El rompecabezas de Federico van Mameren: Soberbia, caos y elecciones, una radiografía de un poder desconectado

El conductor de Panorama Tucumano analiza las piezas y movimientos con los que, tanto en la provincia como en la Nación, se intenta jugar la partida electoral. Entre egos inflados y candidaturas cruzadas, gobernar parece ser apenas una distracción rumbo a octubre.

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08 Abril 2025

Federico van Mameren comenzó su editorial de este martes recordando que, cuando estalló el pedido de investigación de la Procelacsobre los gastos millonarios que algunos intendentes de nuestra provincia realizaron en plena campaña electoral, la reacción fue cautelosa. Ni los implicados ni el Gobierno provincial se mostraron sorprendidos. La principal preocupación no fue aclarar los hechos, sino descubrir quién había sido el que filtró la información.

Las preguntas no giraban en torno a la legalidad de los gastos, sino al momento en que se conocieron: ¿Por qué ahora? ¿Por qué esto salió a la luz justo en este momento? ¿Quién pasó los papeles por debajo de la mesa? Incluso circularon copias de cheques. Pero nadie salió a decir: “hicimos las cosas bien”. No hubo explicaciones. Solo una frenética búsqueda de culpables.

La campaña electoral ya había comenzado, y lo único que importaba era medir cuánto afectaba este escándalo y quién era el responsable de la filtración.

El conductor de Panorama Tucumano advirtió que, en este escenario, la oposición provincial se muestra más fragmentada que nunca. Hay saltimbanquis políticos que van y vienen, y cuatro candidatos diferenciados. El más consolidado es Roberto Sánchez. Lisandro Catalán aparece como representante de La Libertad Avanza, enviado desde Buenos Aires. Del espacio CREO podría emerger Paula Omodeo, mientras que Ricardo Bussi, el eterno díscolo, completa el cuadro.

Pero ni Bussi ni Sánchez se sienten demasiado cercanos a Milei. Además, entre ellos dos hay una relación imposible: son como el agua y el aceite. Y entre los otros dos tampoco hay puentes posibles. Esa división opositora es celebrada por el gobernador Osvaldo Jaldo, aunque él también enfrenta dificultades para armar sus propias listas. Falta liderazgo, no hay estructuras sólidas ni figuras nuevas: aparecen los de siempre, los nombres repetidos. Y también una vieja conocida: la soberbia. Esa misma soberbia que hoy le está pasando factura al Gobierno nacional.

Jaldo pensaba en Darío Monteros como posible candidato, pero ahora Monteros está bajo la lupa de la justicia federal, salpicado por la investigación de la PROCELAC. ¿Quién lo reemplazaría? ¿Se animarán a sacar a alguien de la presidencia de la Legislatura para postularlo? Esa idea sigue dando vueltas.

Mientras tanto, los gobiernos —tanto el nacional como el provincial— están más ocupados en las estrategias electorales que en gobernar. La obsesión por las candidaturas desvía la atención de lo urgente. En la Casa Rosada, esa desconexión ya tuvo consecuencias: Diputados aprobó la creación de una comisión investigadora por el escándalo de los fondos de la firma $Libra.

En Tucumán, ni siquiera se pudo organizar de forma ordenada la entrega de carnets para personas con discapacidad. Todos tienen la cabeza en otro lado. En otro rompecabezas.

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