LAMENTABLE. Los puesteros utilizan la cabeza de Nicolás Avellaneda para sostener tablones cuando arman la feria. LA GACETA / FOTOS DE GUILLERMO MONTI
De las manos maestras de Enrique de Prat Gay nació la escultura de Nicolás Avellaneda emplazada en la esquina de Mate de Luna y Asunción. Desde lo alto del pedestal, el busto les da la bienvenida a quienes visitan el parque que lleva el nombre del ex Presidente de la Nación. Es una pena el nivel de deterioro que exhibe esa imagen, típico producto de la falta de conservación (responsabilidad de las autoridades) y del desinterés por el cuidado del patrimonio (responsabilidad del resto de la sociedad).
La obra requiere un urgente proceso de limpieza y puesta en valor. Los materiales se van horadando -la firma del autor ya es prácticamente ilegible, al igual que la placa del frente- y poco ayuda que los puesteros utilicen la cabeza de Avellaneda como soporte para afirmar tablones, como muestra la foto. No hay policías ni placeros que impidan esa clase de vandalización, a plena luz del día.
MALAS CONDICIONES. Así luce el busto emplazado sobre el pedestal.
Discípulo de Lola Mora, formado en Europa, Prat Gay esculpió -entre otras piezas- “El Chasque” que puede apreciarse en la subida a Tafí del Valle. El busto de Avellaneda forma parte de la última etapa de su trabajo (falleció en agosto de 1947). Es una valiosa porción del patrimonio que corre serio riesgo.
LA FIRMA DEL ESCULTOR. Poco a poco se va perdiendo el trazo.























