Daños en edificios históricos de Tucumán: “Hace falta decisión para cuidar nuestro patrimonio”

La discusión comenzó hace más de dos décadas y reaparece cada tanto. Las grietas en el edificio de la Sala Cuna, a metros de plaza Yrigoyen, y la caída de mampostería en el centenario inmueble de la ex Dirección de Rentas, en el corazón del microcentro, volvieron a poner en evidencia que el destino de los edificios históricos, que forman parte del patrimonio urbano, parece librado a su suerte.
Cuando el gobierno de José Alperovich impulsó la denominada “Ley de Activo por Activo” a mediados de 2005, abrió la puerta al debate. Profesionales, académicos, organizaciones sociales y políticos opositores alzaron la voz para pedir que se respete el patrimonio histórico y edilicio. Aquella iniciativa planteaba vender inmuebles estatales a cambio de inversiones privadas. Tras una fuerte polémica, se aprobó un sistema de protección del patrimonio cultural y otro régimen para regular alternativas de pago de infraestructura pública, inspirado en la idea original. El texto fue modificado durante el gobierno de Juan Manzur, pero no generó el efecto buscado. La mayoría de los edificios puestos en la mira o en riesgo siguen igual o peor.
A lo largo, el debate sobre que hacer con estos inmuebles históricos se reavivó varias veces. La comisión de Patrimonio Histórico, prevista por ley e integrada por especialistas y funcionarios, cumplió un rol importante en debates que involucraron la Casa Succar, el ex Mercado del Norte, el ex Mercado de Abasto o los monumentos instalados en los parques públicos de San Miguel de Tucumán y del interior; entre otros temas. Pero su accionar encuentra un límite que parece infranqueable: la falta de fondos.
La riqueza patrimonial e histórica de Tucumán es invaluable, pero no está jerarquizada. Así lo entiende la arquitecta Ana Chiarelllo, docente e investigadora de la UNT. En diálogo con LA GACETA, la especialista analizó las raíces de un problema al que no se le encuentra una salida.
-¿Por qué es importante mantener el patrimonio histórico?
- Los edificios históricos de valor patrimonial constituyen expresiones claves de la identidad de una sociedad. En ellos se sustenta la memoria colectiva, acontece el presente y es desde donde se proyecta el futuro. Una ciudad sin identidad no tiene calidad de vida que ofrecer a sus habitantes y, menos aún, disponer de atractivos para quienes la visitan. Tucumán no puede pretender sostener actividades como el turismo si no tiene sitios de valor patrimonial que despierten el intexrés de los visitantes.
- ¿Qué sucede con las leyes vigentes y las políticas que se aplican en la provincia para conservar el patrimonio edilicio?
- Mientras no se establezcan mecanismos de financiamiento para la conservación del patrimonio poco puede esperarse. Es fundamental contar con recursos económicos para restaurar y sostener, luego, una conservación preventiva para que estas obras se sostengan en el tiempo. Una política de conservación de patrimonio no implica en forma excluyente el uso de fondos públicos. Por el contrario, se deben establecer mecanismos transparentes de financiamiento público y privado. Hay que aplicar leyes de mecenazgo o exenciones impositivas para promover múltiples modos de financiamiento. Si esto no ocurre, estaremos yendo siempre detrás de los problemas. Los edificios históricos centenarios tienen una excelente calidad constructiva, prueba de ello es que se mantienen en pie aun sin mantenimiento alguno. No hay problema insalvable cuando se tiene la voluntad de sostener el legado cultural que nos pertenece a todos.
- ¿ Qué es lo que no debería volver a pasar en este tema?
- No podemos asistir nuevamente a demoliciones sin sentido, como el caso del ex Banco Francés, cuyos problemas estructurales podrían haberse resuelto en su debido momento. En este sentido, es muy preocupante el caso del ex edificio de Rentas, y otros tantos edificios públicos sin uso. En ocasiones, el supuesto deterioro es argumento para ceder a la presión del mercado inmobiliario de demoler para reemplazar con nueva arquitectura. Es fundamental entender el valor económico del patrimonio cultural frente al valor puramente especulativo del volumen edificable. Esta es una definición importante.

- ¿ Por dónde habría que empezar para empezar a revertir un problema que persiste?
Hay muchos casos que, en estos días, están siendo urgentes de atender. Algunos como el edificio de la Sala Cuna, el ex edificio de Rentas, o el ex Banco de la Provincia tienen problemas acuciantes. Otros, como el caso del denominado conjunto franciscano, necesita de fondos para su restauración. La lista es interminable y esto no hace sino darnos cuenta del valioso patrimonio cultural que tenemos en nuestra provincia. Toda ciudad que se precie tiene entre sus principales valores mantener aquellos sitios, lugares , edificios que la caracterizan, en ello reside su diferencia, y en eso esta su valor cultural. Lo que hace falta es la decisión política de que Tucumán se posicione definitivamente como una provincia con un patrimonio cultural histórico muy bien conservado.

› Punto de vista I
“Tenemos que explorar nuevas alternativas”
Alfredo Toscano
Legislador, ex Secretario de Obras Públicas (SMT)
Hay que mantener viva la historia y eso es un hecho innegociable. Lo que hace falta en Tucumán y en Argentina, es definir cómo se financia el mantenimiento de nuestros monumentos, edificios, iglesias y lugares históricos. Hay que regular en forma más precisa y eficiente quien debe hacerse cargo del relevamiento del estado de esos inmuebles para preservarlos y, sobre todo, para modernizar las visitas y los paseos con la incorporación de tecnología audiovisual. Tenemos que dar ese paso para lograr que espacios con mucho valor histórico y patrimonial se conviertan en lugares atractivos para los ciudadanos, en especial para los jóvenes que viven otra forma de relacionarse y comunicar.
En lo personal creo que hay que legislar sobre un fondo para el mantenimiento. Este es el gran debate en tiempos de restricciones financieras. Una alternativa es gravar venta de pasajes en avión o colectivos de larga distancia, más una tasa por cada turista hospedado en la provincia. Esto en general se hace en el mundo y, lejos de generar complicaciones, es una salida. Mientras mejor mantenidos y desarrollados estén los espacios históricos, más interés habrá por visitarlos. Es un circulo que puede ser virtuoso, sin afectar a ninguna actividad. La inversión para mantener y desarrollar los sitios históricos sería constante.

Tuvimos buenas experiencias con la comisión que trabajó en la restauración de parte de la iglesia San Francisco hasta su rehabilitación parcial. Los monumentos históricos no solo son parte de la historia, sino que también que atraen al turismo y a los inversores. Tucumán tiene mucho para ofrecer en esta materia, pero tenemos que abrir la perspectiva para poder crecer.

› Punto de vista II
“No se cuida la identidad de la ciudad”
Alfredo Terán de Zavalía
Concejal SMT, Fuerza Republicana
El vallado que luce desde hace algunos días el ex edificio de Rentas de la provincia, sumado entre otros al que rodea al ex Hotel Savoy (hoy prácticamente en ruinas), deja en evidencia el total desinterés demostrado por el gobierno en la preservación de nuestro patrimonio arquitectónico. Cuidar nuestra historia e identidad urbana no forma parte de ninguna política pública del gobierno.
Otras ciudades han seguido caminos distintos, así la Ciudad Autónoma de Buenos Aires impulsa desde hace años la restauración de edificios históricos mediante la implementación de incentivos privados, Córdoba revitalizó el Mercado Alberdi y Mendoza restauró la casa de San Martín con apoyo del sector turístico. La recuperación del Mercado de Abasto prueba que, con gestión, el patrimonio arquitectónico de la ciudad no solo puede ser preservado sino que además generar trabajo y desarrollo.

Hace algunos años atrás la piqueta de la demolición se llevó el edificio de calle San Martín ubicado al lado del Paseo Español, y hoy nos encontramos con una situación similar con el ex edifico de Rentas ubicado exactamente al frente de aquel, parece que muchas veces cuesta aprender de los errores del pasado. La restauración y puesta en valor del templo de San Francisco, una obra maravillosa llevada a cabo en forma conjunta entre el sector público, en éste caso la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y el sector privado, con la participación de prestigiosos profesionales que han aportado desinteresadamente su tiempo, trabajo y experiencia constituye un faro que nos permite pensar que un futuro mejor para el patrimonio de la ciudad es posible.
