Pilar del Río: “Saramago no iba a sentarse a esperar que llegara la muerte”

Presidenta de la Fundación Saramago, traductora de sus libros y compañera del premio Nobel portugués, reflexiona sobre la forma en que el escritor podría interpretar el mundo actual, la vigencia de su obra y lo que queda por publicar. “Saramago no imaginó que personas como Trump o Milei recibirían el apoyo de votantes sensatos”, afirma.

Pilar del Río: “Saramago no iba a sentarse a esperar que llegara la muerte”
Hace 4 Hs

Por Sergio Silva Velázquez

Para LA GACETA - LISBOA

Un ejercicio de transferencia. ¿Es cierto que podemos corporizar al ausente tan solo si hablamos con quien lo acompañó? No lo sabemos. A Pilar del Río, la albacea de un tesoro literario, no le gusta ser llamada viuda de José Saramago. Aunque en su caso, la transferencia sea posible: la del legado de una obra sin tiempo, sin tierra, inconmensurable y humana. No hay otro autor contemporáneo que sea más universal que el portugués, Nobel de 1998. Que sea, en presente.

Pilar sonríe. Su historia de amor es más que conocida. Ella, una periodista española de 36 y él de 64. La lectura reveladora de Memorial del Convento, la de El año de la muerte de Ricardo Reis, sus ganas de saber más de ese autor que empieza a habitar su inconsciente y del que hablaba en su programa y en sus artículos. No una entrevista. Ella quería agradecerle “el haberle hecho mejor persona con sus libros”. “Soy su lectora. Voy a Portugal; quisiera conocerlo”, le dijo.

A las cuatro de la tarde del 16 de junio de 1986, sus mundos empezaron a licuarse.

-¿Pilar, qué está haciendo?

-Voy a intentar ser Pilar. Tal vez en los próximos meses pueda volver a ser yo y no solo exclusivamente la continuadora (sic) de Saramago. Estoy abocada a la tarea de la fundación y nuestra oficina en Lisboa y en la biblioteca de Lanzarote. Pero además he estado escribiendo y tengo proyectos.

-Usted se ha expresado claramente en favor de las culturas regionales, las identidades y el federalismo. Tiene una firme base ideológica que contempla el pluralismo y el consenso. Bajo esa premisa… ¿qué opinión tiene del presidente argentino Javier Milei?

-(Silencio prolongado..) Tengo claro lo que pienso... pero no lo entiendo. No es que no entienda a Milei… claro que sí. No entiendo que un país con el nivel cultural de la Argentina haya votado de esa manera. Puedo entender que no le gustara el candidato A o B o no le gustara la gestión de C o D. Votar de esa manera en un país culto… disculpa… es que no tengo palabras para expresar mi sorpresa porque en Argentina pase eso. Si me dices en otro país, puedo entenderlo. ¿En la Argentina que conozco? Eso no pasa.

-Por los temas que ha tocado Saramago en sus libros me nace preguntarle, en un ejercicio que requiere de imaginación, qué opinaría de las nuevas narrativas en redes sociales, los trolls, los haters…etc

-Me manejo en X. Entro y veo a compañeros periodistas que recomiendan artículos y yo hago lo mismo por lo que para mí se amplía esa red de interacciones. Una actividad casi de ciudadana. Lo que está pasando con los bulos (fake news) con esta dependencia absurda, me parece que estamos todavía alucinados y atontados y que las cosas se irán calmando cuando nos pase el primer furor. Estamos más encerrados que nunca en nosotros. Al final de su vida, Saramago fue bloguero, no para generar controversia ni disputa sino para mantener la corriente de comunicación con los demás. ¿Qué diría? No lo sé…pero escribió Ensayo sobre la Ceguera, personas que creyendo que ven muy lejos están ciegos sin darse cuenta cómo están siendo manipuladas y llevadas al precipicio donde van… contentísimas.

-En efecto, sus libros reflejan escenarios actuales…

-Saramago dijo que los perversos del sistema político no vienen con correaje y vestidos de campesinos trabajadores sino con corbatas de Armani en referencia a algunos líderes que arrinconaban a la democracia.  No estamos hablando de ideologías sino de democracia. Decía él: la están sustituyendo por fórmulas y no se está gobernando por el pueblo ni para el pueblo. Aun así, creo que Saramago nunca imaginó que personas como Trump o Milei pudieran recibir el apoyo de votantes sensatos.

-¿Por qué cree que sigue siendo leído?

-Porque es un contemporáneo. El hecho de que haya muerto en 2010 no significa que no esté reflexionando en asuntos que hoy preocupan, por ejemplo, si hay fábricas de armas al lado tiene que haber fábricas de conflictos: que eso lo escribiera en 2009 no significa que no sea una realidad hoy que la puedes leer por su fuerza y valor literario pero también por su específica consonancia temática. ¿Por qué existe el conflicto? Saramago se refiere a la violencia ejercida sobre las personas y las sociedades que las convierten en víctimas y les impiden ser dueñas absolutas de sus vidas. La industria de las armas es la más poderosa, no la de darle de comer a la gente. Ese libro se llama Alabardas y su idea estaba clarísima (la novela que trabajaba al morir y de la que solo alcanzó a completar tres capítulos, publicada póstumamente)

-¿Se ha publicado todo?

-Todo. Incluso el segundo libro que fue rechazado en su tiempo y cuando Saramago consiguió su renombre ya no quiso que se publicara salvo después de su muerte. Quedan algunos cuentos breves, alguna pequeña obra de teatro: son papeles que los expertos manejan y estudian y no sé si algún día verán la luz. En Portugal estamos recuperando sus traducciones de grandes clásicos como Ana Karenina, por ejemplo.

-¿Por qué cree que fue “mal interpretado” El Evangelio según Jesucristo? ¿Atribuye la censura de entonces a algo estrictamente político?  ¿Qué pasaría si ese libro saliera por primera vez hoy?

-Esta tarde voy a Coímbra a una representación de un monólogo del libro Caín y digo que si hay alguien que se quiere escandalizar es la ocasión porque es un monólogo muy fuerte, podría decir blasfemo. Y no pasa nada, es una obra para teatro. En aquel momento, ocurrió que había un gobierno cuyos miembros llegaron a decir que El Evangelio…estaba mal escrito, que ofendía a los portugueses y a la Iglesia Católica (Saramago manifestó: Soy un ateo producto del cristianismo). El Papa Francisco estuvo el año pasado en Lisboa y ha citado a José Saramago. Lo que hizo el gobierno de (Aníbal Cavaco) Silva (entonces primer ministro portugués) no tiene la más mínima importancia porque no habían leído un libro en su vida. Pero además, el gobierno siguiente del mismo partido le pidió perdón. Es bueno decirlo: José Manuel Durão Barroso, el presidente que sucedió a Silva, pidió perdón porque lo que habían hecho no se podía hacer en una democracia (en 1993, el escritor abandona Portugal y se establece en Lanzarote, España). De vez en cuando nos decían…. “ay es mayor, ya se tiene que quedar tranquilo”. Saramago no iba a sentarse a esperar que llegara la muerte. Su última iniciativa fue: “quisiera ir a Japón” y no pudo. Hay gente que espera que la vida pase y otras que hasta el último día son activas, dinámicas, creativas y siguen enfrentándose a grandes proyectos. Caín y Alabardas, en el caso de José. Él era así y no se iba a retirar nunca (es la primera vez que lo llama José. El halo de protección se refleja en José y Pilar, la hermosa película-documental de Miguel Gonçalves Mendes con Saramago protagonista de la última escena grabada en Lanzarote. El hombre no creyente, el que afirma momentos antes en el film “para mí no hay nada… nada más allá de esto” cede por fin a la tentación y pronuncia las palabras que lo contradicen. “Pilar. Nos encontraremos en otro sitio”).

© LA GACETA

Perfil

Pilar del Río es periodista y traductora. Desde 2007 es presidenta de la Fundación Saramago en Lisboa. Es considerada una de las pioneras del feminismo en España, donde también se ha destacado por su compromiso con las libertades en los años de la Transición democrática. Tradujo varias de las novelas de Saramago al castellano: El hombre duplicado (2003), Caín (2009), Ensayo sobre la lucidez (2006) y El viaje del elefante (2008), entre otras.

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