Dani Alves sorprendió con su nueva vida tras salir de prisión: “Hice un pacto con Dios”
El brasileño se alejó del fútbol y hoy dedica su tiempo a predicar en una iglesia de Girona. En redes se muestra como “discípulo de Cristo Jesús” y asegura que la fe le permitió reconstruir su vida tras el encierro.
NUEVO CAMINO. Dani Alves participa en reuniones de la Iglesia Elim de Girona y comparte mensajes religiosos en sus redes sociales.
A los 42 años, Dani Alves atraviesa una etapa completamente distinta a la que lo consagró como uno de los jugadores más exitosos de la historia. Lejos de las luces del Camp Nou y del ruido de los estadios, su nombre volvió a aparecer en los medios, pero esta vez vinculado a la espiritualidad.
Después de haber pasado varios meses en prisión en España, acusado de agresión sexual en un boliche de Barcelona, el exlateral de la selección brasileña asegura haber encontrado un nuevo sentido a su vida. En su cuenta de Instagram ya no hay rastros del fútbol: en su biografía solo se lee una frase, en mayúsculas, que define su nueva identidad pública: “Discípulo de Cristo Jesús”.
En distintos videos compartidos por la comunidad evangélica Iglesia Elim de Girona, se lo puede ver participando de reuniones, orando y compartiendo su testimonio frente a los fieles. Allí relató el momento más difícil de su vida y el vínculo que, según él, cambió su destino.
“Hay que tener fe, hermanos míos, yo soy la prueba de eso. Lo que Dios promete, lo cumple. Dentro de la cárcel hice un pacto con Él: ‘Señor, te voy a servir, pero cuida de mi casa y de las personas que no me abandonaron’”, expresó ante los asistentes.
Durante su exposición, también recordó cómo se acercó a la religión: “En medio de las turbulencias, en medio de la tempestad, siempre hay un mensajero de Dios. Y ese mensajero, en el peor momento de mi vida, me recogió, me llevó para la Iglesia, para el camino. Hoy estoy en el camino gracias a ellos”.
Alves fue condenado en febrero de 2024 a cuatro años y seis meses de prisión, pero recuperó la libertad en marzo tras pagar una fianza de un millón de euros. Luego de meses de incertidumbre judicial, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anuló la condena por “insuficiencias probatorias”, dando por cerrada la causa.
Desde entonces, el exjugador de Barcelona y San Pablo se volcó de lleno a la religión evangelista. Dedica su tiempo al estudio de las escrituras, a charlas en templos y a compartir reflexiones en redes sociales. “El amor verdadero es amar cuando uno no lo merece, porque eso fue lo que Cristo hizo por mí”, escribió en una de sus publicaciones.
Su cambio también impactó en su vida personal. Tras una separación temporal durante el proceso judicial, Alves se reconcilió con su esposa, la modelo Joana Sanz. En agosto, ambos anunciaron que esperan a su primera hija, fruto de un tratamiento de fertilización asistida.
Hoy, lejos del fútbol y de los escándalos que marcaron su pasado reciente, Dani Alves intenta reconstruir su historia desde otro lugar: el de la fe, la redención y el mensaje espiritual.






















