¿Quién es Carlos Abeldaño, el delantero juvenil de Atlético Tucumán que debutó frente a River?

El delantero surgido en las infantiles de Amalia y Tucumán Central lleva cinco goles en el torneo y se convirtió en una de las figuras de la Reserva del “Decano”. Su historia está marcada por la lucha de su familia, la fe en Dios y el sueño de llegar a Primera.

Abeldaño debutó frente a River. Abeldaño debutó frente a River. Prensa PUCAT.

En las canchas de Ojo de Agua, entre gritos de aliento y el ruido de los botines contra el césped, se escucha un nombre que empieza a resonar con fuerza: Carlos Gabriel Abeldaño. Con apenas 20 años, ya suma cinco goles en la Reserva de Atlético y se ganó un lugar como una de las piezas más importantes del equipo puntero de la zona B del torneo Clausura. Pero su recorrido hasta este presente está hecho de lucha, sacrificio y fe. Y su último capítulo se vivió ayer en el partido frente a River: cuando ingresó para sumar sus primeros minutos en la Primera del "Decano".

La historia de Abeldaño no comenzó en una pensión de lujo ni en una academia prestigiosa. Nació y creció en el barrio 11 de Marzo, un rincón humilde de San Miguel de Tucumán donde la pelota es mucho más que un juego: es una esperanza. Sus primeros toques los dio en Amalia, alentado por un amigo que lo convenció de probar suerte. Más tarde vistió los colores de Tucumán Central, donde pasó dos años formándose.

“Un día me llevaron a una prueba en Buenos Aires con Vélez. Tenía 12 años y era muy chico. La vida en la pensión me resultó muy extraña: vivíamos encerrados con otros chicos, lejos de la familia. Extrañaba demasiado. Sentía la necesidad de volver a Tucumán porque quería estar con los míos”, recuerda.

Una familia de lucha y sacrificio

Detrás de cada paso estuvo su familia. Su papá, vendedor ambulante, y su mamá, ama de casa, hicieron malabares para que nada le faltara. En la casa también funciona un pequeño negocio, atendido por ella, que ayudaba a redondear el ingreso familiar. “No teníamos ningún lujo, pero ellos siempre tiraron para adelante. Admiro mucho a mi papá porque nunca me faltó nada. Él salía solo, con la presión de mantenernos, y nunca se dio por vencido”, relata Carlos.

La vida de su padre se mide por temporadas: juguetes para el Día del Niño, crocs para el verano, mercadería distinta según la época. Siempre rebuscándoselas para llevar algo a la mesa. “Ese ejemplo es el que más me marcó. Su esfuerzo me enseñó a no rendirme jamás.”

SIGUE DE RACHA. Abeldaño viene siendo la principal amenaza del ataque de Hugo Colace. SIGUE DE RACHA. Abeldaño viene siendo la principal amenaza del ataque de Hugo Colace. Gentileza Carlos Abeldaño.

La fe como guía

La pelota lo llevó por distintos caminos, pero la fe también. “Mi papá me metió en una iglesia del barrio. En mi casa todos creen, pero él me llevó para que encuentre un camino más definido. Yo siento que Dios me está abriendo los caminos. El esfuerzo lo hago yo, pero las oportunidades son voluntad de Él”, explica, con serenidad.

La experiencia en Argentinos Juniors

Tras su paso por Vélez, volvió a Tucumán. Cuatro meses después, viajó a Buenos Aires para una prueba en Argentinos Juniors. Allí permaneció cinco años, ya con más madurez. “Era un grupo distinto: más humilde, más unido. No había desconfianza ni burlas, y me adapté muchísimo. Fue otra experiencia”, dice.

Sin embargo, la competencia interna fue dura. “Cada vez me costaba más pelear un puesto. Había chicos mejores físicamente, técnicamente, y sentía que estaba lejos del ‘11’. Primero dejé de entrar al banco, después me dijeron que ya no tenía lugar en el club.”

El desembarco en Atlético

El fútbol tiene puertas que se cierran y otras que se abren. Su representante arregló una prueba en Atlético y allí encontró un nuevo hogar. Hoy, ya con contrato profesional, disfruta del presente en Reserva sin perder de vista lo que viene. 

“Intento vivir tranquilo, no enfocarme en ser el goleador, sino en que nos vaya bien como grupo. Agradezco a Dios por la bendición del contrato, pero sé que debo mantener perfil bajo y seguir trabajando.”

La paternidad temprana

La vida lo sorprendió a los 17 años con un desafío mayor: el nacimiento de su hija Julieta. “Fue una alegría enorme, algo que no podía creer. Desde entonces, todo lo hago pensando en ella. Quiero darle lo mejor, que nunca le falte nada”, cuenta emocionado.

La familia volvió a ser clave. “Siempre me ayudaron, mis papás, mis hermanas. Siendo tan chico, ellos se pusieron al hombro muchas cosas. Gracias a ellos nunca le faltó nada a mi hija. Todo lo que hicieron por ella lo voy a agradecer siempre.”

El presente y el sueño

El presente lo encuentra como goleador de un equipo puntero, pero no se deja marear. “Somos un grupo humilde, muy unido, con sacrificio y ganas de ganar. Desde el arquero hasta el delantero, todos tiramos para el mismo lado. Eso nos hace fuertes". Ayer, el delantero vivió su primer gran momento con la camiseta del "Decano": sobre el final del partido, ingresó para reemplazar a Leandro Díaz y sumar sus primeros minutos en Primera.

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