“No se cumplen 200 años de la muerte de Monteagudo, sino de su asesinato político”

El rescate de la figura del prócer tucumano desde un enfoque poco transitado: el de padre del Derecho Constitucional argentino.

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CEMENTERIO DEL OESTE. En este monumento descansan desde junio de 2016 los restos de Monteagudo. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso CEMENTERIO DEL OESTE. En este monumento descansan desde junio de 2016 los restos de Monteagudo. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso

No se cumplen 200 años de la muerte de Bernardo de Monteagudo, sino de su asesinato político, subraya Ramiro Albarracín. Estudioso del pensamiento del prócer, el rector de la Universidad de San Pablo-T brindará esta noche una conferencia que propone una mirada distinta del tucumano. Albarracín hablará de él como padre del Derecho Constitucional argentino. Algunos conceptos elegidos para esa charla aparecieron durante esta entrevista con LA GACETA.

- ¿Por qué hablás de Monteagudo como padre fundador de nuestro Derecho Constitucional?

- Esta denominación está muy presente en la formación del Estado norteamericano, con esos padres fundadores de la nación que ellos siempre tratan con mucho respeto y están representados en “El federalista”, el libro didáctico que se redactó para lograr la aprobación de la Constitución estadounidense. Retomo ese aspecto de Monteagudo desde mi condición de abogado y profesor en Teoría del Estado y Teoría Política, ese es el ámbito y la perspectiva desde la que trabajo el tema. No lo hago desde lo histórico porque no soy historiador y, como dice el refrán, ni lo quiero ser.

- Se cumplen justamente 200 años de su muerte...

- Era una persona bastante difícil, generaba polémicas y enemigos, polarizaba. Aparentemente tuvo algunos encontronazos con un ministro de Bolívar, quien le tiende una trampa, lo engaña y lo hace asesinar en Lima en 1825. Por eso en realidad no se trata del 200° aniversario de la muerte de Monteagudo, sino del asesinato político de Monteagudo. Eso hay que decirlo.

- ¿Cómo se inició su derrotero?

- Era tucumano, pero hay todo un tema de dónde nació. Se supone que la casa estaba en 9 de Julio primera cuadra, entiendo que los historiadores tienen argumento para ubicarla ahí. Qué curioso es que las casas de los héroes tucumanos terminan siendo pizzerías: una es la de Monteagudo y otra la de Alberdi. No sé qué querrá decir esto, habrá que preguntarle el significado a la Pitonisa de Delfos.

- ¿Y sus primeros pasos?

- Con sus padres se trasladan a Chuquisaca. Ahí estudia y hace su tesis de Derecho, y además participa en el primer movimiento independentista, del que generalmente no se habla. Porque el proceso libertario de lo que sería la Argentina, que en ese entonces incluía el Alto Perú (la actual Bolivia), comienza el 15 de mayo de 1809 en Chuquisaca, revolución que es sofocada. Monteagudo es encarcelado, pero se las ingenia -seguramente por las amistades que tenía- para escapar a Buenos Aires.

- ¿Cómo va delineándose su trayectoria?

- Empieza a hacer una carrera muy acelerada, con buenas relaciones. También se vincula con la logias masónicas, como la de Alvear. Monteagudo era un gran admirador de Mariano Moreno; como tal era un jacobino hecho y derecho y se vuelve funcional a todo lo necesario para consolidar el régimen. Cuando cae el Directorio, obviamente se ve obligado a irse. Está un tiempo en San Luis y luego parte a Chile, donde se congracia con O’Higgins participando en el juicio y haciendo fusilar a los hermanos Carrera, que eran sus rivales. Ya en ese momento se hace más amigo de San Martín y se convierte en un secretario importante de él.

- Pasa entonces a destacarse en Perú.

- Cuando llegan al Perú hace la misma labor que Rivadavia había hecho en su momento en Buenos Aires: desempeñaba un doble ministerio, uno de ellos de Guerra. Por eso en Perú es considerado un héroe nacional. Después en Lima se produce un movimiento político complejo y San Martín tiene que irse porque la situación no daba para más.

- Son los tiempos del encuentro entre San Martín y Bolívar. ¿Qué sucedió allí?

- Rodolfo Terragno plantea sobre la famosa entrevista de Guayaquil la decisión que toman San Martín y Bolívar, ambos pertenecientes a logias masónicas y siendo libertadores americanos. Se decide que San Martín encare una misión diplomática, por medio de la masonería europea, para lograr que Inglaterra reconozca la independencia argentina, y de ese modo evitar la reconquista española, por el peligro que representaba la Santa Alianza. A la vez, se dejaba a Bolívar la liberación definitiva del ex imperio español en América, que termina con la conquista de Bolivia por el Mariscal Sucre.

- ¿Y cómo juega Monteagudo en ese momento?

- Siendo secretario colaborador de Bolívar, Monteagudo produce el último de sus escritos, que es muy interesante porque plantea de forma científica y académica la iniciativa de Bolívar de crear una federación de países en América del Sur, incluso con estructuras de gobierno.

- Volvamos a Buenos Aires, a la Asamblea del Año XIII. ¿Por qué se destaca Monteagudo?

- Galván Moreno y otros autores plantean que en esa época no era tan fácil encontrar gente culta y preparada para que ayudara en la gestión de gobierno. Por ejemplo, San Martín no era un administrador público. Lo que se buscaba en ese entonces era la libertad política y económica del imperio español y lo que hace Monteagudo es utilizar su formación de Chuquisaca, que era muy buena, con su fuerte impronta aristotélico-tomista. No obstante, lo que circulaba desde hacía mucho tiempo por Chuquisaca eran los textos de Rousseau, un autor que los estudiantes leían y sabían de memoria. Monteagudo adapta el pensamiento russoniano democrático a las circunstancias latinoamericanas, concretamente a la naciente Argentina, y actúa como un constitucionalista.

- ¿Cómo lo hace?

- El contenido de los conceptos de libertad, igualdad y ciudadanía los trata Monteagudo en sus distintos escritos. Generalmente son escritos cortos, destinados a ser publicados en “La Gazeta de Buenos Aires” o en su propio diario, “Mártir o libre”.

- ¿Qué planteaba entonces?

- Empieza a difundir conceptos que después van a integrar la parte dogmática de la Constitución, donde están los derechos liberales fundamentales de un Estado. En la Asamblea del Año XIII defiende ideas como la de un Poder Ejecutivo fuerte -porque políticamente está con el Directorio- y difiere para más adelante la creación del parlamento bicameral, mientras crea una comisión legislativa tentativa.

- ¿Por dónde se canalizaba su pensamiento?

- Monteagudo desarrolla en sus escritos una cuestión. Dice que lo importante cuando los pueblos de América latina de repente tienen acceso a la libertad, es que si en esa libertad no hay una organización, la anarquía conduce de nuevo a la esclavitud. Entonces, para evitar la esclavitud lo que hay que hacer es organizarse y para organizarse hay que dictar una constitución. Hay una serie de artículos en los que él plantea qué es esto de la ciudadanía, qué es esto del ser libres y del patriotismo. Todas estas cuestiones tienen que ver con definir los conceptos esenciales del derecho constitucional. Recordemos que estamos en un momento fundacional y no hay nada escrito, así que prácticamente sienta las bases de la discusión filosófico-política sobre qué es lo que tiene que hacerse en una América libre.

- Hablaba del continente como una unidad...

- Todavía estamos en esta primera etapa de los próceres que no veían a los países como compartimentos estancos, sino que veían la América toda. Monteagudo habla siempre de los americanos y de las americanas del sur.

- ¿Las americanas?

- Un artículo causó un impacto muy fuerte y un escándalo grande. Si bien hay antecedentes en la Revolución Francesa acerca de la igualdad de las mujeres, Monteagudo le da un valor a la mujer que hasta ese entonces nadie había manifestado por escrito. Y causó escándalo porque dice que las mujeres son las que forman el temperamento y los valores del hombre, básicamente desde la infancia y por su condición de madres. Después, en la juventud, cuando el hombre empieza a ser atraído por la mujer ella puede y debe seleccionar al patriota con respecto al que no lo es. Entonces el rol de la mujer es central porque es quien condiciona, desde el punto de vista de la maternidad y de la sexualidad, cómo se va a ir formando un verdadero patriota a través de un proceso de selección natural.

- ¿Cuál es la influencia de Monteagudo en la Constitución de 1853?

- No tengo datos de que lo hayan mencionado, pero es evidente la continuidad teórico-constitucional y teórico-política entre el pensamiento liberal de Monteagudo y el del primer Alberdi. Después Alberdi se diferencia de Sarmiento -están las famosas cartas quillotanas-. Sarmiento elige un modelo de Estado liberal burgués conservador; en cambio Alberdi, que inicialmente coincidía con Sarmiento, luego reconoce al caudillismo como una fuerza propia de la Argentina que no se puede obviar.

- ¿Cuál terminó siendo la narrativa de la Constitución?

- En su libro “La invención de la Argentina”, Nicolas Shumway dice que, cuando decide fundarse, todo país tiene que inventar lo que se llaman ficciones orientadoras de la nacionalidad. ¿Qué tenían en común el Alto Perú, Tucumán, Córdoba, Buenos Aires, el Litoral? Nada. Teníamos fuertes problemas de conciliación. De hecho, la Constitución del 53 resuelve por la vía de un magistral contrato social lo que quería la Mesopotamia -la libre navegación de los ríos-, la nacionalización de la Aduana de Buenos Aires y la anulación de las aduanas interiores. Pero un tema que nunca se terminó de resolver y no está en la Constitución es el proteccionismo para el interior, que pretendía defender una estructura de industria incipiente de tipo artesanal.

- ¿Y el resultado?

- Argentina se inserta totalmente en el discurso liberal inglés de libre comercio y libre mercado, como una potencia exportadora de materias primas y compradora de productos industrializados. Eso significó, básicamente, la destrucción del interior profundo de la Argentina, hasta que las dinámicas económicas de la agricultura de 1860 en adelante van cambiando ciertas cosas. El de la industria azucarera tucumana es un caso aparte.

- ¿Por qué no ocupa Monteagudo un lugar central en la historiografía nacional?

- Es una figura retirada dentro de las que construyeron la nacionalidad argentina porque es un prócer incómodo. Cuando Bartolomé Mitre construyó las ficciones orientadoras de la nacionalidad se centró en una imagen marmórea y broncínea de San Martín y Belgrano. Ahí es cuando salen del relato Juana Azurduy, su marido Manuel Asencio Padilla o Ildefonso de las Muñecas, otro tucumano desconocido y que fue el creador de las guerras de guerrilla contra los españoles en el Alto Perú.

- ¿Por qué lo de prócer incómodo?

- Monteagudo era el nexo del pensamiento latinoamericano, en este caso argentino, con las ideas de Rousseau. Pero a la vez era una persona complicada, contradictoria, generaba episodios de sangre. En un momento en el que se trataban de aplacar las guerras civiles y las diferencias, se buscaba una idea de próceres más de bronce, en los que todos pudieran referenciarse de modo unánime. En realidad desarrolló su obra de gobierno fuera del país, en Chile y en Perú, aquí tuvo un muy breve período. También su vida privada era bastante polémica, estaba obsesionado con el ascenso social y eso muchas veces lo llevaba a tomar decisiones contradictorias y a comportamientos complicados.

- ¿Y en lo conceptual?

- Me parece que han sido determinantes para su exclusión de la primera línea de próceres los escritos en los que plantea que los distintos gobiernos patrios posteriores a 1810 son demasiado benévolos con los españoles, con el enemigo, y que eso es peligroso para el proyecto nacional. Monteagudo era un jacobino, o sea que consideraba que las ideas debían defenderse a niveles extremos. Propugnaba el enjuiciamiento rápido de los españoles y su eliminación física. Si tiene que mandar a la horca o a fusilar a un montón de gente lo hace.

Conferencia: la cita es esta noche en el Archivo Histórico de la Provincia

“Bernardo de Monteagudo, padre fundador del Derecho Constitucional argentino”, se titula la conferencia que brindará hoy Ramiro Albarracín, Doctor en Humanidades y rector de la Universidad de San Pablo-T. El encuentro, convocado en sintonía con los 200 años que se cumplen del fallecimiento del prócer tucumano, comenzará a las 20 en la sede del Archivo Histórico de la Provincia (25 de Mayo 487). La entrada es libre y gratuita.

“No se cumplen 200 años de la muerte de Monteagudo, sino de su asesinato político”

Perfil: rector de la Universidad de San Pablo-T

Ramiro Albarracín es abogado, procurador y escribano por la UNT; Magister en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de Alcalá de Henares y el Instituto de Administración Pública de España; y Doctor en Humanidades (área Derecho) por la UNT. Es investigador categoría 3 del sistema de incentivos de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, autor de numerosas publicaciones, director de tesis de grado y posgrado y posee más de 27 años de experiencia en gestión en el ámbito universitario, particularmente en el área de Relaciones Internacionales.

Libros con distintos puntos de vista sobre Monteagudo

- “Escritos políticos”, de Bernardo de Monteagudo (con un ensayo preliminar de FelipePigna)

- “Monteagudo, su vida y sus escritos”, de Mariano Pelliza
n “Vida de Bernardo de Monteagudo”, de Antonio Iñíguez Vicuña

- “Monteagudo, el pasionario de la libertad. Su vida y sus obras”, de Estratón J. Lizondo

- “Monteagudo, la pasión revolucionaria”, de Pacho O’Donnell

- “Por qué volver a Monteagudo”, de Germán Mangione

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