CONSTRUCCIÓN ARTÍSTICA EFÍMERA. La Torre de Pisa de Marta Minujín en la terraza del Centro Cultural Recoleta estaba recubierta de fideos.
Un arte efímero y comestible. Sobre esas dos ideas, complementarias en su universo conceptual artístico, trabaja Marta Minujín, la artista estrella de la Noche de los Museos que se realizó el sábado en la Capital Federal.
El evento cumplió 21 años y convocó a más de 1.2 millón de personas que recorrieron 300 espacios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la mayor cantidad de su historia. Pero, indiscutiblemente, uno de los centros de atención fue su trabajo.
La gran protagonista montó una Torre de Pisa acostada en la terraza del Centro Cultural Recoleta. Sus 20 metros de extensión estaban sostenidos por aros y estructuras de metal, forrados por más de 20.000 paquetes de spaghettis (alrededor de 10 toneladas) que fueron repartidos entre los que asistieron a la exposición. Ya sin su cobertura, el armazón de la estructura y la etiqueta de los paquetes podrá ser visitada hasta este domingo, con entrada gratis.
El público pudo recorrer por dentro la escultura, iluminada desde el exterior; por dentro se proyectaba un video animado sobre un simbólico viaje desde Pisa hasta Buenos Aires de la famosa Torre inclinada, junto con una composición musical diseñada especialmente en un formato de performance, una de las especialidades de la creadora. La curaduría es de Álvaro Rufiner, y se inscribe dentro de la serie “la caída de los mitos universales”, que comenzó a desarrollar hace cinco décadas, dentro de una propuesta inmersiva desticada “a desestabilizar lo que se considera monumental o intocable”.
La ministra de Cultura porteña, Gabriela Ricardes, remarcó la importancia de que “una artista de la talla de Minujín inaugure esta edición de la Noche de los Museos, lo que refuerza el prestigio y la proyección internacional de una propuesta que ya forma parte de nuestro ADN y que cada año vuelve a reunirnos alrededor del arte, la historia y la identidad compartida”.
Junto a la realizadora estaba un grupo de jóvenes vestidas de mamelucos rojos, con anteojos espejados y pelucas doradas, que la emulaban al clásico grito de “Arte, arte, arte”.
“Planeta Marta”
A sus 82 años, Minujín sigue marcando el rumbo de parte del arte pop contemporáneo desde su concepción de obras involucradas directamente con la cultura culinaria de cada lugar y que se consuman en sí misma.
Una de sus ideas pendientes, según reconoció ayer con Marcelo Bonelli en Radio Mitre, es construir una réplica de la Estatua de la Libertad de Nueva York, pero fragmentada en representación de las persecuciones que sufren los inmigrantes en la gestión de Donald Trump, y con la hamburguesa como signo de identidad alimenticia. El boceto de ese proyecto está en el museo Guggenheim de Estados Unidos; otras piezas suyas están en las colecciones oficiales de los principales establecimientos de todo el mundo.
“Comerse un mito” fue la propuesta de Marta Minujín que repartió los miles de paquetes de spaghetti que revistieron su versión porteña de la Torre de Pisa.
Pese a esa obvia referencia política (no es la primera: en 1983, por ejemplo, la artista construyó el Partenón de los Libros Prohibidos), Minujín aclaró que ella vive en el “planeta Marta, podría estar en la guerra entre Gaza e Israel y seguir en mi propio mundo”.
La artista reconoció que la donación de los spaghettis fue realizada a partir de sus conversaciones con la empresa argentina de pastas de primera línea, que colaboró en la realización. Cada paqueta regalado llevó un sticker con la cara de Minujín, con un código de barras de la marca.
Su idea estuvo archivada desde el 16 de marzo de 1983, cuando la propuso por primera vez al Gobierno porteño. En ese sentido, el montaje permite cerrar un círculo abierto, que además no se realizará en otro lugar, según adelantó la propia artista que la próxima semana comenzará una gira europea y que en 2026 tiene pensado construir “una pelota gigante de dulce de leche de unos 15 metros de diámetro”.
“Ten cuidado con tus deseos porque se cumplen. Es un homenaje a todos los italianos que viven a la Argentina, incluyendo a mi familia. Los argentinos siempre apoyan la cultura, que es un placer y es gratis, con cosas que quedan en la memoria. Esta obra permite comerse un mito”, advirtió en la inauguración.



















