Uno de los casos más recientes y recordados es el del papa Juan XXIII, conocido como “el Papa bueno”
A lo largo de la historia, la muerte de los Papas estuvo rodeada de solemnidad, misterio y, a veces, dramatismo. Sin embargo, algunos pontífices partieron de este mundo de la manera más serena posible: mientras dormían. Estos casos, aunque escasos, han sido percibidos por muchos fieles como un signo de paz espiritual y entrega final al misterio de la fe.
Los casos más conocidos
Uno de los casos más recientes y recordados es el del papa Juan XXIII, conocido como “el Papa bueno”. Murió el 3 de junio de 1963, a los 81 años, tras padecer un cáncer de estómago. Si bien su salud estaba muy debilitada, se durmió en paz y falleció en la noche, rodeado de sus colaboradores más cercanos. Su muerte fue considerada un momento profundamente espiritual, en sintonía con la imagen paternal que había proyectado durante su pontificado.
Otro caso notable fue el de León XIII, quien murió en 1903 a los 93 años, siendo uno de los papas más longevos de la historia. Su fallecimiento se produjo mientras dormía, tras una larga vida de servicio a la Iglesia. Su muerte tranquila, a una edad avanzada, también fue vista como un ejemplo de entrega hasta el último suspiro.
También se menciona en algunos registros históricos a Pío XII, quien murió el 9 de octubre de 1958 en Castel Gandolfo, la residencia de verano papal. Aunque en su momento circularon rumores de que su muerte no había sido natural, los informes médicos confirmaron que falleció de un ataque al corazón mientras dormía, después de varios días de salud frágil.
A esta lista se suma ahora el papa Francisco, quien falleció el 21 de abril de 2025, a los 88 años. Según informó el Vaticano, su muerte se produjo mientras descansaba en la residencia de Santa Marta, donde había vivido desde el inicio de su pontificado. Su fallecimiento, sin intervención médica urgente y en un entorno de tranquilidad, fue interpretado por muchos como un último gesto de paz y entrega total.
Estos casos contrastan con otros papas cuya muerte fue más abrupta o dolorosa. Sin embargo, el hecho de morir en el sueño es interpretado como un símbolo de una vida entregada sin reservas a Dios, sin sufrimientos extremos, en un último gesto de gracia.























