En la noche de los reencuentros, Atlético Tucumán fue un show de fútbol y goles

Con los regresos de Pusineri y Leandro Díaz, el "Decano" goleó 5-0 a Sarmiento.

En la noche de los reencuentros, Atlético Tucumán fue un show de fútbol y goles LA GACETA / Foto de Diego Aráoz

Gritos, aplausos, ovaciones y hasta risas. Sí; risas que explotan tras un caño de “Pulga” Rodríguez promediando el segundo tiempo. ¿Hace cuánto no se vivía tal clima de fiesta en el José Fierro? Toda la bronca expuesta tras la derrota 0-3 ante Riestra hace apenas nueve días pareció desaparecer. Por el contrario, toda la felicidad que parecía haberse evaporado después de las tres caídas consecutivas y la salida de Facundo Sava reapareció en la noche de 25 de Mayo y Chile. En el partido que marcó el regreso de Lucas Pusineri, Atlético tuvo una noche ideal y goleó 5-0 a Sarmiento.

Fue una jornada de reencuentros para el "Decano". El primero, ya se dijo, fue con Pusineri. Desde que aterrizó en Tucumán, el ex entrenador de Independiente mostró una sonrisa de oreja a oreja que evidenció su felicidad por retornar al club; la misma que sintieron los hinchas al saber de su regreso. Una pequeña luz entre una oscuridad que parecía crecer con los últimos resultados.

El regreso del DT al banco de suplentes “decano” no pudo ser mejor. Apenas dos entrenamientos le bastaron para ordenar al equipo, aplicarle intensidad y empezar a mostrar una idea de juego. Y, sobre todo, cambiarle la cara desde lo actitudinal. Es cierto, el rival ayudó bastante: Sarmiento fue un equipo pobrísimo. Pero gran parte del mérito fue de un Atlético que, desde el minuto cero, salió a comerse la cancha. Y en 45 minutos, terminó liquidando el pleito.

El partido marcó también el regreso de otro nombre con peso propio en 25 de Mayo y Chile: Leandro Díaz. Y para él, también fue una noche que no olvidará por mucho tiempo.

Poco más de 60 segundos le bastaron para abrir el marcador, tras empujar un centro rasante de Damián Martínez en el primer palo. El festejo de cara a la hinchada, y el beso al escudo “Decano” que tiene tatuado en el brazo, todo con una sonrisa incontenible, demostraron su alegría por regresar al club de su vida. Un sentimiento que la hinchada compartió, y expresó con una ovación unánime cuando “Loco” dejó el campo (reemplazado) a los 15’ del segundo tiempo.

El resto de los jugadores “decanos” que estuvieron en cancha también tuvieron su propio reencuentro (con su mejor versión).

Mateo Coronel tuvo una noche para el recuerdo, con dos goles y una asistencia, volviendo a ser ese jugador desequilibrante que supo ser la figura del Atlético de Pusineri en 2022. Ramiro Ruiz Rodríguez fue otra vez ser ese “correcaminos” imparable por las bandas, Adrián Sánchez, el habitual perro de presa en el mediocampo que en esta oportunidad hasta se despachó con un golazo de volea para el 4-0 transitorio.

Y el partido también marcó otro tipo de reencuentros. Primero y principal, con el triunfo.

Después de tres resultados adversos de manera consecutiva, Atlético necesitaba un triunfo. Y qué victoria logró; con una superioridad futbolística y anímica que hace tiempo no marcaba sobre un rival en Primera División.

El reencuentro con la victoria fue producto de que el “Decano” se halló nuevamente en la cancha. No, no fue necesariamente una “maquinita”, pero dominó en todos los aspectos: recuperó la solidez en defensa (Sarmiento no lo exigió prácticamente en ningún momento), ganó el mediocampo como hace tiempo no lo hacía, y fue letal en los últimos metros del campo de juego. Las estadísticas reflejan que Atlético realizó ocho tiros sobre el arco del “Verde” de Junín, y marcó cinco goles; una efectividad que pocas veces mostró; ni hablar si se toma como parámetro lo realizado durante el último tiempo.

Hasta la suerte volvió al José Fierro. Esa suerte que dio una pequeña mano en el segundo gol, en el que Coronel, que después eludió a un rival y definió con categoría, quedó en buena posición tras una serie de rebotes. También la misma fortuna que llevó a que Gabriel Díaz venciera, involuntariamente, a Lucas Acosta, su propio arquero, para poner el 3-0. Y la misma que ni siquiera le permitió descontar a Sarmiento: Iván Morales estrelló su penal contra el palo izquierdo de un Tomás Durso que había volado hacia el otro costado.

Pero, por sobre cosas, Atlético recuperó el disfrute, la felicidad y el hambre de gloria. Ahora, el desafío de Pusineri será repetir al menos parte de lo que hizo en este juego contra Sarmiento, porque imaginar siquiera un partido igual de bueno es prácticamente una utopía.

Aunque irrepetible, este juego fue un gran primer paso para el segundo ciclo de Pusineri en la institución. El mismo que ilusiona a todos en 25 de Mayo y Chile; porque Atlético a este ritmo puede confiar en pelear cosas importantes. Claro, jugando como lo hizo en esta oportunidad, todo es posible.

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