El cometa 3I/ATLAS está cada vez más cerca de la Tierra Perfil
Desde que fue detectado en el sistema solar en julio, el cometa 3I/ATLAS acaparó la atención científica. Pese a que la NASA afirma que este objeto interestelar no supone ninguna amenaza para la Tierra (incluso con su paso relativamente cercano en diciembre), los astrónomos permanecen en alerta máxima. Las razones de este interés sostenido radican en las particularidades del cometa: un origen aún desconocido, una composición química inédita y un comportamiento que se sale de lo común para un objeto de su tipo.
Aunque se mantendrá a una distancia segura de la Tierra, a unos 267 millones de kilómetros, su paso permitirá a los científicos asomarse a un fragmento de materia que viaja desde más allá del Sol. Su trayectoria hiperbólica indica que no regresará, después de enero de 2026, se perderá en el vacío cósmico. Esa fugacidad convirtió su estudio en una carrera contrarreloj para los principales observatorios del planeta.
Cometa 3I/ATLAS: qué podría ocurrir cuando el objeto interestelar se acerque a la Tierra
La Nasa reiteró que no existe ninguna señal anómala asociada a este objeto y que su comportamiento encaja plenamente con el de un cometa natural. Sin embargo, la curiosidad persiste. Cada medición, cada imagen, podría ofrecer nuevas respuestas sobre los procesos que moldean el universo más allá del alcance humano.
Su paso servirá para afinar la tecnología de observación y fortalecer la cooperación internacional en materia de monitoreo espacial. Los expertos señalaron que no será visible desde aquí y solo los telescopios orbitales tendrán la capacidad para tomarle fotos.
¿Que más se sabe sobre este sorprendente cometa?
El cometa 3I/ATLAS no comparte el origen de los cometas tradicionales formados en el disco protoplanetario que originó la Tierra, sino que se forjó en un distante rincón de la galaxia. Su composición, que es más antigua que el propio Sol, lo establece como una auténtica cápsula del tiempo cósmica.
Las exhaustivas observaciones realizadas por el telescopio Hubble y la Agencia Espacial Europea (ESA) han revelado en su estructura vapor de níquel, agua y compuestos totalmente nuevos para la ciencia. Entre estos se destaca una inusual aleación metálica que no se presenta de forma natural en nuestro planeta.
Su procedencia foránea se refuerza con la asombrosa velocidad a la que viaja, de casi 60 kilómetros por segundo (lo que le permitiría cubrir la distancia entre Bogotá y Medellín en menos de diez segundos). Además, con un núcleo de hasta 20 kilómetros de diámetro, es el mayor objeto interestelar detectado hasta la fecha.





















