La teoría de la estupidez
En tiempos del nazismo Bonhoeffer escribía cartas desde la prisión advirtiendo cómo la estupidez era más grave que la malicia porque destruía instituciones y era muy difícil combatirla. Las debilidades de la Justicia y la repetición de desintereses en nuestra sociedad avalan la teoría de aquel estudioso.
En esta semana que nunca más volverá se instalaron odios típicos del nazismo en la vida cotidiana. Estas aberraciones sacaron de la biblioteca a aquel pastor luterano que fue ejecutado en la horca cuando tenía 39 años, el 9 de abril de 1945, tras un intento de sedición. Su experiencia lo llevó a elaborar una curiosa teoría de la estupidez que bien le cabe a la grieta argentina.
Dietrich Bonhoeffer consideraba que la estupidez era más peligrosa que la maldad. Y lo explicaba diciendo que era un estado psicológico y social que impide la reflexión y la autonomía de pensamiento. Había observado que por la estupidez las personas se vuelven vulnerables a ideologías y a la manipulación.
El filósofo aclaraba que a diferencia del mal que puede ser confrontado, la estupidez es más difícil de combatir porque las razones caen en oídos sordos y la persona se siente satisfecha y termina defendiendo sus prejuicios.
Esta semana que nunca más volverá dejó abiertas certezas que lamentablemente muchas veces se repetirán. La telenovela de José Luis Espert fue un éxito de taquilla. Acaparó la atención de toda la Argentina, de Ushuaia hasta La Quiaca. El protagonista no tuvo más remedio que renunciar a la candidatura tal cual se lo sugirió en LA GACETA. (https://www.lagaceta.com.ar/nota/1106221/opinion/todas-partes-se-cuecen-habas.html). Como en las películas triunfó la verdad. Espert terminó enmarañado en sus mentiras. A medida que se fue apagando la figura del protagonista fue naciendo otro: Fred Machado.
La estupidez -opinaba Bonhoeffer- impide el pensamiento crítico y por lo tanto crea una sociedad que no puede reaccionar moralmente ante los males que la rodean. Entonces las ideologías y las mentiras se propagan más fácilmente.
Gritos alberdianos
En estas tierras subtropicales tampoco volverá a ocurrir jamás un debate de tres candidatos a intendente de Alberdi. En los estudios de LGplay, Carolina Rodríguez (Movimiento de Afirmación Popular), Luis María Díaz Augier (Cambia Alberdi) y Julio Agudo (Pueblo Unido) intercambiaron ideas, miradas, críticas y preocupaciones. Lo que quedó en el recuerdo es precisamente, la estupidez con la que convivieron años los ciudadanos de Alberdi.
Rodríguez con la fuerza arrolladora de madre, Díaz Augier con la energía del político que sueña y Agudo con la serenidad del profesor que confía “gritaron” cosas parecidas. Falta de médicos, abandono, ciudades vecinas en mejor situación, servicios deteriorados (cloacas, calles y recolección de residuos), jóvenes que no se sienten parte… Dijeron más cosas y fueron más contundentes que estas palabras sueltas sin la potencia de la emoción y sin los nervios propios de los acontecimientos televisivos.
Por un rato, Alberdi demostró que el pensamiento puede más que la resignación.
Los tres postulantes a sentarse en la silla más importante de Alberdi no tienen dudas cuando hablan de cómo la droga corroe la vida de los vecinos. El verbo utilizado no es inocente. La Real Academia advierte que se trata de una acción que se desarrolla lentamente. Para que Alberdi esté donde está hizo falta tiempo y complicidades o desinterés y miedo también. Estupidez, diría Bonhoeffer si viviera en estos tiempos.
Una fuerza invencible
En las cartas que el filósofo escribía desde la prisión alertaba que contra la malicia se podía protestar y reaccionar; en cambio, contra la estupidez estábamos indefensos. Ni las protestas, ni el uso de la fuerza ni las denuncias pueden contra esa debilidad. Bonhoeffer estaba convencido que una persona estúpida no tenía un defecto intelectual sino moral y ético.
A veces por miedo, otras por vagancia y muchas más por falta de educación la estupidez encuentra cómo seguir adelante sin pensar. Alberdi ha sido todo este tiempo un claro ejemplo que había encontrado complacencia en la Justicia y en la política, dos poderosos que deberían administrar la vacuna contra la estupidez en lugar de contagiarse.
La grieta, unida, jamás…
El 4 de abril de 2023, a las 13, 34 minutos y 55 segundos el procurador fiscal de la Nación, Eduardo Ezequiel Casal, firmó el pedido de extradición para Federico Andrés Machado. No fue ahora. Ni en los últimos meses. Había otro gobierno que no le importó el requerimiento de los Estados Unidos y una Justicia que tampoco vio el apuro de hacer lugar a esta solicitud y dictamen. Otra vez, la estupidez metida en los intersticios de la República. Entre los cargos que tenía este acomodado reo que disfrutaba de su mansión patagónica figura la asociación delictuosa para la posesión con la intención de distribuir 5 kilos de cocaína. En el segundo cargo que le imputa Casal está la intención, conocimiento y causa razonable para creer que la cocaína sería llevada ilegalmente a los Estados Unidos. El tercer cargo es la fabricación y distribución de esos 5 kilos o más de cocaína. Para citar un cargo más se señala el lavado de dinero. Bonhoeffer promovía el fortalecimiento de las instituciones democráticas y la educación para superar la estupidez.
La cronoterapia
No hace mucho tiempo en una publicación de LA GACETA del 11 de junio también de 2023 el abogado Eduardo Rothe recuperó una definición del ex ministro de la Corte Suprema de Justicia Carlos Fayt que se sintetizó en la palabra “cronoterapia”. Ese vocablo es utilizado para explicar la velocidad que un tribunal imprime a su actuación, acelerando o demorando el tratamiento y la decisión de los expedientes según sea lo más conveniente en la evaluación de su relación con el poder político. Estas durísimas palabras del fallecido ex miembro de la Corte describen con más altura la estupidez de los poderes, tema del que sabemos mucho los tucumanos. Así como la de la extradición del narco Fred, una causa puede vegetar por años sin resolución o tener un tratamiento súper express.
Pero no siempre podemos saber cómo nos va o cómo estamos. El Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip) elaboró un trabajo para evaluar las horas de audiencia de jueces y juezas penales de la Argentina, tal cual lo dice el título del informe. A partir de ese estudio hizo un ranking que encabeza San Juan con 33 horas y 10 minutos por juez. Aún siendo la mejor está lejos de las 72 horas mensuales sugeridas como valor estándar. Le siguen Neuquén, Santa Fe, Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, Santiago del Estero, Río Negro, Chubut, Jujuy, La Pampa, Corrientes y Entre Ríos. ¿Y Tucumán?, se debe haber preguntado ya algún lector. Ni figura. Está entre las tres provincias que se destacan por no informar y por no contestar. A la estupidez tucumana se suman la de Santa Cruz y la de San Luis.
“Tucumán es un caso particular ya que cuenta con un sistema acusatorio de segunda generación y oficinas judiciales implementadas con un alto nivel de profesionalización. Además, su página web tiene un apartado de Datos Abiertos y publican periódicamente informes con cantidad de audiencias realizadas, pero no cantidad de horas”, explica el Inecip que preside Alberto Binder, autor intelectual de reformas procesales penales de Tucumán. Fayt y Bonhoeffer deberían sentarse a charlar un rato donde quiera que estén. Porque pedirle a las instituciones intermedias como los colegios que agrupan abogados o magistrados y otras que merodean por tribunales sería una pérdida de tiempo. Los intereses parecen ser otros. Cuando la lentitud es selectiva, la Justicia deja de ser ciega y se vuelve cómplice.
Premios con mensaje
Esta semana que ya no está también fue la de los Nobel. Los premios aún cuando sean discutibles, siembran ilusiones, saltan sobre trampolines de esperanza. Es curioso el mensaje implícito de este año. Aquellos premios que tuvieron logros claros y específicos en beneficio del progreso de la humanidad fueron aportes hechos por más de una persona, por un equipo. Está claro que en los casos del Nobel de la Paz o de Literatura se valoró la trayectoria de Corina Machado y de László Krasznahorkai pero los que ayudaron al crecimiento se repartieron las medallas. Tal vez sea un mensaje para los líderes de hoy que viven preocupados en el qué dirán más que en el qué hacer. Donald Trump ha tenido un gran acierto y un verdadero éxito diplomático en la guerra que se despliega en Gaza. Pero su reflexión lo arruinó todo: “decían que nunca se lograría”. La desesperación por el qué dirán y por los likes reduce a los líderes a personas nimias. Tal vez ese también sea otro mensaje para que se consoliden acuerdos y políticas conjuntas como también lo sugiere Natalio Botana cuando recuerda que cuando se consolidan pactos los países progresan. La democracia argentina es un ejemplo, la economía peruana es otro, tal cual lo despliega en esta misma edición el columnista Gustavo Wallberg.
La hora del voto
Nada de esto es posible en tiempos electorales. La vida de los tucumanos está sumida en una discusión profunda. La boleta única debuta como un antibiótico a las mañas del peronismo. Las encuestas que asoman parecen no hacerle mella al oficialismo que aún sumergido en la mentira que implica las candidaturas testimoniales se siente seguro de un triunfo holgado. Dos disputas se cuecen bajo esa certeza que pocos discuten en la arena política. Una es la de La Libertad Avanza con el Radicalismo. En ese tablero el mileísmo hace fuerzas para conquistar una banca al menos. Roberto Sánchez la quiere para sí. Ambos tienen mucho que perder, pero el corredor, más aún. Sin embargo, en los discursos ni Sánchez ataca a Federico Pelli ni al revés. Este último sólo tiene en la mira a Osvaldo Jaldo y contra él tira todos sus dardos. Lo curioso, es que Jaldo le contesta también con munición gruesa y por lo tanto lo jerarquiza como rival. Con este juego entre ambos se diluye el poder de fuego de Sánchez que comenzó la campaña atacando la testimonialidad sin grandes resultados. Los próximos 15 días serán decisivos.
La otra discusión es la realidad de Fuerza Republicana. Hasta aquí la cuarta fuerza de las contiendas electorales. El único partido que logró arrebatarle el poder al peronismo ha quedado reducido a bancas legislativas que terminan dejando solo a Ricardo Bussi. Se van en busca de otros espacios. La contracara es el joven partido Creo que tras la figura de la diputada nacional Paula Omodeo intenta consolidar esa fuerza con coincidencias hacia políticas del gobierno nacional pero sin subirse al escenario del rock star.
Demasiados años
Los comicios que pronto se desplegarán no aseguran que la estupidez vaya a quedar de lado. Son muchos años de no respetar la crítica y de debilitar las instituciones para el beneficio de intereses del momento. Bonhoeffer murió ahorcado por pensar y expresar su crítica a un sistema entrópico que no quería construir. Ël no escribía sobre los alemanes, sino sobre los seres humanos: sobre cómo el miedo, o la comodidad pueden volvernos moralmente ciegos.





















