Una humanista que resiste a los tópicos

“Más bien King Kong que Kate Moss”.

17 Noviembre 2024

ENSAYO

TEORÍA KING KONG

VIRGINIE DESPENTES

(Random House – Barcelona)

Admirada hasta los lindes mismos de un fan de rock o defenestrada por las tribus de los intelectuales clásicos –de los que suponen que disponen de todas las cartas del mazo-, la francesa Virginie Despentes (Nancy, 1969), destaca como una de las brillantes pensadoras que ha sabido alumbrar Europa en lo que va del siglo. Un torrentoso manantial de ideas provocadoras sin superficialidad e interpeladoras sin vanidad. “No me siento feminista. Me siento una persona que puede entrar en la piel de un hombre. Y que tengo ese derecho”, sostuvo, en perfecto castellano, en una entrevista que concedió hace un tiempo en un programa de tevé.

Desde cierta perspectiva, Despentes es una empírica… pero no todas las empíricas son Despentes. Su acervo teórico advino por añadidura de su experiencia vital. Jamás de los claustros. Esta prestigiosa novelista y directora de cine se marchó de su Lyon natal a los 17 años y desde entonces su vida se convirtió en una suerte de apasionante serie de Netflix, pero sin artificios ni golpes bajos. Laboró en una tienda de discos, en revistas musicales, en un peep show, cantó rap y atravesó dos experiencias que marcaron a fuego su vida y su mirada del mundo y de las cosas. Una violación y una experiencia de dos años como prostituta, de la que extrajo singulares conclusiones acerca del universo femenino y del masculino. De allí, por caso, emanó la observación de que en buena medida los hombres más atribulados y débiles son los que pagan por sexo. Son esos, precisamente, dos de los temas que articulan Teoría King Kong, amén de “Durmiendo con el enemigo” y un sarcástico “Buena suerte, chicas”.

En términos de etiquetas, huelga la unanimidad. Despentes es considerada feminista, neo feminista, el ala izquierda del feminismo y hasta posfeminista. Para el autor de estas líneas, acaso sea un poco de todo eso, pero sobremanera una humanista que resiste a los tópicos, no está a gusto con la marcha de Francia (¿del planeta mismo? Y, sobre todo, ejerce el vigoroso derecho de decir lo que piensa, señalar rumbos posibles y declinar de cuajo la inocencia de las políticas de Estado y la gozosa comodidad con la que los hombres nos contentamos con una suerte de tibia apertura progresista que alivia las almohadas a la noche y durante el día, los días, nos permite gozar de seculares privilegios heteronormativos.

Vaya, pues, un breve punteo de los asertos de un libro en el que Despentes asegura que la revolución femenina está en marcha y la revolución masculina aún no ha comenzado:

-Yo, como chica, soy más bien King Kong que Kate Moss.

-Siempre estamos vigiladas por los hombres que siguen metiéndose en nuestros asuntos para decirnos lo que nos conviene y lo que no. Vigiladas, sobre todo por las otras mujeres, por la familia, por las revistas femeninas, por el discurso dominante.

-La maternidad se ha vuelto el aspecto más glorificado de la condición femenina.

-¿Qué es lo que exige ser un hombre, un hombre de verdad? Reprimir sus emociones.

Acallar su sensibilidad. Avergonzarse por su delicadeza, de su vulnerabilidad.

-Lo que me da rabia no es lo que los hombres hacen o son, sino lo que quieren impedirme que haga o lo que quieren obligarme a hacer.

-El verdadero coraje. Confrontarse con lo nuevo.

© LA GACETA

WALTER VARGAS

PERFIL

Virginie Despentes es novelista y directora de cine. La popularidad le llegó con su primera novela, Fóllame (2019), llevada al cine. Desde entonces ha publicado Perras sabias, Lo bueno de verdad, Teen Spirit, Bye-Bye Blondie, Apocalipsis bebé y la trilogía Vernon Subutex (2016-2018), demoledor retrato de la sociedad contemporánea francesa. Su ensayo Teoría King Kong la convirtió en uno de los referentes del posfeminismo.

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