Todo nos irrita. Una luz que se pone en rojo justo antes de lograr atravesar el semáforo, una fila en el cajero o un amigo que no atiende nuestras llamadas. Solo bastan unos minutos para que nos sintamos completamente frustrados. Nos disgustamos cuando nos enojamos y puede llevarnos a conductas más violentas o aumentar nuestros niveles de estrés. ¿Por qué nos sentimos fastidiados todo el tiempo según la psicología?
El enojo forma parte de las distintas emociones que los seres humanos podemos experimentar, sin embargo, esta es considerada la más severa de todas ellas. Lo cierto es que aunque pueda ser identificada como una sensación poco productiva, injusta o carente de profesionalidad, esta también es necesaria e inevitable, ya que forma parte de un escenario emocional estable. Pero cuando esta es la única emoción que experimentamos, suele ser un indicio de un problema más grave.
¿Cuáles son las consecuencias del enojo crónico?
Una sensación de molestia constante no es una reacción inocua. El enojo tiene consecuencias tanto para nuestro entorno como para nuestra experiencia, incluyendo nuestra salud. Los efectos del fastidio incesante pueden abarcar la agresión, que es la tendencia de actuar nuestro enojo y puede ser sumamente destructiva. Así también el estrés crónico puede ser otra secuela de esta molestia sostenida: los niveles de estrés están constantemente elevados lo que a la vez puede llevar a un amplio espectro de problemas físicos y desórdenes psicológicos e incluso conflictos en nuestras relaciones y proyectos.
Pocas personas desearán estar enojadas todo el tiempo, pero esto parece inevitable. Existen algunas razones por las que las personas que sufren de enojo crónico experimentan aquellas emociones, ya que esta emoción sirve a un propósito y encuentran en él algún tipo de resolución a una necesidad. Si deseamos reducir los momentos en que nos sentimos enojados, deberemos prestar atención a los posibles motivos.
Las razones por las que nos sentimos enojados todo el tiempo
La ira como forma de combatir la tristeza
Entre aquellas razones, puede que para las personas que sufren de un enojo crónico, el fastidio sea su antidepresivo por motivos arraigados a las creencias y valores compartidos de ciertas culturas. En algunos grupos, la tristeza se considera un signo de debilidad, especialmente en el caso de los hombres, y una de las estrategias más comunes para evitar la tristeza es la ira. Algunas personas aprenden desde temprana edad que pueden distraerse de la tristeza enfadándose. El enojo es un antidepresivo particularmente tentador porque, contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, ya que realidad se trata de una emoción positiva.
Los psicólogos clasifican la ira como una emoción positiva porque alimenta nuestro ego: nos hace sentir fuertes, poderosos y moralistas. Como la ira es una forma tan poderosa de sentirse bien temporalmente, es fácil caer en el hábito de usarla como antidepresivo, para distraer o adormecer el dolor de la tristeza y el duelo.
El enojo puede aliviar nuestra baja autoestima
Pero otro motivo está en que el enojo puede hacernos sentir bien con nostros mismos, reconciliarnos y aumentar temporalmente nuestra autoestima. Algunas personas aprenden a lidiar con el dolor de la baja autoestima criticando a los demás y haciéndose sentir mejores en comparación.
Y aunque esta puede ser una estrategia eficaz para aumentar la autoestima a corto plazo, esta deja de funcionar en el largo término. Así que, en lugar de utilizar la crítica a los demás como una forma accesible y en última instancia ilusoria de aumentar tu autoestima, la solución es encontrar formas más saludables de sentirnos bien con nosotros mismos.
Nuestras altas expectativas nos frustran
Las expectativas irreales también son la antesala a la decepción crónica y al enojo constante. Mantenemos perspectivas poco realistas porque nos dan la ilusión de certeza y el breve sentimiento de confianza que viene con ella. Sin embargo, esperar obtener las mejores calificaciones o ser perfeccionistas respecto a nuestro proyectos pueden ser formas de autosabotaje. Las expectativas tan altas son una cierta forma de crueldad que puede llevarnos a una frustración constante y el liberarnos de aquellos paradigmas puede reducir nuestro enojo constante.