Toda su vida fue un lector incansable. Recién a sus 60 años, y después de haber escrito solo cartas a lo largo de su existencia, dio rienda suelta a su faz creativa e hizo su única obra y que fue una novela histórica. Se llamaba Giuseppe Tomasi de Lampedusa, italiano, (1896-1957), nacido en Palermo (Sicilia) y a su obra la tituló “El gatopardo”. Intentó publicarla, pero fue rechazado por dos editoriales. El cáncer de pulmón lo derrotó y falleció el 23 de julio de 1957. Al año siguiente, en forma póstuma, su libro conoció la luz por primera vez. De la mano del escritor-editor Giorgio Bassani fue publicado alcanzando rápido éxito y gran popularidad. En 1960 ya llevaba 50 ediciones. La novela situada a mediados del siglo XIX analizaba la decadencia de la aristocracia italiana y trataba el Resurgimiento y unificación de la Península planteando el dilema (dentro de una familia aristocrática, cuyo emblema en el escudo era un gatopardo) de cómo adaptarse a la nueva etapa con cambios políticos y sociales sin perder identidad. Inmortalizó en su novela una frase: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”, pronunciada ésta por uno de sus personajes (Tancredi) para justificar su estrategia de adaptarse a los cambios que se daban sin perder con ello sus privilegios. Es una frase icónica porque condensa en pocas palabras una maniobra de supervivencia del poder. También es una frase emblemática ya que es un distintivo del gatopardismo, es decir, el cambio superficial para conservar el status quo. Pero la frase también es irónica porque plantea el cambio del inmovilismo: un oxímoron. En definitiva, Lampedusa escribió en su novela una frase sabia, de uso frecuente en política e historia, que nos permite describir reformas cosméticas que no alteran la estructura de poder. En nuestra bendita tierra, este 2025 es un año electoral. Ya se agitan las banderas con promesas. 40 años de democracia en las que el populismo tomó esta máxima que dejó de ser literaria para convertirse en una versión criolla de gatopardismo: “Vamos a estar mejor”, “Irán los mejores”, “Refundaremos la Patria”, etc. Anuncios con distintas máscaras y con los que vimos cuales fueron a la final sus resultados: pobreza, inflación, corrupción, inseguridad, decadencia educativa y récord de discursos sobre el futuro brillante que nunca llegó. Porque, así como el Conicet descendió a 4.000 metros en Mar del Plata para estudiar criaturas que viven en la absoluta oscuridad, sin luz, sin horizontes y con una presión de aplastamiento. Así estaríamos hoy si el populismo gatopardista nos hubiera seguido gobernando después de la pandemia. Vagaríamos en las profundidades sobreviviendo sin luz, acostumbrados a la escasez y creyendo que vivir así no es una tragedia sino una política de Estado. Creo que solo sin vanidades, sin egos, sin aspiraciones personales y solo pensando en la patria con amor reconstruiremos nuestra querida y bendita tierra.
Juan L. Marcotullio
marcotulliojuan@gmail.com


















