Riesgos y urgencias de la oposición tucumana para 2025

Riesgos y urgencias de la oposición tucumana para 2025

Los sectores mayoritarios de la oposición en Tucumán perciben que el año electoral queda lejos, lejísimos. La sensación de distancia no sólo tiene que ver con los meses que faltan para las fechas clave del cronograma electoral, sino también por otros dos motivos:

1-Las decisiones sobre sus espacios se tomarán en Buenos Aires.

2-La desorientación sobre el escenario político del año que viene es total y por eso no ven ni atisbos de posibles alianzas.

Uno de los agravantes de la situación es que la situación del peronismo parece comenzar a acomodarse en el ámbito nacional y que eso puede llegar a tener derivaciones en la provincia. La asunción de Cristina Fernández en la presidencia del PJ y las fotos de unidad hacen prever que el justicialismo podría reagruparse más temprano de lo esperado. En el plano provincial, la cuestión está un poco más vidriosa para los “compañeros”: el gobernador Osvaldo Jaldo mantiene un vínculo amistoso con la Rosada y está enlistado entre los mandatarios dialoguistas. Como jefe político del justicialismo, el tranqueño pretende armar en soledad la lista de candidatos a diputados. Eventualmente, podría conformar un frente provincial con el Partido como columna. El peronismo ex manzurista está en la vereda del frente, en la de la presidenta partidaria y la oposición a Milei, y planea confrontar contra el jaldismo. Creen que tienen posibilidades de quedarse con el sello del partido y replicar en el distrito el armado que pueda constituir Cristina. De todas maneras, en ambas partes sostienen que la unidad podría darse bajo determinadas circunstancias. Si eso sucede, se aguaría la ilusión opositora de que el peronismo llegue dividido.

La oposición tucumana tiene sus propios intríngulis con condimentos comarcanos. Hay sectores que quedaron en la misma faz que el oficialismo nacional y otros, que mantienen más distancia con la Rosada. A su vez, algunos que son mileístas en la Ciudad de Buenos Aires son disidentes en relación a Jaldo, que está cerca de Milei.

Hay dos factores clave que explican la atomización opositora. Por un lado, dirigentes de los colores políticos todavía no reaccionan al ascenso de Milei al poder. El economista los dejó sin discurso y obligó a que comiencen a replantearse sus ideas y relaciones. Por el otro, Jaldo incluyó a disidentes con los que mantenía cercanía en la estructura de su Gobierno y se alió con partidos que antes lo cuestionaban.

El número más grueso de disidentes en este distrito está integrado por los fragmentos de Juntos por el Cambio. A grandes rasgos están el radicalismo, el PRO, el alfarismo y CREO. Por otro lado y por aparte, de acuerdo con la participación en los últimos comicios nacionales, están Fuerza Republicana y Libres del Sur, que tuvieron también sus transmutaciones (en el caso de Libres, su máxima figura, Federico Masso, es ministro de Desarrollo Social)

A ellos se añaden finalmente los partidos y movimientos de la izquierda, que no se han movido ni un centímetro de sus espacios y permanecen en la oposición, tanto nacional como provincial. En muchas ocasiones han sido los únicos que se han manifestado y han cuestionado políticas de los ejecutivos provincial y nacional.

Uno a uno

1-En el radicalismo está la mayor cantidad de dirigentes reconocidos y con cargos electivos. En la Nación, sus diferentes líneas se han dividido entre el apoyo y las críticas al mileísmo. En la provincia, también están segmentados en dos grandes grupos: los que están dentro del partido y cuestionan aspectos del Gobierno nacional y el camperismo, que se alejó de la estructura y aspira a integrar el mileísmo.

La UCR pone en juego una banca: la de Roberto Sánchez. Preservar ese escaño es el objetivo del 2025 para la supervivencia política. Los radicales necesitan sí o sí “salvar la ropa”, en palabras de un dirigente de experiencia.

Todos reniegan de sus internas, pero las reeditan casi de manera permanente. En lo único que coinciden sus vertientes es que tienen que recuperar el protagonismo y no ceder espacios a socios eventuales en pos de acuerdos electorales que vienen desde la Capital Federal.

Hay un asunto que es urticante: la elección de autoridades partidarias. La renovación está pendiente desde principios de año, cuando venció el mandato de Sánchez. De hecho, ni siquiera hubo acuerdo sobre la fecha del final de esa gestión. Al filo del cierre de año, un sorpresivo llamado a elecciones -para el 20 de abril- remeció todo. El cronograma está cuestionado e impugnado formalmente por diversos dirigentes. La picardía de espacios que vienen reclamando definiciones derivó en que pocos pudieran cumplir con los plazos para anotarse en la contienda. Sólo una lista reservó color: la que propondrá a Agustín Romano Norri, que responde al oficialismo del partido nacional, como presidente. Cuenta con el apoyo de Ariel García y de otros subgrupos. Romano Norri viene proponiendo una modernización de la fuerza y que la organización llegue ordenada a los tiempos electorales.

Hubo una prórroga para inscribir los candidatos hasta el viernes, para dialogar y llegar a un acuerdo de conformación de esa nómina única. En esta rama consideran que los otros actores hablan mucho, pero a la hora de las definiciones no dialogan ni quieren “hacerse cargo” de la institución.

Varias fuentes que se contraponen a este intento comentaron que hubo contactos con Martín Lousteau para pedir que intervenga el partido y afirmaron que habría dado el visto bueno. Si eso sucede, la normalización quedaría para después de los comicios nacionales. Entre los impulsores del nuevo proceso descartan esta probabilidad y aseguran que no habría números para lograrlo.

Al margen de esta disputa, la mayoría de los grupos radicales considera que Sánchez tiene que ser el candidato porque quedó posicionado tras las provinciales del año pasado y conservaría su buena imagen. Él tiene intenciones de permanecer en la Cámara Baja. En el Congreso, el concepcionense votó algunos proyectos a favor y otros, en contra del Gobierno y en concordancia con el ideario y los valores históricos del partido.

¿Qué pasará con Mariano Campero? El diputado tomó notoriedad mediática por su apoyo a Milei y eso le valió la expulsión de la Unión Cívica Nacional. Mantiene buen vínculo con Sánchez, pero tienen diferencias políticas. El yerbabuenense está dedicado al plano federal y en su entorno afirman que su “deportación” es funcional a sus objetivos. Desde que asumió, está abocado a conformar una liga de diputados rojiblancos afín a LLA. Esta sería una carta que le permitiría negociar espacios para 2025 con los libertarios. Cuenta, además, con cercanía con Bullrich y este es un valor agregado en las posibles tratativas. En el camperismo no descartan ni un convenio con el mileísmo ni competir por aparte si no cuentan con espacios atractivos en el armado amigo.

Más allá de los espacios y dirigentes de Campero y Sánchez, el radicalismo tiene un capital de nombres resonantes. Hay líneas instaladas y con gestión como las de José Cano, Silvia Elías y los Romano Norri. Pueden llegar a ser clave, dicen dentro del partido, para la construcción que viene. De hecho, hay conversaciones incipientes en la Legislatura, entre ellos y diferentes bancadas. Por el momento, sin embargo, no hay quién encabece el diálogo institucional con otras fuerzas locales ni tampoco hay acercamientos en pos de reeditar una alianza.

2-En LLA prefieren no hablar de candidaturas puertas afuera. Sí están charlando con diferentes actores para intentar construir. Hay una condición limitante: no cederán la cabeza de la lista y estará ocupada por un referente del “León”. Si bien saben que son un partido nuevo, apuntan a lograr una banca propia. El máximo referente para la planificación en Tucumán es Lisandro Catalán (vicejefe de Gabinete del Interior). Sus brazos en la provincia son José Macome y Matías Sabaté. En la organización muchos apuestan a que el candidato tiene que ser Catalán.

En este territorio, tienen cercanía con el PRO de Patricia Bullrich y con CREO. En un escalón un poco más abajo están el camperismo y Fuerza Republicana.

Ricardo Bussi fue el primer socio de Milei y “autorizó” a su diputado Gerardo Huesen para que se sume a LLA. Las relaciones están un poco más frías que a principios de año, luego de desacuerdos entre Bussi y Catalán. En FR hay incertidumbre y analizan cómo seguir. Hay quienes dan por descontado que Bussi participará de la contienda.

3-El PRO cuenta con especial protagonismo por la vuelta de Mauricio Macri y por el rol de Bullrich. Está segmentado en las alas macrista y bullrichista. Los primeros son más críticos de Milei y los segundos, prácticamente están fusionados con La Libertad Avanza y eso se nota en estas tierras. Macri está marcando diferencias con Milei y el futuro de la relación es borroso. En cantidad de representantes y de espacios de poder, la dirigencia provincial es pequeña en relación a la de Buenos Aires. Los macristas tucumanos tienen como máximos representantes al ex legislador Alberto Colombres Garmendia, el concejal taficeño Benjamín Terraf, Carla Porta y Laura Costa (Fundación Pensar) . Para el inicio del año preparan un relanzamiento del partido y siguen de cerca lo que sucede en Buenos Aires. Si bien está intervenido, se espera que pueda emprenderse la normalización y los nombres de Colombres Garmendia y Terraf sonarían para ese puesto.

4-CREO es un caso especial: el partido que conduce Sebastián Murga mantuvo su identidad y se identifica como libertario, pero no llegó aún a un acuerdo. Hubo algunos intentos, pero no habrá fusión porque valoran especialmente mantener su identidad y autonomía. El escaño de su diputada, Paula Omodeo, se pondrá en juego. El partido quiere que la abogada vaya en el primer lugar de una lista de postulantes. Si no consiguen esa posición en LLA, podrían participar con una nómina propia.

5-El alfarismo también sintió los cimbronazos nacionales y el golpe a la clase política. La decisión del espacio de Germán Alfaro fue la de acompañar y colaborar con Jaldo. De hecho, mediante un acuerdo, representantes formaron parte de las mesas de conducción del Concejo capitalino (Carlos Ale estuvo hasta este mes) y la Legislatura (Alfredo Toscano permanece en la mesa). Cuenta con el bloque de cinco parlamentarios llamado Compromiso Tucumán. Algunos de ellos mantienen cercanía con el ex intendente y otros, no. El puesto más valioso con el que cuentan es la senaduría de Beatriz Ávila, que se mostró trabajando con Jaldo en varias oportunidades y que marcó algunas diferencias con Milei. Alfaro, en tanto, mantiene el perfil bajo y esto continuaría así durante estos meses. Esto no implica un retiro de la política, sino una espera de que se definan los escenarios. Aún no han determinado dónde estarán el año que viene, pero no estaría en los planes de esta línea asociarse con los vestigios de Juntos por el Cambio, sobre todo, con el radicalismo. Consideran que la interna del PJ será definitoria. Consideran dos alternativas: serán aliados estratégicos o jugarán solos.

Los representantes de la oposición tucumana saben que el 2025 estará marcado por los riesgos y las urgencias. Todos hablan de un tablero federal de tercios (Milei-Cristina-Macri) que podría condicionar el desarrollo de la política y de los pactos electorales. Desarticulados y conflictuados, transitan los últimos días del año. Los que miran hacia adelante ya planean conversaciones y analizan posibilidades. Todo el panorama, sin embargo, les parece lejano.

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