Qué triste es despertar con una noticia así... Se nos fue la Tatá, la mujer de sonrisa profunda y posiciones firmes, con una facilidad increíble para pasar de una mirada seria y punzante en un debate, a una sonrisa convincente que te decía “ya está: ya escuchaste lo que pienso. Ahora sigamos con la vida”. Se nos fue Tatá y pienso - como creo que le sucede a la mayoría de los seres humanos, cada vez que entendemos lo valioso de una pérdida - que se nos van las mejores ramas guías o las mejores semillas brotes, dejándonos sin sus nutrientes; sin su energía. Pero ello es parte de un egoísmo innato que nos surge toda vez que en el camino, se encuentran el saber con el aprender; el razonar con el comprender; el discutir con el aceptar. Cuando encontramos a esa persona, le pedimos más tiempo; más pensamiento; más palabra; más sonrisa, como si fuésemos esponjas absorbiendo de ellas. Se nos fue Tatá y, con ella, se nos va otro pedacito de lo que quedaba del verdadero Radicalismo Popular de Tucumán. Hasta siempre, Tatá. Para vos y tu familia: un beso; un abrazo y una flor...
Javier E. Guardia Bosñak






















