La hidratación es esencial para mantener un cuerpo y mente saludables. Sin embargo, muchas personas subestiman la cantidad de agua que realmente necesitan a diario. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la recomendación para mayores de 14 años es consumir al menos 2 litros de líquidos al día para las mujeres y 2,5 litros para los hombres, bajo condiciones de temperatura y actividad física moderadas. A pesar de estas directrices, una parte significativa de la población no alcanza estos niveles de hidratación, lo que puede generar diversas señales de advertencia en el cuerpo.
¿Cómo saber si no estás bebiendo suficiente agua?
Si bien la sed es el indicador más común de que tu cuerpo necesita líquidos, este síntoma aparece cuando ya hay una leve deshidratación. Por eso, los expertos recomiendan no esperar a tener sed para beber agua, especialmente en personas vulnerables como niños, ancianos, deportistas o aquellos con condiciones médicas.
Los primeros signos de que no estás hidratado adecuadamente incluyen:
Sed constante: el síntoma más evidente, pero también un indicador tardío.
Sequedad en la piel y mucosas: la piel se puede sentir más seca o tirante, y podrías notar la boca o garganta reseca.
Orina oscura y en menor cantidad: la orina de color amarillo oscuro o ámbar puede ser una señal de deshidratación, ya que el cuerpo retiene líquidos.
Síntomas más avanzados de deshidratación
Si no se toman medidas para reponer líquidos, la deshidratación puede progresar y generar síntomas más graves, como:
Somnolencia: la falta de agua afecta el rendimiento mental, provocando cansancio o somnolencia.
Dolores de cabeza: la deshidratación puede desencadenar dolores de cabeza o migrañas.
Fiebre y fatiga: el cuerpo puede responder con un aumento de la temperatura, causando malestar general.
Factores que aumentan el riesgo de deshidratación
Existen situaciones que demandan una mayor ingesta de líquidos, como el ejercicio físico, temperaturas elevadas, o episodios de fiebre, diarrea o vómitos. También, etapas como el embarazo y la lactancia requieren incrementar la hidratación para compensar las necesidades adicionales del cuerpo.
Consejos para una correcta hidratación
Para evitar la deshidratación, es importante adoptar hábitos como:
Beber agua con cada comida y entre comidas.
Hidratarse antes, durante y después de hacer ejercicio.
No esperar a tener sed para beber.
¿Qué pasa si bebes demasiada agua?
Aunque menos común, un exceso de agua también puede ser perjudicial. Si el cuerpo no es capaz de eliminar el exceso de líquidos a través de la orina, el sudor o la respiración, puede producirse un desequilibrio electrolítico, lo que lleva a la hiponatremia (baja concentración de sodio en la sangre). Esto puede tener consecuencias graves, especialmente en personas con problemas renales.