Recuerdos fotográficos: La “vuelta del perro” por la plaza Independencia

En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.

Recuerdos fotográficos: La “vuelta del perro” por la plaza Independencia
Por Jorge Olmos Sgrosso y Roberto Delgado 20 Octubre 2025

Pasear por la plaza Independencia fue una tradición de fin de semana que duró unos cien años, según cuenta Carlos Páez de la Torre (h) en “El paseo que perduró un siglo” (01/11/2015). Era una costumbre practicada con fervor, que los porteños llamaban, despectivamente, “la vuelta del perro”, que comenzó en 1860, cuando la gente se juntaba para escuchar la retreta de la Banda de Música y caminaba para ver quién estaba por ahí.

Una carta publicada en 1915 en LA GACETA sentenciaba que “mil veces preferible sería que tomaran sus coches o autos y dieran un recorrido por las lindas calles de la ciudad, y no estar allí, en la plaza, dando vueltas y vueltas, viendo siempre las mismas caras. Eso es para un simple pueblito de campo o playa veraniega, pero no para todo un Tucumán”.

Los abuelos iban a meditar sobre el cambio de costumbres; los matrimonios miraban pasar a sus hijos y calibraban a los futuros novios o novias, “y la dorada juventud presumía a toda máquina”. Allí la gente se enteraba de lo que pasaba. Paul Groussac, en “El fruto vedado” testimonia que “a la hora fugitiva del crepúsculo tropical” con “las calles y bancos llenos de gente” caminaban “en grupo alegre las muchachas vestidas con colores vistosos”.

“Cientos de noviazgos y de posteriores casamientos iniciaron su trámite durante las caminatas por la plaza Independencia”, añade Páez de la Torre. “Al empezar 1962, cuentan los memoriosos, cierto día la gente joven dejó de ir a la plaza”, según estima, porque empezaron a ir a los bares. Como sea, nunca dejó de ser el ágora por donde pasan las celebraciones, los reclamos y el eje de la vida tucumana.

La foto es de 1941 y muestra el sector este de la plaza, por la calle Laprida.

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