Cuando todavía cursaba la escuela primaria, Marianela Nuñez lo tenía muy claro. Aunque en su familia no había bailarines profesionales, ya sabía que quería ser ballerina. Siempre tuvo sus objetivos claros y bien fijados y es una de las cualidades que destaca en ella Julio Bocca, director de ballet argentino.
Tiene 43 años, es ordenada, le gusta la música, practica yoga y cree haber tenido la suerte de haberse encontrado con buenas personas toda su vida. Nació y creció en San Martín, Buenos Aires y siempre imaginó llegar a ser primera bailarina en Argentina. Lo que no imaginaba la pequeña Marianela, era que también llegaría a ser primera bailarina en el Royal Ballet de Londres, según ella misma cuenta a La Nación.
Marianela Nuñez: la mejor bailarina argentina
Desde los tres años estudió danzas españolas y a los seis dijo que quería hacer ballet. Sus padres cumplieron su deseo y muy tempranamente empezó a ser reconocida entre las personalidades destacadas del rubro. A sus 15 años, el Royal Ballet le reservó un lugar para esperarla hasta que cumpliera 16, pues era ilegal que una persona menor de esa edad trabajara.
A sus 43 años, regresó a Buenos Aires para presentarse en la gala por los 100 años del Teatro Colón. Fue especialmente elegida por Julio Bocca, quien la tiene en alta estima. “Es una persona increíble, disciplinada, con una conducta. Sabe lo que quiere, ama lo que hace, quiere más siempre. Tiene una musicalidad increíble, una técnica… que quien conoce un poco de ballet, sabe a qué me refiero”, destaca el bailarín.
Marianela Nuñez reconocida por el rey de Inglaterra
En Londres, Nuñez carga con su propia coronita y lo reconoce. En el Royal Ballet tiene su propio camarín que no debe compartir con otros bailarines y al que considera “un mini departamento”. Desde hace casi 15 años tiene este espacio destinado a ella misma donde puede prepararse, hacer tiempo y también descargarse y llorar cuando la situación lo amerita. Pero no es el único reconocimiento que recibió.
Este año fue reconocida por el rey Carlos III de Reino Unido con la Orden del Imperio Británico por sus “servicios a la danza”. Al recordarlo, se emociona y se le llenan los ojos de lágrimas. Considera que se trata de un reconocimiento a su carrera, a toda su vida, y destaca el apoyo que siempre recibió de su entorno y de la propia compañía de ballet a la que pertenece y que hizo posible que llegara la distinción.
“La búsqueda, es la famosa búsqueda infinita”, destaca cuando le preguntan qué la motiva. “Uno nunca llega donde quiere llegar. Esa es mi búsqueda –completa–. Es no quedarse cómodo, no quedarse con lo que uno sabe que puede ofrecer en el escenario”. Aunque su búsqueda la llevó a cruzar el océano para seguir creciendo, siempre tiene presente a Argentina. Incluso en los últimos días se viralizó por haber hecho el cierre de temporada con una camiseta albiceleste en las manos.





















