponen su ley”, dice una martiniquesa, que sufre para llegar a final de mes, en referencia a los blancos descendientes de colonos y esclavistas que atesoran el poder económico de la isla, actualmente con estatuto de colectividad francesa de ultramar.

Tres de los siete grandes grupos minoristas en el centro la polémica por los altos precios de los alimentos, 40% más caros que en Francia metropolitana, son propiedad de ‘bekés’, comunidad estimada en 3.000 personas, de una población de 360.000 en la isla.

Los protestas derivaron en varias noches de disturbios con heridos, decenas de detenidos, saqueos y vehículos quemados. Las autoridades decretaron un toque de queda nocturno el jueves.

Las críticas por los precios apuntan al principal grupo del sector, fundado por Bernard Hayot, de 89 años, con una facturación de casi 3.300 millones de dólares. Su fortuna familiar figura en el puesto 431 de las 500 mayores de Francia, según la revista Challenges.

“Hayot, antes de ser un ‘béké’, es un líder empresarial, es un capitán de la industria”, asegura Emmanuel De Reynal, un publicista de 58 años, también ‘beké’. “No veo por qué se debe tener en cuenta su origen racial”, agrega. Para otros, estos “empresarios exitosos” son hombres blancos con algo en común: sus antepasados fueron dueños de esclavos. En 1635, Francia colonizó Martinica y regaló tierras a los colonos blancos. La isla vivió después más de dos siglos de economía esclavista, recuerda el historiador Frederic Régent.

Inhumanidad

“Heredamos una historia terrible”, reconoce De Reynal, que firmó en 1998, con varios centenares de békés, un texto que denuncia “la inhumanidad de la esclavitud”. Tras la abolición, en 1848, los propietarios fueron compensados por el Estado, con 400 francos de aquel momento por cada esclavo. Los esclavos no recibieron nada.

Maël Lavenaire, investigador de la London School of Economics, dice que nacer ‘beké’ significa, aún hoy, tener más posibilidades de alcanzar la cima de la escala social que un descendiente de esclavos, en un territorio donde el 27% de la población vive bajo el umbral de pobreza.

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