
Se fue el verano, pero si hay algo que sigue trayendo frescura y alma al cuerpo es el funk, el nu disco, el house… y, claro, la Boogie. Porque cuando el beat suena, todos nuestros sentidos responden. Por eso, edición tras edición, esta movida reúne a quienes sienten la música en el alma como un motor imparable de conexión.
Este sábado, en Marco Avellaneda 135, arranca la primera edición de la Boogie 2025, nada menos que la número 13. Y lo hace con la misma energía con la que empezó todo, allá cuando este sueño todavía se estaba armando pista a pista.
El equipo detrás de esta movida —Beto Germanó, Ramiro Jerez, Ramiro Bulzoni, Lucas Anis, Augusto Morón y Carlitos Way— logró lo que pocos: sostener una fiesta alternativa en una escena que no siempre se la hace fácil a los proyectos independientes. Sin embargo, la respuesta del público siempre fue clara: el groove no se negocia.
“Sin groove no hay black music”, aseguran los organizadores. Y no es solo una frase: es la esencia que empapa cada edición. Porque la Boogie rescata lo mejor de esos gloriosos años 80, donde las crews se armaban por afinidad musical, el baile era una celebración compartida y nadie quedaba fuera. En cada encuentro, la pista se transforma en un lugar donde la música se vive, se siente y se baila.
Porque sí, en la Boogie -dicen los que saben- todos son bienvenidos. No importa si conocés cada beat de los clásicos del funk y el soul, o si vas a descubrir qué es eso que hace que no puedas quedarte quieto: la pista es para todos.
Un ritual moderno
A lo largo de estos años, Boogie se convirtió en una especie de ritual moderno, donde la comunidad se renueva, pero la esencia permanece: buena música, energía positiva y una pista donde el disfrute es el único código.
Este 2025 pinta con grandes pasos para la fiesta, y la edición de este sábado es solo el comienzo. Así que si querés vivir una noche donde el cuerpo se mueve solo y la música lo dice todo, la Boogie es tu plan. Porque el groove no para. Y en Tucumán, sigue más vivo que nunca.