Entre las opciones anticonceptivas que una mujer (o persona con capacidad de gestar) tiene para elegir, se encuentran los métodos inyectables: altamente eficaces -más de un 99%- si se usan correctamente. Los hay de dos tipos: mensuales y trimestrales.
Dos presentaciones que se diferencian principalmente en su composición hormonal y en la frecuencia con que deben aplicarse. Las inyecciones mensuales contienen estrógeno y progestina y, como su nombre lo indica, se colocan una vez al mes, siempre el mismo día: por ejemplo, 5 de octubre, 5 de noviembre, 5 de diciembre, etcétera. En cambio, las trimestrales contienen sólo progestina y deben aplicarse cada tres meses: 5 de octubre, 5 de enero, 5 de abril y así. La acción es la misma: inhibir la ovulación y espesar el moco cervical bloqueando el paso de los espermatozoides.
¿Cuál es su principal ventaja? No tener que prestar atención al tema todos los días, lo cual a muchas personas les resulta difícil (como ocurre con las pastillas, que también son métodos hormonales). Un buen recordatorio estratégicamente pensado -una vez al mes, o cada tres meses, según sea el caso- es suficiente para saber cuándo es momento de una nueva colocación.
La inyección es intramuscular y puede ser aplicada en el brazo o en el glúteo, por cualquier persona capacitada para realizar esta práctica (en una farmacia, centro de salud, hospital u otros espacios similares). Lo recomendable es iniciar el método el primer día de la menstruación y, para estar más segura, usar preservativo durante la primera semana.
Muy importante es que, previo a la elección de este o cualquier otro método, la persona reciba asesoramiento por parte de un profesional que pueda brindarle toda la información y aclarar dudas: cómo es el funcionamiento, qué hacer en caso de un olvido, cuáles son los posibles efectos adversos, necesidad de controles periódicos y demás. Uno de los aspectos a destacar es que las inyecciones anticonceptivas no protegen contra el VIH y otras infecciones de transmisión sexual.
En nuestro país este método es gratuito en hospitales y centros de salud y también a través de obras sociales y prepagas.






















