Antes del Día del Estudiante: instrumentos musicales reciclados con elementos del aula

En una escuela rural del departamento Burruyacu, con modalidad artística musical, alumnos y docentes construyen melodías, pintan paisajes latinoamericano y, con ayuda de las familias, transforman a su comunidad educativa en el corazón del pueblo.

Antes del Día del Estudiante: instrumentos musicales reciclados con elementos del aula

En las aulas de una institución secundaria que sólo tiene 92 alumnos nació una marimba (esa especie de tambor similar al xilófono) que hoy llena de música el patio escolar. La estructura se sostiene sobre las patas de un banco reciclado, soldadas por el padre de una alumna. El instrumento fue pintado por los propios alumnos: en la parte frontal, Colombia aparece con sus montañas verdes y un campesino con sombrero recolectando café bajo un cielo de atardecer. Paisajes de Guatemala, México, Ecuador, Honduras y Nicaragua, también se muestran dibujados con delicadas pinceladas. A los costados, banderas latinoamericanas le dan marco a esta obra que es tanto visual como sonora.

Sí. Hay un pedacito de Latinoamérica en la localidad de El Rodeo, ubicada en el departamento Burruyacu.

Para llegar hasta la escuela Manuel Cossio (una secundaria con modalidad artística musical) hay que recorrer unos 50 minutos de camino desde San Miguel de Tucumán, entre plantaciones de limones y el olor cítrico que invade el aire. No obstante, en días de lluvia, el viaje se vuelve una aventura ya que el camino se transforma en barro y, a veces, es imposible salir. “Algunos profesores hemos tenido que dormir aquí cuando el agua no nos dejó volver a casa”, cuentan

Constructores de Sonido

“El proyecto ‘Constructores de Sonido’ nació en 2016 como una necesidad de investigación y de poder replicar, a través de los instrumentos musicales, las culturas latinoamericanas”, explican los profesores de música y danza Orlando Leal y Priscilla Palacios.

Con el tiempo, construyeron bongós, cajones y tambores batá -con los que llegaron a la instancia nacional de la Feria de Ciencias en 2024-, hasta llegar este año a su primera marimba, un instrumento de percusión melódico que les permite leer partituras y tocar melodías.

Antes del Día del Estudiante: instrumentos musicales reciclados con elementos del aula

“La marimba no forma parte de nuestra tradición, el único instrumento de percusión afroamericano en el NOA es el bombo. Pero quisimos traerla para abrirles un mundo nuevo a los chicos. Para nosotros tiene un enorme valor educativo y cultural”, señalan.

Una modalidad que costó aceptar

El profesor y director Gustavo Ruiz recuerda que no fue fácil instalar una secundaria con música como modalidad principal en una zona rural. “Al principio hubo resistencia. Había prejuicios de que el arte no ‘servía’ para trabajar. Con el tiempo, la comunidad entendió que esto también forma a los chicos y les abre puertas”, comenta.

Hoy la escuela es una referencia para la zona. “Esta es una institución más de los padres que de cualquier otra personas porque fueron ellos quienes pelearon para que exista la secundaria aquí. La música despierta talentos ocultos. Si con pocos recursos hacemos tanto, imaginen lo que se podríamos lograr con más apoyo”, dice el educador.

Gracias a un convenio con el conservatorio y, pronto, con la Escuela Superior de Educación Artística (ESEA), varios egresados pudieron continuar estudios superiores sin rendir examen de ingreso, algo que para las familias -que sólo cuentan con tres colectivos al día y pocos recursos económicos- es un logro enorme.

Paisajes, ritmos y comunidad

El proyecto fue mucho más que música.  Incluyó investigación, pintura y articulación con la comunidad. “Los chicos investigaron qué paisajes representan a los países donde la marimba es parte de su cultura: Colombia, Ecuador, México -sobre todo Chiapas-, Guatemala y Honduras. Luego los pintaron y los trajeron a la escuela en forma de arte”, cuentan los docentes.

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La comunidad también tuvo un rol clave. “Siempre están presentes. Nos ayudan con los recursos, con pinturas, con materiales. Eso fortalece el aprendizaje, porque no es lo mismo practicar con un solo instrumento que tener variedad para ejercitarse”, remarcan.

El impacto se siente en los chicos y en el equipo docente. “Nos enriquece muchísimo. Aprendemos junto con los alumnos, escuchamos sus propuestas. Nosotros les damos el medio, ellos exteriorizan su cultura y la comparten. La música no es competencia, es encuentro”, destacan Leal y Palacios.

Un sentir distinto

“Lo que sentimos en esta escuela es diferente a la mayoría porque hacemos cosas únicas cada año. Por ejemplo, cuando construimos la marimba conocimos diferentes culturas y experimentamos algo muy lindo al lograr tantas cosas distintas”, dice Ana Godoy de 17 años.

Joaquín Román, de la misma edad, agrega: “La música nos permite expresar lo que sentimos. Ahora lo que más me gusta tocar es la marimba, aunque antes había tocado teclado y guitarra”.

Ailén Andrada confiesa que lo que más le impactó fue la cultura de Colombia “por lo colorida”, mientras otro compañero elige Nicaragua “por sus playas”.

Antes del Día del Estudiante: instrumentos musicales reciclados con elementos del aula

Todos coinciden en que quieren que la escuela sea más conocida: “El objetivo principal es que se sepa que acá pasan cosas hermosas”, resumen. Es que cuando el sonido de la marimba resuena en el patio, se mezclan en el aire los colores de los paisajes pintados y las voces de los chicos. Allí se escuchan “Candombe para José”, sambas y hasta canciones de cancha. La Escuela Manuel Cossio se convierte, por unos momentos, en un pequeño escenario latinoamericano en medio de los limoneros y el esfuerzo de un pueblo que apuesta por la educación a pesar de todas las dificultades. Porque allí, en ese rincón rural de Tucumán, la música no es sólo un proyecto escolar, es el puente que une culturas, familias y sueños.

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