El emblemático Centro Cultural del microcentro que cumple 40 años: su extraño inicio y el sueño de su creador
El 26 de octubre de 1984 abrió sus puertas en 25 de Mayo 265. Coloquialmente “el Centro Cultural” ha perdido el apellido de su mentor, Flavio Eugenio Virla. Lo que no ha perdido es la convocatoria a sus múltiples propuestas. Directores y artistas dan muestras de gestión, agradecimiento y mucho afecto. La historia de su edificio, la experiencia del diario “El Orden” y la construcción del centro es digna de contar: se trató del sueño democrático de Virla, plasmado por Jorge de Lassaletta (padre).
LOS ARTISTAS
La acústica y el piano
“Mi experiencia en el Virla siempre fue excelente. ¡Es como mi segunda casa! Y la atención, desde el director hasta el último empleado es totalmente cordial y eficiente. No puedo dejar de destacar la acústica del hermoso auditorio y del sonido de su piano; creo que en este momento el mejor de nuestra ciudad”. Maestra Celina Lis, pianista y docente.
Enorme valor afectivo
“Mi experiencia en el Virla ha sido siempre hermosa, por muchas razones: por el espacio, por los contenidos, por la gente que allí trabaja, por queridas personas que allí he conocido, porque siempre me ha cobijado en mis regresos. Y esto es muy importante para un tucumano que se fue hace 50 años de su tierra. Regresar y tocar en el Virla siempre ha tenido un enorme valor afectivo para mí. Y por último es muy importante porque pertenece a una universidad pública, a la gloriosa Universidad Nacional de Tucumán, y estamos en el tiempo exacto para reivindicar esa bandera de la cultura nacional que es la universidad”. Juan Falú, guitarrista, compositor, docente (foto).
El lujo de estrenar
“Desde su inauguración hasta la fecha trabajé en el Virla en más de 20 oportunidades, siempre con una excelente atención técnica y administrativa. Fue un lujo para mí estrenar muchos éxitos. Felices 40 años”. Rolo Andrada, actor, director, docente.
Sala cercana y acogedora
“El Virla es la mejor sala de Tucumán. Para cantar con los coros tiene una acústica formidable. Y además la forma del escenario y la distribución de las butacas invita a que la comunicación entre los interpretes y el público sea muy cercana y acogedora. Para los chicos y jóvenes de los coros el Virla fue siempre el mejor lugar para cantar. Es como estar en casa. Es muy emocionante pensar que han pasado 40 años y que el Centro Cultural sigue albergándonos con afecto. Brindo por muchos años más, con augurios de progreso y crecimiento engalanando la cultura tucumana”. María Eugenia de Chazal, exdirectora de los coros infanto juveniles de la UNT, docente, investigadora.
Arropada de aplausos
“Hace años, cuando asistía al taller de teatro de Pablo Parolo, fuimos con el grupo a ver ‘Agarrate Catalina’. Mientras Pablo subía a la cabina de sonido, su madre le deseó éxito en francés y ambos cruzaron sus miradas. En ese momento mis compañeros y yo nos preguntamos si algún día podríamos subir al escenario semicircular y recibir aplausos. Deseé, esperé por el éxito. Actué en diversos teatros, pero me siento una verdadera Matilde (@ellocoylacamisa.tuc). El Virla me arropó de aplausos, de cálidos y sinceros abrazos. ¡Feliz cumpleaños! Gracias a su director y al personal”. Liliana Juárez, actriz (foto).
La segunda casa
”El Virla fue mi segunda casa. Siempre fueron receptivos y apoyaron los proyectos que presenté. La mayoría de los recitales importantes del inicio de mi carrera tuvieron lugar en el auditorio. Siento un gran afecto por esa casa y por su gente”.
Leo Deza, músico, compositor, productor.
Desde la primera muestra
“Participé en numerosas muestras colectivas en el Centro Cultural Virla. Mi primera muestra individual, ‘Fotografías’ también fue allí, con minuciosa curaduría de Jerónimo Sáenz Landaburu. Obviamente el deseo y poder exhibir en mi terruño motivaron el proyecto. Merecido reconocimiento en sus 40 años de existencia. El motor de nuestro país está basado en las instituciones del Estado, que debemos reconocer, respetar y defender como patrimonio de nuestra Nación”. Ramón Teves, artista plástico especializado en fotografía (foto).
Refugio de sueños musicales
“Mi experiencia artística está ligada al escenario del Virla. Recuerdo el año 1999: mi primera actuación fue con el grupo de jazz ‘La Escalera’. Desde entonces el Virla fue una casa donde con suma calidez encontraron refugio mis sueños musicales, tanto con mis distintos grupos como recientemente, con la orquesta Chivo Valladares. El Virla atraviesa toda mi carrera artística”. Rony López, músico, director, docente.
Hogar de muchos
“Para mí el Virla es muy importante, fundacional en mi historia musical. Allí me han pasado cosas muy importantes: toqué con varios músicos muy admirados, con varios proyectos, y sobre todo fue el lugar que me recibió en mi primer show como solista, en 2015. Ha sido y es hogar de muchos de nosotros; siempre contamos con el apoyo y la hospitalidad de todos los que trabajan allí”. Manu Sija, multiinstrumentista, compositor, productor.
›› GESTIONES
Tienen la palabra los directores
Alicia Fernández
LA GACETA
“Me sorprende siempre la referencia que significa el Centro Cultural para la comunidad tucumana, no sólo en las actividades culturales o populares sino también para la academia. Los artistas, sobre todo los emergentes, quieren actuar aquí porque los posiciona como trampolín”, señala Iván Alarcón, actual director del Centro Cultural Virla. Desde la larga lista de artistas consagrados hasta muestras de la Facultad de Artes cuyos egresados vuelven a exponer, o las actividades literarias, Alarcón da cuenta de que el universo Virla es inabarcable.
“Hace tres meses teníamos en un 98% cerrado este año. De hecho ya estamos trabajando con la agenda 2025. No sólo con espectáculos; hay un renacer de las actividades académicas, como seminarios, congresos, talleres y conferencias”, informa.
Respecto de la difícil situación económica, afirma: “le buscamos la vuelta con coproducciones; siempre se apoya al artista. Asiste un poco menos de público, pero sigue habiendo actividades en todas las salas. Hay fenómenos que aseguran gran convocatoria, como el stand up o el de la música coreana, el K Pop, que convoca masivamente a público adolescente. Además hemos sumado a los artesanos locales con ferias”.
“Hay cuestiones técnicas que actualizar en materia de luminarias, de audio, etcétera, pero en agenda estamos cubiertos. En el área muestras nos hemos posicionado por una cuestión coyuntural, por las obras del Museo Timoteo Navarro”, reconoce.
“El Virla tiene un reconocimiento de la sociedad por todo lo que significa, por el cobijo de la UNT; la gente sigue soñando con estar acá. Y nosotros queremos que todos nuestros espacios se ocupen. Mantenemos ciclos superexitosos, que forman parte de la rica movida cultural tucumana”, concluye.
La suerte de aprender de los grandes
Viky Ríos ingresó al Virla en febrero de 1985 y se hizo cargo de la dirección de 2014 a 2021. “Tuve la suerte de aprender de los grandes: el propio Virla, Ricardo Somaini, Salvador Rimaudo y de mi gran amiga Josefina Alonso de Andújar. Además conté con compañeros excepcionales, en un gran equipo; con una Secretaría de Extensión con la que coincidíamos. Por supuesto, con los artistas, que siempre se prendieron a nuestras propuestas, y con el público, que siempre nos apoyó”, afirma.
Entre innumerables y recordadas acciones, durante su gestión se instalaron ciclos que siguen vigentes como: el Mes de la Memoria (marzo) de muestras coordinadas con distintos organismos de Derechos Humanos y una vigilia todos los 23 de marzo; el Lunes de Escritores en el Bar del Virla, coordinado por Gustavo Callejas; y el Café Literario y Cultural, en coproducción con la Facultad de Filosofía y Letras, coordinado por Guillermo Siles.
Construcción de bienes culturales
Déborah Prchal se refiere a su período de dirección (2006 a 2008) como una visagra entre dos modos de gestión. “Se convocó por primera vez a presentación de proyectos para cada área y la selección de programación se hizo con un jurado de expertos; se trabajó con escuelas públicas de periferia, con el Hospital de Niños, a través del programa clown en hospitales; con los estudiantes en el proyecto Virla Joven, con las infancias a través de talleres en familia, entre otras acciones colectivas”, detalla. La sala mayor ofrecía actividades tan diversas como un emotivo concierto del Coro del Penal Villa Urquiza o la fiesta que fue el debut de Karma Sudaca, que recuerda entre muchas otras. “Gestión cultural es más que una agenda de espectáculos; es una visión política de desarrollo, inclusión, expresión, acceso y construcción de bienes culturales. Esa fue mi meta al frente del Virla”, define.
›› EL EDIFICIO
El sueño democrático de Flavio y Jorge
Fabio Ariel Ladetto
LA GACETA
El edificio del Centro Cultural Virla tuvo dos vidas, ambas vinculadas íntimamente con el devenir social, intelectual y político de la provincia. El inmueble original levantado en 25 de Mayo 265 albergó inicialmente al diario El Orden, y luego fue adquirido por la Universidad Nacional de Tucumán para reconvertirlo en el principal foco de la oferta artística de la provincia desde su Secretaría de Extensión.
De la construcción inicial inaugurada en 1930, obra de Juan Waldorp (hijo), sólo queda la fachada de raíz neoclásica de estilo francés y la gran y lujosa escalera lateral al primer piso -de mármol, con baranda de madera y bronce- como vestigios de gran valor arquitectónico de lo que fueron las edificaciones tradicionales del primer tramo del siglo pasado. Luce aún las pilastras de doble orden y la pequeña torre con cúpula en su punto más alto.
El resto fue reconceptulizado, reformulado o demolido para erigir el Centro Cultural diseñado por Jorge de Lassaletta (padre), quien lo concibió con diferentes espacios para las distintas expresiones: es así que hay un anfiteatro con 307 localidades, tres salas y vitrinas de exposición para la plástica, un salón para 80 personas en el primer piso y otro para 60, camarines con patio de actores, depósitos, el Museo Arqueológico, oficinas administrativas y los estudios de Radio Universidad. Incluso la recova es producto de la nueva etapa, cuando se hizo un retranqueo del acceso.
La construcción se hizo sobre un espacio de casi 70 metros de fondo por 12 de frente, que se ensancha en un martillo final de 20 metros lo que permitió hacer el auditorio, con un diseño único en la provincia. Los desafíos de la acústica fueron solucionados con los paneles laterales que evitan el rebote del sonido, y está dotado con uno de los mejores pianos de la provincia, de marca Kawai.
El diario El Orden había sido creado en 1883 por Ernesto Colombres y dejó de publicarse en 1948. Entre 1947 y 1950 se editó en sus imprentas el diario Trópico de la UNT, que luego se hizo cargo de todo el espacio en junio de 1948, ante la quiebra del diario.
Con la vuelta de la democracia, la visión del rector normalizador Eugenio Flavio Virla acerca de la importancia de contar con un lugar propio para lo artístico (en esos momentos, el teatro Alberdi estaba cerrado) hizo que se encarase la remodelación, que fue habilitada el 26 de octubre de 1984, hace hoy cuatro décadas.
Tres años más tarde, el rector Rodolfo Martín Campero lo bautizó con el nombre de Virla, para rendir honor al padre conceptual de ese lugar, que tuvo al recordado Ricardo Somaini como su primer director. Los espacios a nivel de la calle (sala Arcos), subsuelo (Semicircular y Pequeña) y entrepiso (Bandeja) están ágilmente interrelacionados con escaleras y pasillos que permiten la circulación del público, y sirven de acceso al anfiteatro luego de tomar un café en el bar interno. También se vitaliza en el Virla el plano comercial, ya que aloja a diferentes ferias de artesanos y emprendedores independientes, especialmente en fechas festivas, lo que potencia su inserción en el aspecto productivo tucumano.
Daniela Moreno y Javier Roig, en su artículo en el libro sobre las propiedades de la UNT, mencionan los “falsos vitrales colocados en distintos puntos del edificio”, realizados con la técnica de Eduardo Heredero Llopis y que reproducen obras de plásticos tucumanos.
“Aquí se pondrán ver exposiciones de todas las creaciones representativas del contenido superior. Y llenarán el ambiente las expresiones de la prosa, la poesía, el canto, la música y la danza. Tendremos las manifestaciones plásticas como mensaje sintético y permanente de irrealidades y realidades nacidas en lo profundo del ser del artista”, dijo Virla en su discurso inaugural. En el fondo, propio de la época, la inauguración respondía al impulso de democratizar la cultura en todas sus formas.