Los cohetes de SpaceX tienen sin duda un gran valor en cuanto al avance tecnológico. Es por eso que antes de empezar nuevas excursiones espaciales, cada una de las naves de Elon Musk se prueba. En su séptimo testeo de vuelo, el Starship dejó un espectáculo brilloso al desintegrarse en el cielo.
El lanzamiento se hizo este jueves desde Starbase, la base ubicada en Brownsville, Texas. Al ascender la nave sufrió desperfectos y terminó por estallar. Sus restos cayeron sobre el Caribe, por donde la nave circulaba en ese momento, a poco tiempo de su despegue.
Qué pasó con el cohete de Elon Musk
El evento fue transmitido en vivo como la mayoría de las pruebas que realiza SpaceX En la emisión de ayer, la empresa se encargó de hacer público que había perdido contacto con la nave y que el amerizaje se daría en el océano Índico. Pero las posteriores imágenes dejaron ver claramente que se había desintegrado.
Una parte del cohete, el propulsor Super Heavy, logró volver al lugar del lanzamiento donde fue recibido con los palillos que están destinados a esa tarea. Los “Mechazilla”, tal como se nombró a este sistema, atraparon el propulsor a su retorno, pero el contacto con el Starship quedó en cero desde la Tierra.
SpaceX informó que hubo un “desmontaje rápido no programado” durante el ascenso del cohete. “Los equipos continuarán revisando los datos del vuelo de prueba de hoy para comprender mejor la causa raíz. En una prueba como esta, el éxito radica en lo que aprendemos. Y el vuelo de hoy nos ayudará a mejorar la confiabilidad de Starship”, comunicó la empresa espacial.
Con este desenlace, el único objetivo que logró cumplir esta misión fue la recepción del propulsor con el sistema que causó sensación en las redes sociales en los últimos meses. Este componente podrá seguir siendo utilizado por SpaceX en futuros lanzamientos.