Dos nietos del maestro Avelino brillaron en La Voz Argentina

Nacieron en Yerba Buena y su audición en el reality show más visto del momento conmovió a todo el país. Sus raíces en la música y por qué eligieron el folclore para desplegar su talento.

MÚSICA EN LA SANGRE. Los hermanos de 22 y 24 años son también profesores de danzas folclóricas. MÚSICA EN LA SANGRE. Los hermanos de 22 y 24 años son también profesores de danzas folclóricas.

“Queríamos dejar una huella, y la música hizo lo suyo”. Enrique y Thomas Olmos Gómez son hermanos, profesores de folclore y nietos del reconocido músico tropical Avelino. Y también son los jóvenes que con su talento lograron que los cuatro jueces de La Voz Argentina giraran sus sillas para escucharlos. Su versión de “Zamba a Monteros”, tucumana hasta la raíz, no sólo les abrió las puertas del programa, también les confirmó que el camino que iniciaron de niños, entre bombo y guitarra, era el correcto.

“Estamos viviendo una locura hermosa”, cuentan a LA GACETA aún emocionados por todo lo que trajo su audición que ya tiene más de medio millón de reproducciones en YouTube. “Desde chicos deseábamos que la música que hacemos sea reconocida, y esto es un reflejo de esa ilusión”, mencionaron.

Momento inolvidable

Sus minutos frente a los jueces, para los hermanos fue inolvidable. “Nos decíamos, si no se da vuelta nadie, es un bajón. Pero también tratábamos de soltar, de disfrutar igual. Por suerte, salió todo muy bien”, dicen.

El clima del estudio ayudó porque el público se encendió con su canción y el ambiente se llenó de energía. “Eso también nos animó a liberarnos”, comenta Enrique.

Desde pequeños

La elección del tema, en tanto, más que casualidad pareció un guiño del destino. La “Zamba a Monteros” que interpretaron, los acompaña desde los 10 o 12 años; entonces cuando la producción del programa les dio una lista de 10 canciones posibles, que incluía esta joya compuesta por Chango Nieto y Pedro Favini, se sintieron felices. “Sentimos que la zamba nos eligió a nosotros”, remarcaron.

Los hermanos de 22 y 24 años nacieron en Yerba Buena, con la música en la sangre. Como nietos de Avelino, las armonías formaron siempre parte de su vida. “Si bien él hacía otro género, seguimos su pasión por la música”, subrayan.

Y sus padres también sembraron ese sentimiento. “Papá y mamá son profesores de folclore, así que desde muy chicos mamamos esa tradición. Nosotros también nos recibimos como profes, y ese fue el género que nos enamoró desde el principio”, coinciden. Hoy, además de cantar, enseñan. Enrique trabaja en una fundación con chicos con discapacidad. “El recibimiento fue emocionante. Me esperaron con carteles, globos, regalos… Para ellos fue fuerte verme en la tele, porque me tienen todos los días ahí”, remarca.

Camino iniciado

Thomas da clases de danza folclórica en Trancas, y aunque aún no volvió al aula por falta de tiempo, sus alumnos le hicieron llegar su emoción. “Nos mandaban videos de sus familias enteras conmovidas. Y en la calle ya nos empiezan a reconocer. Es muy lindo, porque sentimos que vamos por buen camino”.

A pesar del furor que causaron, los hermanos mantienen los pies en la tierra. “Antes de la audición, lo único que queríamos era disfrutar. Soñábamos con dejar una semillita, una huella. Que el país conociera a estos dos tucumanos que cantan desde chicos”, mencionan

Cierran con un deseo: “Queremos trascender más allá de cualquier programa. Mostrar que aunque seamos jóvenes, sentimos el folclore desde muy adentro. Y enseñarles eso también a las nuevas generaciones”.

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