Los Bacaloni viajaron desde Corral de Bustos hasta Santiago del Estero para alentar a Huracán. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.
Hugo Bacaloni está sentado en una reposera, con la camiseta de Huracánpuesta y rodeado de su esposa y sus cinco hijos. Todos son hinchas del “Globo” por herencia, como si la pasión se hubiera transmitido por ADN. La familia entera está ilusionada con celebrar un nuevo título del equipo de sus amores, aunque prefieren no arriesgar ningún resultado frente a Platense, en la final del Apertura 2025. Anahí, su hija, sostiene una bandera que casi la cubre por completo. Además del escudo, se lee una inscripción clara: vienen desde Corral de Bustos, Córdoba, una ciudad ubicada a 761 kilómetros de Santiago del Estero.
Hugo Bacaloni. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.
Todos, desde niños, son fanáticos del “Globo”. “Mi abuelo era fanático de Huracán y eso nos contagió a todos. Sabíamos que no podíamos perdernos este momento, porque hace años que Huracán no sale campeón. Por eso, decidimos que esta era la ocasión perfecta para hacer un viaje familiar y vivir un momento histórico”, dice Anahí, ilusionada con que el resultado sea positivo. La conservadora portátil hace las veces de mesa improvisada, donde apoyan vasos con bebidas y algún aperitivo para calmar el hambre. “El día más triste de mi vida fue cuando Vélez nos robó el campeonato. No podía creer cómo se nos escapó ese partido”, indicó.
Anahí Bacaloni. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.
Hugo, nostálgico, recuerda con mucho cariño al equipo de 1973. Se acuerda el “11” de memoria y habla de cada uno de ellos. “Tengo muy vivo el día que le metimos cinco a Rosario Central. (Carlos) Babington, (René) Houseman, (Miguel) Brindisi… ¡Qué equipazo! Eso fue lo más grande que existió y era el seleccionado de todos los campeones del mundo”, exclamó.
Los Bacaloni esperan ansiosos el partido, conscientes de que podría ser una fecha grabada para siempre en la historia de su familia. Porque Huracán no es solo un club: es parte de quienes son.























